OPINION

Tenemos que parar la mano

El escrache es jugar simplemente con el filo de la navaja. Y está mal: con Macri o con cualquiera. Con el presidente fue peor aún, por la investidura. Alimentar los cantitos y el hostigamiento contra los funcionarios que se fueron de ninguna manera se puede aislar. Lo que se habilita con unos, tarde o temprano llega al resto.

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