PAÍS

Histórico juicio por violencia obstétrica

Agustina Petrella (43) inició un juicio sin precedentes: demandó por "violencia obstétrica" a la neonatóloga, al obstetra, a la obra social y a la clínica en la que nació su hija. Se trata de una forma de violencia de género reconocida en la ley.
miércoles, 28 de junio de 2017 · 08:20
Agustina Petrella tenía 38 años cuando quedó embarazada de su primer hijo. La experiencia del nacimiento no fue lo que había imaginado. Por eso, mientras estaba embarazada de Milagros, su segunda hija, una partera le comentó que podía presentar en la clínica un "plan de parto". Eso hizo: pidió por escrito que en el parto no hubiera gente de más, que las luces estuvieran bajas y que, salvo que la beba tuviera alguna complicación, la apoyaran en su pecho rápidamente, sin bañarla y sin pincharla, para respetar lo que se conoce como "la hora sagrada". Pero, otra vez, nada de lo que quiso sucedió.

"Quedé embarazada sorpresivamente a los 38 años y para mí fue un desconcierto total. Todo lo que decían de la maternidad me parecía una pavada. No me sentía especial ni tampoco me bancaba toda esa cosa de las mamis", arranca ella, que es actriz y comediante. Alguien le recomendó que hiciera un curso de pre-parto llamado "Mater Pater", donde le enseñaron qué es un parto seguro y respetuoso de la fisiología y cuáles son las necesidades físicas y emocionales del bebé y de la mamá. Fue ahí que empezó a pensar cómo quería que fueran los primeros momentos de Pedro fuera de su vientre.

"Leí sobre 'la hora sagrada', que es esa primera hora en la que el bebé es como una arcilla: todo lo que vive queda impregnado en su psiquis. Por eso decidí que no quería que se lo llevaran ni que lo pincharan sino que me lo pusieran en el pecho así como salía para poder hablarle, acariciarla y darle la teta". Los informes de Unicef y del ministerio de Salud avalan lo que dice: los primeros 60 a 90 minutos posteriores al nacimiento son "de oro" y ese contacto piel con piel no sólo ayuda a los bebés a tolerar mejor la angustia de la separación y a sentirse más seguros sino que les ayuda a estabilizar la respiración y la presión, reduce las hormonas del estrés, evita la hipotermia y ayuda a "prenderse" de la teta.

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