La nueva Lara Croft es feminista: "Las cuotas funcionan"

Dice que firmó el papel antes de recibir el Oscar. Sea como sea, la sueca que antes de actriz quiso ser bailarina quiere ser la sucesora empoderada (con perdón) de Angelina Jolie
martes, 13 de marzo de 2018 · 20:28

«Soy feminista». Hay declaraciones que determinan una conversación entera. No tanto por original o intrépida como por oportuna. Además de clara. Hasta coherente incluso. Alicia Vikander (Gotemburgo, Suecia, 1988) es, como dice cada una de las fotos que nos rodean, la última protagonista con la que Hollywood quiere convencernos, y hasta convencerse a sí mismo, de que los tiempos cambian. Después de Star wars, La bella y la bestia y Wonder Woman -las tres películas más taquilleras del año pasado y con una mujer al frente- le toca el turno a ella. Desde este viernes, y para lo que queda, ella es ya Lara Croft, la asaltatumbas (eso es lo que significa Tomb Raider) más famosa que ha dado la cultura pop. De otro modo, a la mujer que ganó el Oscar por La chica danesa y sorprendió con su encarnación cerca de lo sobrenatural de algo más que un simple robot en Ex machina le toca ahora interpretar el difícil papel de heroína en el más amplio y adictivo de los sentidos. De otro modo, es hora de hacer caja. En un mundo dominado por hombres, el del cine y el otro, ella está ahí para cambiar las reglas. Y hasta el boxoffice. Ni más ni menos.

La entrevista tiene lugar en Madrid antes de la intervención de Frances McDormand en la gala de los Oscar y, por supuesto, de la manifestación del 8-M. Pero como si no. Célebre por impulsar un manifiesto en su país de origen que quería hacer visible la discriminación de la mujer e en el audiovisual, Vikander insiste en sus principios, en sí misma y, ya puestos, en todo lo demás. Que no es poco.

 

¿Ha jugado mucho con una consola? Me refiero en su vida, no desde que aceptó el papel.

Empecé a oír hablar de videojuegos cuando tenía nueve años. Pero siempre en diferido. En mi casa no tenía nada parecido a una consola. La primera vez que me llamaron la atención es porque me daban miedo los monstruos, los hombres lobo y todo eso. Y, luego, ya sí, me interesaron en la mitad de la adolescencia. Ahora es hasta cierto punto bastante común que juegen los chicos y las chicas. En mi época era más una cosa sólo de chicos. Yo me recuerdo jugando a Monkey island, Broken sword... Pero nunca he sido una gran jugadora. El problema es que se necesita una cantidad de tiempo increíble.

¿No es contradictorio reivindicar la figura de Lara Croft como un símbolo feminista cuando en realidad lo que ha servido es para excitar a la muchachada?

Quizá eso fue así en los videojuegos estrictamente. Aunque tuvo el mérito de atreverse a plantear una heroína en un mundo dominado por los hombres. En el cine es algo distinto. Cuando Angelina Jolie interpretó a Tomb Raider quizá fue la primera vez que una mujer protagonizaba un blockbuster de acción de estas características. Ahora se habla de Wonder Woman, pero Lara Croft ya estuvo ahí. Por otro lado, tengo claro que es un producto de nuestro tiempo y nuestro tiempo es esencialmente machista. Pero en cualquier caso es importante que abrió el debate e hizo plantearse determinadas cosas de las que ahora estamos hablando.

Sea como sea, quizá es falta de imaginación, pero no me imagino a una mujer jugando a Tomb Raider...

Recientemente visité la empresa donde se hace el videojuego en Silicon Valley y, además de ser todo realmente guay, vi muchísimas mujeres trabajando. Fue emocionante. No me sentí sola.

¿Cuántas mujeres calcula que habría? ¿Eran mayoría?

Vi como 150 o 200 personas y el 40% más o menos eran mujeres. No vi todo, pero sí era representativo y, desde luego, fue una sorpresa.

Buen porcentaje.

Créame. Y es interesante ver también la evolución del personaje a lo largo de los últimos 22 años de historia. Te das cuenta de que también ella se ha adaptado a los cambios sociales.

Me está diciendo que se ha hecho feminista por fin...

Bueno, ahora está más cerca de la esencia del personaje. Es más fuerte, poderosa, decidida... También es atractiva, pero no sólo atractiva como quizá al principio. De alguna manera, también es un personaje que puede inspirar a las jóvenes generaciones. No sólo es sexy. Lo relevante es que poco a poco cada vez es menos sorprendente ver a una mujer como protagonista en una película de acción. Desde cualquier punto de vista.

La pregunta que cabría formularse es si todo es producto de una moda, ahora vende eso, o el cambio es realmente para siempre. A veces da la impresión de que las grandes productoras sólo pretenden un lavado de cara o apuntarse al carro...

Espero que sea para siempre sin duda.

Pero hace un año hablábamos de la diversidad, de la necesidad de películas protagonizadas por negros y ahora parece que eso ya no importa...

