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Hoy Colombia – Primera Parte

En abril del 2012 fuimos a Colombia a conocer algunas de sus ciudades, sus costumbres, su Caribe, su cultura, sus tesoros y sobre todo su gente. Este viaje arranca en Colombia y termina en Panamá. Vení que te contamos.
domingo, 24 de mayo de 2020 · 09:45

El viaje comienza en Bogotá que es una ciudad enorme que crece a las faldas del Cerro Monserrate. Ubicada a unos 2.600 mts sobre el nivel del mar, viven unos 8 millones de personas. El clima? muy cambiante. Pasa del día soleado a la lluvia a cada momento. La gente es muy amable y da placer caminar por sus callejones angostos y antiguos a pesar de las múltiples subidas y bajadas que agotan a los que no estamos acostumbrados. En nuestros recorridos por la ciudad, nos causa gracia los nombres que le dan a las cosas los colombianos: vitriniar (mirar vitrinas), cachuchas (gorras), tintito (café negro), chévere (fantástico), filo (hambre), parsero (amigo íntimo), prendido (borracho), tombo (policía) chimba (divertido). Este lunfardo colombiano muestra una vez más la rica variación idiomática del idioma español en toda Latinoamérica. Fantástico.

Bogotá fue la capital de la Gran Colombia hasta 1830, fecha en que  el estado se disuelve dando origen a Ecuador, Venezuela y Colombia. En 1930 se separaría también Panamá. La historia de Colombia, al igual que muchas en Latinoamérica, fue una seguidilla de guerras civiles y entre la más trascendental fue la Guerra de los Mil Días, en la que Conservadores y Liberales se enfrentaron desangrando al país a finales del siglo XIX y comienzos del XX.

En el centro de la ciudad está la Plaza de Bolívar en el sector de La Candelaria, que desde su fundación se llamó de diversas maneras: Plaza Independencia, Plaza Constitución, Plaza Mayor y desde 1846 se llama Plaza de Bolívar. Hace años era el lugar elegido para las ejecuciones públicas, espectáculos circenses, proclamaciones de monarcas y virreyes, corridas de toros, plaza de mercado o eventos y lugar de funerales del Estado. Hoy es el lugar de manifestaciones públicas, de fotógrafos, vendedores de maíz para alimentar a las palomas y guías turísticos que ofrecen sus servicios.

A su alrededor se encuentran varias edificaciones de gran valor histórico. Siguiendo la tradición española alrededor de la Plaza Principal como la Catedral Primada, el Cabildo Eclesiástico, la Capilla del Sagrario, el Palacio Arzobispal, el Capitolio Nacional, el Palacio Liévano, el Palacio de Justicia. A unas cuadras el Museo del Oro, la Casa de la Moneda, el Museo Nacional y más allá los almacenes comerciales. Alrededor de ésta plaza creció la ciudad. Las personas que vivían más cerca, era la alta sociedad, mientras que las personas que vivían más lejos eran mestizos, campesinos, indígenas y gente humilde.

El Centro Histórico de La Candelaria es un lugar mágico, acá están las casas que recibieron la vida colonial y los movimientos independistas, los balcones y puertas de madera son los testigos del paso del tiempo. A pocos metros del centro histórico nace la Bogotá moderna. El centro de la ciudad es como una máquina del tiempo que te lleva del Siglo XVIII al XXI en pocas cuadras.

Bogotá esconde algunas sorpresas a los turistas que recorren sus callejuelas y uno de ellas es una pequeña calle cerca de Plaza de Bolívar y es la Calle de las Sombrererías. Esta calle se convirtió en Patrimonio Cultural de Bogotá y la venta de sombreros es la principal actividad comercial que se realiza allí desde fines del siglo XIX, época en que se ponían nombres a las calles de acuerdo a su actividad. Obviamente nos detuvimos acá para comprar sombreros y cachuchas que aún conservamos con mucho cariño. Por cuestiones de moda y de hábitos, el sombrero dejó de ser una prenda indispensable y fue perdiendo uso y por esta razón los dueños de las tiendas de sombreros crearon una sociedad con el sólo objetivo de ayudarse entre todos debido a las malas ventas, dejando de lado la competencia y buscando una forma de colaborar entre todos.

Como curiosidad te cuento que la bandera colombiana tiene tres franjas horizontales: la mitad superior es amarilla, y la mitad inferior está dividida en dos franjas, una azul y otra roja. Creada por Francisco Miranda, quien fue uno de los instigadores a la sublevación de las colonias americanas. El amarillo representa la riqueza de Colombia, el azul al mar y los dos océanos que unen Colombia con el resto del mundo y el rojo a la sangre de aquellos que lucharon por la soberanía, que se traduce en progreso, fuerza y poder

