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Festejó el baby shower sin saber que su bebé estaba muerto

Carla Septier supo que su bebé había muerto cuando faltaba menos de un mes para su nacimiento. Después supo que tenía trombofilia. La ley para evitar que el diagnóstico llegue luego de varias pérdidas de embarazos fue vetada el año pasado, pero la semana que viene volverá al Senado reformulada.
martes, 25 de abril de 2017 · 09:42
Era un domingo de junio y faltaba menos de un mes para que naciera Bruno, su primer hijo. Carla se despertó y lo sintió patear en la panza, como siempre, pero cerca del mediodía dejó de sentir sus movimientos. El control de los latidos, al día siguiente, mostró que todo estaba bien. Carla, entonces, siguió adelante: fue al curso de preparto, le enseñaron cómo pujar para tener un parto natural, y recibió la cuna que sus amigas le regalaron durante el baby shower. Pero dos semanas después de aquel domingo raro, Carla fue a hacerse un nuevo control. Los latidos ya no se oían: hacía tiempo que Bruno estaba muerto en su panza.

Carla tenía trombofilia pero todavía nadie lo sabía. "Yo iba por la semana 34 de gestación. A esa altura, el bebé pesaba más de dos kilos así que se tenía que mover todo el tiempo. Ese domingo, cuando dejé de sentirlo, no me quise alarmar. Me acosté y a la mañana siguiente llamé al obstetra. Cuando estaba yendo sentí tres movimientos leves de los piecitos, como que pateaba pero sin fuerza", cuenta Carla Septier (35) a Infobae desde su casa, en Tigre. En ese control le dijeron que su hijo estaba bien. Como se estaba mudando y como era madre primeriza, creyeron que lo que tenía era estrés.

"Me convencí de que todo estaba bien y seguí adelante. A partir de ese momento volví a sentir que la panza se movía pero era raro: ahora se movía en bloque y se deformaba. Durante esas dos semanas, hice el curso de preparto y mientras nos enseñaban a pujar nos decían: 'prueben, van a sentir que la panza se pone tensa'. Pero yo no sentía eso. Durante esos días también fue mi baby shower y el primer Día del padre, así que en casa habíamos festejado todos". Faltaba tan poco que ya estaba todo listo para recibir a Bruno: la ropa lavada a mano y planchada, los pañales de recién nacido, el bolso, la cuna al lado de la cama matrimonial.

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