No estoy tan segura. Veo Black panther y tengo esperanza. El éxito de esa película es muy relevante. Algo ha cambiado. Pero en una cosa le doy la razón: estamos en el principio, pero soy optimista. Esa vieja creencia de que hay un lugar determinado para la mujer desde que nace, empieza a resquebrajarse. Y sí hace falta hablar de ello y no olvidarse... Está ocurriendo algo. Eso lo tengo claro. Además, lo estoy viendo. En cada vez más proyectos que me llegan veo que la mujer es considerada de manera autónoma y desde muchos más ángulos. La referencia para mí es Kristin Scott Thomas.

¿Se siente o quiere sentirse pionera? ¿El hecho de que sea sueca cree que ha sido determinante para este papel?

La verdad es que cuando llegué a Hollywood no podía imaginar que una película como Juegos del hambre iba a tener el éxito que tuvo. Esa saga sí que fue una pequeña revolución. Eso sí que es un cambio de actitud y hasta de concepto. Y luego hemos visto Atomic blonde, Mad Max, Wonder Woman por supuesto... Veo que cada vez hay más mujeres guionistas. Estamos en que el 90% de los protagonistas son hombres. Eso es así, pero ahora una historia se tiene que plantear preguntas como ¿por qué un hombre? ¿por qué blanco? Ahora más opciones. En siete años, que son los que llevo, he visto muchas diferencias.

¿Es casualidad que Gal Gadot [protagonista de Wonder Woman] y usted hayan nacido fuera de Estados Unidos? Ella en Israel y usted en Gotemburgo...

Tenemos el mismo entrenador y cuando nos hemos visto nos hemos hecho la misma pregunta: ¿Se puede saber cómo hemos acabado aquí? [rompe a reír]. Bueno, eso también es positivo: el mundo es cada vez más abierto y pequeño. Más global. Crecí pensando que conseguir un Oscar era poco menos que un cuento de hadas. Para mí estar en un festival de teatro era ya un sueño. Imagine todo esto... Resulta algo surrealista incluso.

¿Cree que es necesaria una perspectiva europea para cambiar algo?

Bueno, ese es el secreto del arte. Cada cultura aporta una perspectiva. No creo que la europea sea mejor ni peor, pero sí aporta otro punto de vista y eso puede hacer que las cosas cambien. Cada lengua, por volver al principio, lleva consigo una manera de entender el mundo. Lo peor es repetirse y la manera de no hacerlo es ver cómo hacen las cosas lo demás.

¿Cuánto condiciona su trabajo el actuar en una lengua distinta a su lengua materna?

Creo que ahora puedo decir que hasta me facilita las cosas. Si esta misma pregunta me la hubiera hecho hace siete años... Tengo la impresión de que los pensamientos son mucho más rápidos que el lenguaje y, por un momento, sientes que vas por detrás. Actuar consiste en ser libre, en dejarse llevar de forma instintiva por el personaje. Pensar en lo que tienes que decir ralentiza todo, lo hace más difícil. Por otro lado, el reto hace que tomes consciencia del trabajo. Al final, todo se resume en que necesitas trabajar más y que necesitas más horas de preparación. Tan sencillo.

Su pareja [el actor Michael Fassbender] no es sueco...

Sí, ya no vivo en Suecia y hasta me cuesta hacer las entrevistas en sueco. A todo te habitúas. Mi hermana está casada con un australiano y ha acabado igual que yo por hablar más inglés que sueco. Acabo por construir las frases en sueco pero con la gramática inglesa. Tengo la impresión de que me poseen los dos idiomas. Es como si viviera en un limbo lingüístico realmente extraño. Bueno, eso dura unas horas solamente, hasta que vuelves a ser otra vez tú... Todo lo anterior me hace reflexionar sobre lo rápido que te puedes olvidar de asuntos que creías que formaban parte de ti. Somos más volubles e inconstantes de lo que creemos.

¿Está completamente de acuerdo con el movimiento #MeToo o cree que en su nombre se hayan podido cometer excesos como, por ejemplo, la demonización de Woody Allen?

A veces decisiones drásticas obligan a que las cosas vayan un poco más rápido. En Suecia, por ejemplo, el 50% del dinero público es para mujeres y la otra mitad para hombres. Se reparte por la mitad. La política de cuotas funciona y es una forma de iluminar las cosas y hacer que todo esté en su lugar lo antes posible. Pero todas las mujeres con las que he coincidido alrededor de #MeToo están unidas. No sólo las mujeres, también los hombres, están de acuerdo en que hay mucho por hacer y que es importante abordar cambios. Y eso es lo importante.

¿Cree que la discriminación positiva sueca debería ser una ejemplo para el resto del mundo?

Sería interesante sin duda ver qué ocurre si se aplica en Estados Unidos. No sólo en cuanto a las mujeres, también con los negros. Sería un experimento muy interesante.

 

fuente: El Mundo

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