OPINION

El silencio no calla, ni siquiera en Iglesia

El funcionario de la gestión del intendente bloquista Marcelo Marinero tuvo la oportunidad de hacer su descargo en Canal 13, pero rechazó el ofrecimiento. Está en su derecho. Pero debe entender que, más allá del capítulo judicial pendiente, le queda el capítulo político. El que gana, siempre, es el que pone la cara. Porque el silencio no calla, ni siquiera en Iglesia.
miércoles, 22 de noviembre de 2017 · 12:00

Por Daniel Tejada

"Claro que es noticia que un funcionario, en un ámbito público, protagonice un escándalo ante la vista de muchas personas. Pero, más allá de ser noticia o no, tiene relevancia institucional. Peor aún si el hombre en cuestión termina demorado en la comisaría. Creo que más o menos vamos a estar de acuerdo en ambas afirmaciones.

Más allá de los puntos todavía poco claros, es lo que pasó el domingo pasado en la madrugada, en el boliche iglesiano Punto Límite, cuando el actual secretario de Hacienda del municipio, Sergio Pastor Cortez, quedó envuelto en una pelea con otro sujeto, ante la vista de todo el mundo y con la intervención de efectivos de la Comisaría 22.

El funcionario de la gestión del intendente bloquista Marcelo Marinero tuvo la oportunidad este martes de hacer su descargo porque conseguimos su número y establecimos la comunicación. Pero Cortez se disculpó de hablar, optó por el silencio. Está en su derecho de hacerlo.

Un par de minutos después supimos que su equipo de abogados está diseñando su defensa y que ese silencio obedece a una estrategia. Es respetable también. Es una decisión. El tiempo dirá si es la más inteligente y acertada o no lo es.

"Pero no estamos aquí para juzgar estrategias judiciales, sino para reparar en que el silencio de un funcionario no significa apagar un tema, mucho menos cuando involucra un interés público. Por eso, tras la negativa del secretario de Hacienda de Iglesia de hacer su descargo, igualmente expusimos la continuidad del asunto en nuestra página web, www.canal13sanjuan.com. Porque no cabe callar.

Cortez quedó metido en un escándalo. Yo no sé si él lo eligió, si como me dijeron en una conversación reservada, es "medio leche hervida" y lo superó la discusión bolichera. O si lo emboscaron para sacarlo de sus cabales. O si quien transmitió la información infló el episodio. Difícil pensar que se exageró la historia si el hombre terminó demorado en la Comisaría 22 y luego trasladado a la Comisaría 21 de Jáchal. 

Pero de nuevo, entramos en el terreno de las suposiciones. En definitiva, tendrá que hacerse la investigación de rigor, que seguramente no traerá ninguna consecuencia grave, más allá de alguna reprimenda judicial atento a que no hubo lesiones. A lo mejor alguna amenaza. Nada que con el tiempo no quede en el olvido.

Cortez tuvo igualmente la posibilidad de defenderse políticamente. Porque su situación ante la opinión pública correrá por un carril paralelo. Acaso podría olvidar que muchos sanjuaninos aprendieron su nombre a partir del indeseable episodio violento. No debería explicarle nadie a un dirigente político la importancia de tener las cosas claras ante la sociedad. Lo tuvieron que hacer líderes del calibre de Bill Clinton, pedir disculpas cuando cometió un error de alcoba y lo quiso tapar con una mentira. Ahí estuvo, con Hillary a su lado, sometidos al escrutinio público.

En Argentina y en San Juan hace tiempo que el sol no se tapa con un dedo. Se intenta, de vez en cuando. Pero nunca resulta. Tarde o temprano alguien se da cuenta. El que gana, siempre, es el que pone la cara. Porque el silencio no calla, ni siquiera en Iglesia".

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