Cultura

El espectacular edificio de un tucumano en los EE.UU.

El edificio es uno de los pocos de Pelli que no se distingue por su altura, esta vez, la dimensión predominante es el largo: casi cinco cuadras. Pero lo innovador y llamativo de este gigante es que incluye un parque de 2,2 hectáreas en su terraza, un espacio verde que promete convertirse en un verdadera plaza pública para el barrio a pesar de estar a más de 30 metros de la vereda.
miércoles, 15 de agosto de 2018 · 11:07

El edificio es uno de los pocos de Pelli que no se distingue por su altura, esta vez, la dimensión predominante es el largo: casi cinco cuadras. Pero lo innovador y llamativo de este gigante es que incluye un parque de 2,2 hectáreas en su terraza, un espacio verde que promete convertirse en un verdadera plaza pública para el barrio a pesar de estar a más de 30 metros de la vereda.

Pelli, que hoy tiene 91 años, es el arquitecto argentino más conocido del mundo, su fama alcanzó el máximo nivel cuando construyó las Torres Petronas en Kuala Lumpur, capital de Malasia. Estas torres gemelas fueron las más altas del mundo durante 5 años, entre 1998 y 2003. Para ese entonces, Pelli ya llevaba cuatro décadas en los Estados Unidos y había construido una buena cantidad de edificios memorables, la mayoría elegantes torres de cristal. En Buenos Aires, el tucumano construyó el edificio de YPF, la torre Bank Boston y está terminando la torre del Banco Macro en Catalinas Norte.

El gran secreto de Pelli siempre fue saber vestir sus edificios con pieles singulares. El edificio que acaba de inaugurar en San Francisco no es una excepción, revistió los más de mil metros de perímetro con un ondulante muro de aluminio perforado blanco. Los 3.992 paneles cuentan con un patrón geométrico basado en perforaciones romboidales.

Pero el corazón de su diseño es el parque que tiene en su azotea en centro de trasbordo. Denso de naturaleza y actividades, el parque busca crear un caleidoscopio de entornos superpuestos: desde las plantas suculentas tolerantes a la sequía en un extremo, hasta las que son aptas para el agua y los abedules fluviales en el otro. En el medio hay un jardín australiano y un “jardín prehistórico”, un prado de robles, además de la gran plaza central y un anfiteatro de pasto.

Los usos activos y pasivos del parque se mezclarán con el paisaje, como el anfiteatro para 1.000 personas, cafés y un parque infantil, así como áreas tranquilas para leer, hacer picnic o descansar.

Pero el gran temor de los vecinos es que el parque se convierta en un vacío urbano lleno de homeless y adictos, como lo era el viejo centro de tránsito. Para evitar eso, el edificio y su parque se administrarán siguiendo los últimos criterios comunitarios.

El modelo es el del Bryant Park, en el centro de Manhattan, junto con la Biblioteca Pública de Nueva York. Durante mucho tiempo, ese espacio fue un refugio de traficantes y delincuentes, pero en los ‘90 renació con mejoras de diseño y con incentivos de uso público, como clases de malabares hasta una “sala de lectura” al aire libre. La responsable del cambio fue la firma Biederman Redevelopment Ventures, que desarrolló un equipo y la filosofía de gestión que se replicó luego en otros espacios públicos. Ahora, nutrirá al parque en lo alto del centro de tránsito de Pelli. Prometen que habrá puestos de artesanía y clases de gimnasia, juegos, música gratis y talleres de redacción a la hora del almuerzo.

El parque, además, es un símbolo del compromiso de Salesforce Transit Center con la calidad ambiental y la sustentabilidad. Se prevé que el consumo anual de energía del edificio sea hasta un 50 % más bajo que los estándares de eficiencia energética actuales.

Limitado por varios rascacielos surgidos en los últimos años, la fir- ma Salesforce.com logró que la estación y el parque lleven su nombre por 25 años, a cambio de US$ 110 millones. La misma empresa ya contribuyó a resaltar su presencia con la impresionante torre que diseñó el mismo Pelli junto al nuevo complejo.

Muchos son los detractores del Transit Center, un proyecto que se concreta después de 20 años de planificación, casi una década de construcción y un costo multimillonario en dólares (más de 26 mil millones). Pero también están los que esperan que sea una presencia enriquecedora con sus exuberantes jardines que permitirán pasear un rato a los oficinistas, almorzar o simplemente relajarse. Las expectativas sobre el edificio son grandes y podría completar los esfuerzos urbanos de otras obras gigantescas, como la misma Salesforce Tower de Pelli y el de la expansión de San Francisco MoMA que diseñó Snohetta.

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A nivel de la calle, se espera que los negocios y cafés del centro de tránsito atraigan a los visitantes y dinamicen el vecindario circundante.

Dentro del edificio, el espacio se muestra abierto y lleno de luz gracias a altos y expresivos tragaluces. La “columna de luz” más grande forma el elemento central del Grand Hall de 36 metros de altura.

El complejo se extiende en seis niveles: cuatro sobre el suelo y dos debajo. A nivel de piso se conecta con varias líneas de colectivos urbanos; en el segundo piso, funciona el servicio regional de autobuses, y en los subsuelos está prevista una plataforma para trenes, uno regular y otro, el prometido tren de alta velocidad de California para 2028.

También falta completar la conexión con un tranvía aéreo patrocinado por Salesforce, que estará en operación este año. El vehículo movilizará 20 pasajeros hasta la azotea parquizada y será espectacular, aunque no tan eficaz como los 10 puntos de acceso ubicados en todo el centro de tránsito. Además, se prevé que varios edificios vecinos tiendan puentes con el parque.

Fuente: Clarin

 

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