Te muestro algo de Bogotá 

Cerro Monserrate

El Cerro de Monserrate es el más conocido de los cerros de Bogotá y junto al Guadalupe son los cerros tutelares de la ciudad. Con una altitud de 3.152 mts, hasta el siglo XVII se llamó Cerro de las Nieves. Desde acá se ve la ciudad de Bogotá y allí podes disfrutar de la gastronomía en dos restaurantes. Monserrate es el centro de peregrinación desde la época colonial. La actual edificación del santuario se terminó en 1920 y se levantó en el mismo lugar que ocupara, a comienzos del siglo XVII, un monasterio cartujo. El Santuario exhibe una imagen del siglo XVI del Señor Caído de Monserrate, a la que se le atribuyen poderes curativos. Hace años se construyó un acceso peatonal y un teleférico para acceder al Santuario. Finalmente se incorporó un centro artesanal y algunos restaurantes. El Cerro de Monserrate recibió este nombre porque la capilla está dedicada a la Virgen Morena de Montserrat, cuyo santuario se encuentra en Barcelona.

A éste lugar se le atribuyen mitos y milagros en los que muchas personas creen. Entre esas historias está la sanación de los enfermos, a cambio de hacer promesas de fe como subir de rodillas al santuario, escalar el cerro con los ojos vendados o visitarlo los domingos a primera hora. Muchas de esas historias se transmitieron de generación en generación. Algunos dicen que a la escultura del Señor Caído le crece el pelo y que cuando quisieron bajarlo a la ciudad pesaba más que cuando lo subieron o que si él no quiere bajar se pone tan pesado que no pueden mover la escultura.

Hay personas que dicen que el Santuario está sobre un volcán dormido y que cuando despierte temblará Bogotá, caerán los edificios y las personas morirán porque no tendrán dónde refugiarse. Hay estudios geológicos que demuestran que el Cerro de Monserrate no es un volcán y no está ubicado en una zona volcánica pero sin embargo el mito no cesa. Otra leyenda dice que en el cerro deambulan los espíritus de dioses Chibchas y Muiscas junto al Señor Caído y que las parejas que visitan el Santuario nunca se casarán. No podemos decir si es verdad o no, porque no  vimos ningún Dios deambulando por ahí, pero desmentimos el otro mito, porque un año después de visitar Bogotá nos casamos y somos muy felices.

En 1895 el equilibrista canadiense Harry Warner tendió un cable entre el santuario de Guadalupe y el Monserrate a una altura de 900 metros. Descalzo y con los ojos vendados cruzó de un extremo a otro con una vara de veinte metros para mantener el equilibrio, ejecutando saltos mortales o haciendo malabares y andando en bicicleta. Algunos dicen que él tenía un escapulario en su cuello con la imagen del Señor Caído de Monserrate, quien con hilos invisibles lo sostenían. En el año 1974, el equilibrista francés Philippe Petit emuló a Harry Warner pero llevó su acto sobre un cable entre las Torres Gemelas de Nueva York por casi una hora. Terminó detenido pero feliz.

El Bogotazo

Uno de los hechos del que todavía se habla se produjo el 9 de abril de 1948 y se llamó El Bogotazo que recuerda los incendios y saqueos tras el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán a quien se consideraba como el más firme candidato a la presidencia de Colombia. Gaitán era líder del Partido Liberal y ese día salió de su despacho para encontrarse con un joven cubano de 23 años llamado Fidel Castro quien impulsaba un congreso de estudiantes durante la IX Conferencia Panamericana. Gaitán se encontraría con Castro esa misma tarde, pero la cita nunca se concretó. Algunos testigos dijeron que el autor material del asesinato fue Juan Roa Sierra, quien luego sería detenido y conducido a una droguería cercana. Según crónicas de la época, una multitud lo capturó luego y lo linchó rápidamente sin dejar indicios para investigar el móvil del asesinato ni tampoco al autor intelectual. Roa Sierra fue enterrado y días después, militantes liberales desenterraron su cadáver sólo para fotografiarlo.

“Lo mató la CIA”, “el Gobierno”, “los conservadores”, “los comunistas”, “los Estados Unidos”. Nunca se supo la verdad. Los sectores más pobres veían en Gaitán su esperanza política de un país con más igualdad y una Reforma Agraria justa. La ciudad fue devastada por enfrentamientos entre liberales y conservadores, entre el Estado y los alzados en armas, entre los saqueadores y quienes trataban de recomponer el orden de una ciudad. Tras varios días de revueltas el saldo fue de más 3.000 personas fallecidas y más de 140 edificios destruidos, partiendo en dos el destino de Colombia. Además, aprovechando la atención de parte del mundo, los estudiantes reclamaron en ese congreso el fin del Imperialismo, la devolución del Canal de Panamá, de Islas Malvinas, la independencia de Puerto Rico y el fin de la dictadura en República Dominicana. Uno de esos organizadores fue Fidel Castro.  

