Arte

Arte en neón, la estética “vintage” atraviesa su segunda vida

El arte en neón Boom en los talleres por los pedidos de los nuevos bares y por esos diseños tan instagrameables.
miércoles, 15 de agosto de 2018 · 10:53

Parece mentira que algo tan bello haya estado discontinuado, y es que con los cambios en las costumbres el neón, utilizado antaño en tiendas, farmacias o asomando desde la marquesina de los hoteles, ya no se estaba fabricando. “Le ha surgido un competidor que es el LED, la iluminación de LED le sacó trabajo; antes las letras se iluminaban por detrás con neón. Bajó bastante el trabajo e influyó cuando sacaron la ley de contaminación visual para retirar carteles salientes en las ciudades. Por otro lado, desde la crisis del 2001, se trae todo de afuera a precio euro”, cuenta Hernán González, de González Neón, uno de los pocos lugares especializados en Rosario. Pese a todo, ahora, el neón atraviesa una segunda vida.

La revalorización de labores manuales y una retromanía estéticaha hecho que éste sea buscado y exhibido como nuevo símbolocool e instagrameable. Así, ahora es común poder verlo en fachadas de nuevos bares, cervecerías, restós palermitanos y hasta galerías de arte.

“Ahora está en auge, pero sus años de oro fueron los 80, cuando la 9 de Julio era únicamente iluminada por carteles de neón. Vuelve como algo vintage y nostálgico, que si bien es muy demandado por la industria gastronómica también lo es por cadenas de indumentaria, por diseñadores y arquitectos”, explica sobre este arte recuperado María Weiner, diseñadora de imagen y sonido y una de las pocas mujeres en el rubro.

En preparación. Uno de los trabajos de SurNeon Taller. Gentileza

En la ciudad de Buenos Aires hay muchos ejemplos recientes: el año pasado, el bar del edificio de Alsina al 1.700 donde el artista francés Marcel Duchamp vivió entre 1918 y 1919 sumó un cartel en neón -obra de Mariela Yeregui y Gabriela Golder- que dice: “La elección es ida y vuelta”, frase pronunciada por el creador. El CCK, desde mediados de 2016, lleva en su ingreso una reflexión de Jorge Luis Borges en neón: “Nadie es la patria, pero todos lo somos”.

Crear con estos materiales y esta técnica también estuvo en el corazón del “arte povera” o arte pobre, movimiento artístico que se desarrolló en Italia en los ‘60 y usaba insumos humildes o reciclados, como la serie de obras Fibonacci de Mario Merz.

Tanto María como otros emprendedores que llevan adelante sus negocios relatan la misma peripecia: al ser un oficio mayormente heredado y haber desaparecido por un tiempo, existen pocos referentes. De este modo, hay un camino autodidacta en quienes retoman esta estética.

“Como no hay escuela ni nadie que te enseñe a doblar neón, la mayoría arranca heredando la profesión, en mi caso, mi papá al ser vidriero ya doblaba tubos de neón”, relata Hernán, cuya familia tuvo uno de los primero negocios en Rosario, Rosafe. “Comencé a los 14 años yendo al taller y limpiándolo. En el ‘89 se funde la fábrica, se disuelve la empresa y mi papá sigue haciendo luces de neón para el gremio y para los clientes que tenía. De adolescente lo empiezo a ayudar (iluminar tubos de neón, hacerles el vacío, inyectarles el gas). A medida que pasaba el tiempo iba avanzando. En 1993 mi papá fallece y quedo a cargo del taller y de mi familia con 18 años y sin saber bien cómo doblar el vidrio, cosa que fui aprendiendo con la práctica”, confiesa el actual dueño de Gonzalez Neón.

El bar de Alsina 1743 que recuerda a Marcel Duchamp, durante actividades homenaje que se hicieron el año pasado. Silvana Boemo

Otro que empezó casi de adolescente y heredando el negocio es Diego Donati, responsable del neón de algunos de los locales más concurridos de Palermo. “En el año 1960 hubo un gran maestro, Armando Caledoni, quien le enseñó a la mayoría de los vidrieros, incluido a mi padre, Oscar Donati, éste oficio. El negocio gira en torno a una tradición familiar que data del año 1945, en manos de mi bisabuelo. Ahora, el ámbito gastronómico es el de mayor demanda. Con la movida de la cerveza artesanal tuvimos mucho trabajo”. Diego agrega que es tal el boom del neón que también se solicitan trabajos en domicilios particulares como decoración.

“Sólo lo veía en películas o en el Centro hasta que un día me decidí, eso fue hace 10 años. Alquilé un local y contraté un oficial doblador de neón. Lo hacíamos a pulmón y prácticamente sin saber nada de cómo se hacía esto comercialmente”, relata entre risas Ricardo Sowiecki, de Deconeon en Quilmes.

Por su parte, María que ya era diseñadora se encontró enamorada del oficio pero con dificultad para aprenderlo, hasta que conoció a Juan Pablo Alquezar, vidriero artesano y músico, y la otra parte de SurNeon Taller. “Con Juan Pablo nos conocimos en el año 2013 intercambiando ideas y conocimientos, yo trabajaba en otro taller de neón como diseñadora pero en verdad estaba interesada en aprender ese difícil arte de dibujar con tubos de vidrio mediante sopletes. Me resultó complejo interiorizarme porque hasta el día de hoy es un ámbito extremadamente familiar dictado por hombres”, admite.

  Vuelve como algo vintage y nostálgico, que si bien es muy demandado por la industria gastronómica también lo es por cadenas de indumentaria, por diseñadores y arquitectos.”

 

Para los que no tienen idea en qué consiste la fabricación de carteles de neón, lo primero a saber es qué materia prima se usa. En este caso son vidrios nuevos que ya vienen empolvados con colores por dentro, suelen tener distintos diámetros y se producen en más de 20 colores distintos (las medidas son 8 milímetros, 10, 12 y 15). Las varillas pueden llegar a medir 1,5 metro y el trabajo del artesano es ir doblando el material siguiendo una plantilla guía donde está el dibujo o forma que se le quiere dar, marcando tramo por tramo y calentando el vidrio para doblar. ¿Lo más difícil? Todos coinciden en que son las curvas, y sobre todo si son trabajos pequeños o en letra manuscrita. Asimismo se utiliza un soplete que está alimentado por gas y aire.

Una vez doblados los tubos, se pasa a pegar unas puntas o electrodos, que es por donde ingresará la corriente. Luego se lo pasa al sector de iluminación en donde con una bomba de vacío se le saca el aire y se le inyecta el gas neón o argón. Finalmente se monta.

Para los artesanos y artistas detrás de estas maravillas, no hay nada como el neón en lo visual y en lo que produce en el espectador. Larga vida al neón entonces, que volvió.
Muestra en una galería

Centoira (French 2611) abre mañana, a las 19, la muestra “Arte Neón”, con obras de 30 creadores. Hasta el 9 de septiembre.

Fuente: Clarín

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