Museo Botero

Joaquín Sabina dice en su Yo me Bajo en Atocha “….con su otoño Velázquez, con su Torre Picasso, su santo y su torero, mi Atleti, su Borbón, sus gordas de Botero, sus hoteles de paso….”, pero el mismo Fernando Botero dice: “yo no pinto gordas, nadie me cree, pero es cierto". Él dice que lo que busca pintar es el volumen. "Una mujer, un hombre, un perro o un caballo, lo hago siempre con esa idea. Lo que ocurre es que como las mujeres es lo más bello que existe, pues la gente las nota más". Así que con esa curiosidad visitamos el Museo Botero.

Desde fines de los años 60, Botero colecciona arte. Desde piezas precolombinas hasta arte colonial, dibujos, pinturas y esculturas modernas. Hasta 1999 su colección estuvo dispersa por Nueva York, París, Montecarlo y Bogotá. Botero luego donó toda su colección valuada en más de 200 millones de dólares al Banco de la República de Colombia en Bogotá y una de las cláusulas de la donación dice que “ninguna obra debe ser prestada o cambiada de ubicación luego de colgada”. El montaje de las obras se mantiene tal cual Botero lo decidió. La colección cuenta con 87 piezas de arte donadas por el artista.

Museo del Oro

El Museo del Oro también pertenece al Banco de la República de Colombia y tiene la finalidad de adquirir, conservar y exponer piezas de orfebrería y alfarería de culturas indígenas del periodo precolombino de Colombia antes de la llegada de los europeos y posee la colección prehispánica más grande del mundo con 34.000 piezas de oro y 25.000 objetos de piezas de cerámica, piedra, concha, hueso y textiles. Tras una década de trabajos, iniciados en 1998 y una inversión de 20 millones de dólares, el museo se amplió y renovó en 2008. Con esta remodelación el museo puede organizar exposiciones en cinco salas con objetos arqueológicos. Entre las piezas importantes se destaca la balsa muisca que fue encontrada en Pasca y representa la ceremonia de la ofrenda en la laguna de Guatavita, cerca de Bogotá.

Catedral de Sal de Zipaquirá

A 50 km al norte de Bogotá, se encuentra la única catedral de sal del mundo, convertida en uno de los lugares más populares de la capital colombiana. Construida en un túnel de una mina de sal de 200 millones de años de antigüedad, resulta casi surrealista.

La vida en las minas siempre fue un misterio para muchas personas y por eso existen tours en todo el mundo, que llevan a los turistas a conocer los trabajos bajo suelo y la Catedral de Sal de Zipaquirá en Colombia no es la excepción. La catedral se encuentra tallada en la roca de sal a unos 180 mts de profundidad. A poco de andar y dejar la luz del día, la oscuridad de la mina lo abarca todo. Poco a poco se empiezan a ver algunas luces instaladas allí y en un largo trayecto se ven las estaciones del Via Crucis.

Este lugar alberga desde un centro de convenciones hasta un espejo de agua, además de un bar en donde se puede tomar un café con agua salada de esa profundidad y que fue un placer disfrutar. La Catedral y su Cruz de 30 mts de altura tallada en la misma piedra son impresionantes. El lugar fue declarado la 1ra maravilla colombiana. La mina es húmeda, oscura, con muchas galerías y niveles que se distribuyen bajo la montaña. Claustrofóbicos abstenerse.

A la Catedral de Sal de Zipaquirá se la considera una maravilla arquitectónica ya que no se utilizó acero o cemento. Los trabajos tuvieron que ser muy minuciosos ya que darle forma a la sal no es fácil porque se disuelve al contacto con el agua o el calor. Dentro de la cueva hay catorce bloques pequeños que representan los pasos de cristo hacia la crucifixión, cada uno de ellos es diferente ya que fueron encargados a diversos escultores quienes crearon trazos únicos e irrepetibles.

Hace años existía una catedral más pequeña pero fue abandonada debido a los peligrosos movimientos geológicos que la volvieron insegura. Un siglo después el ingeniero Roswell Garabito construyó un nuevo recinto en donde los mineros alivian sus temores con la Virgen de Guasa considerada su patrona.

Aunque la Catedral es el principal atractivo, forma parte del complejo temático El Parque de la Sal, el cual tiene 32 hectáreas y constituye una reserva natural única que contrasta con una de las actividades de explotación de los recursos que más altera los ecosistemas: la minería. Los depósitos de sal de Zipaquirá tienen 200 millones de años. Bajo presión y calor la sal se desplaza de manera similar a los glaciares, por lo que se pierde el rastro de la estratificación y se crea una masa homogénea.

La Catedral tiene tres secciones: El Via Crucis que consisten en pequeños altares tallados en roca de sal, El Túnel que conduce hacia La Cúpula con una rampa de ascenso con balcones desde donde se puede ver la gran cruz tallada en bajo relieve y la nave central de la Catedral que está dividida en varias estructuras que se encuentran comunicadas por una grieta que simboliza el nacimiento y la muerte de Cristo. En la nave central está la cruz de 16 m de alto, el Altar Mayor y el comulgatorio que separa el santuario de la Asamblea. También se encuentra tallada en mármol La Creación del Hombre, que es un homenaje a Miguel Ángel.    

 

 

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