Mira, el sanjuanino por el mundo

Hoy Grecia – Primera Parte

Nuestro viaje con destino a Grecia comienza y el vuelo hace escala en el Aeropuerto Internacional Fiumicino de Roma, cuyo nombre oficial es Leonardo da Vinci. Al día siguiente debíamos tomar otro vuelo hacia Atenas desde el aeropuerto Ciampino. Y esto nos pasó.
domingo, 29 de noviembre de 2020 · 13:00

Ya en vuelo al Aeropuerto Internacional de Atenas, Eleftherios Venizelos, me pongo a pensar en éste país que para muchos es el lugar donde nació el mundo occidental y para otros, sólo es un lugar donde las historia de sus dioses mitológicos se multiplicaron.

Grecia está ubicada entre Europa, Asia y África y comparte sus fronteras con Bulgaria, Albania, Macedonia y Turquía, con quien tiene algunos conflictos que vienen de siglos. Rodeada por mar Egeo, el Jónico y el Mediterráneo, su territorio está formado por siete archipiélagos con unas 1400 islas, de las que sólo 227 están habitadas.

Grecia es la cuna de la civilización occidental, donde nació la democracia, la filosofía occidental, los juegos olímpicos, la literatura, la política y el estudio de la historia, el principio de las matemáticas y las ciencias. El Estado griego moderno, que comprende la mayor parte del núcleo histórico de la civilización griega, se estableció en 1830, luego de una guerra de independencia del imperio otomano y el legado de su larga historia se refleja en el arte, la arquitectura, gastronomía, literatura, etc.

El país que llamamos Grecia, era conocido como Hélade y estaba fragmentado en varias polis o ciudades-estados independientes, que a veces se aliaban y otras se enfrentaban en guerras sangrientas.

Que te pasa  por la cabeza cuando se habla de Grecia? Además de sus islas y su belleza natural, seguro aparece la mitología y la historia, no es así? Y que se te ocurre primero? Será, Homero, con sus textos sobre Ilíada y su versión de la Guerra de Troya? O su Odisea con las aventuras de su héroe, Ulises?

Está claro que si existió una guerra tan importante como para pasar a la historia no tuvo que ver con el rapto de Helena ni la ambición de Agamenón. Pero actualmente, no existe un consenso entre historiadores y arqueólogos que determines si lo sucedido en Troya fue real y si incluso existió un Caballo de Troya o si Aquiles tenía su punto más débil en su talón. Lo que estamos seguros es que ahí no estuvieron ni Brad Pitt ni Orlando Bloom como en la película.

Sin embargo fue objeto de historias que llegan hasta la actualidad al punto de definir patrones en relatos occidentales. Toda epopeya genera debate y los antiguos griegos sostenían que la Guerra de Troya se libró entre el 1194 y 1184 a.C, una fecha aceptada por algunos estudiosos modernos ya que Homero vivió a finales del siglo VIII a.C.

Lo cierto es que Homero se enfoca en dos héroes: Aquiles y Ulises. La Ilíada habla de la ira de Aquiles saciada en un duelo con Héctor, mientras que la Odisea cuenta los viajes del héroe después de luchar por 10 años para regresar de Troya a su reino natal Ítaca.

Pero adelantemos el tiempo. Después de Homero y sus épicas historias, está claro que en el 500 a. C, el Imperio Persa controlaba el territorio, de lo que hoy es Irán, llegando al norte de Grecia, Macedonia, Ucrania, Bulgaria y Rumania y por eso se convirtió en una amenaza para los estados helénicos que estaban en el Asia Menor, quienes muchas veces fracasaron en sus intentos de expulsar a los persas por separados, por lo que al igual que en otras oportunidades, se unían entre estados para luchar contra los persas, a quienes llamaron Medos, por la región de dónde venían y de ahí surge el nombre Guerras Médicas.

Estas guerras greco-persas tuvieron lugar hace 2.500 años y se extendieron por casi 50 años y fue una serie de conflictos entre el Imperio Persa y varias ciudades griegas.

La Primera Guerra Médica comenzó con la conquista de Eretria por parte de los persas, en el 490 aC, en represalia por su participación en una revuelta jónica.

El entonces rey persa, Darío I, se entera que los atenienses habían ayudado a los rebeldes y se decide a castigarlos. Un año después, Darío envía emisarios a las polis de Grecia, apoyados por tropas y barcos y exige la entrega del agua y la tierra como símbolo de sumisión a él. La mayoría de las ciudades se someten, pero tanto Esparta como Atenas los rechazan diciendo: quieren el agua y la tierra? Vengan por ella.

Darío al advertir esto, envía tropas a la bahía de Marathon. Y mientras prepara un gran ataque con buques junto a su hijo Jerjes, del lado ateniense preparan una flota de barcos comandada por Temístocles y un ejército dirigido por Milcíades. Las tropas persas triplicaban a las griegas y sin embargo, en el enfrentamiento en La Batalla de Marathon, los atenienses favorecidos por la inclinación del terreno, atacaron a los persas y entablan un combate cuerpo a cuerpo. Los persas, no tuvieron tiempo de reacción y no pudieron usar ni armas ni caballería, huyen hacia sus naves, pero son perseguidos y masacrados. Los persas perdieron 6.400 hombres y sólo murieron 192 griegos. El ejército griego obtuvo una victoria decisiva que supuso la retirada del ejército persa de Europa.

Mientras tanto en Atenas, las mujeres querían conocer el resultado de la batalla ya que los persas habían jurado saquear la ciudad, matar a los niños y violar a sus mujeres. Las griegas decidieron que si no recibían noticias de la victoria griega antes de la puesta de sol, ellas mismas matarían a sus propios hijos y luego se suicidarían. La historia cuenta que Filípides fue enviado por Milcíades a recorrer los 40 kilómetros que separan Marathon de Atenas para informar de la victoria griega. Al llegar y anunciar la victoria con la frase: “¡Alegraos, atenienses, hemos vencido!”, se derrumbó por el esfuerzo y murió agotado. Otra parte de la historia cuenta que todas las tropas atenienses después de ganar en Marathon, se desplazaron hacia Atenas para evitar que sus propias mujeres cumplieran con lo prometido. Milcíades iba con todos los soldados.

De todas formas, en septiembre de 2010 se cumplieron 2.500 años de la Batalla de Marathon. Por eso, en los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna celebrados en Atenas en 1896, se incluyó ésta prueba en honor a la hazaña de ateniense luego de la victoria sobre los persas.

En ese primer Juego, el vencedor del maratón, fue un pastor de cabras griego llamado Spyridon Louis que despertó la euforia de sus compatriotas al ser el único triunfo griego en el evento. Al cruzar la meta fue recibido por el príncipe heredero del trono de Grecia que le impuso una corona de olivo y su tiempo fue de casi 3 horas sobre una distancia de 40 kilómetros. La victoria convirtió a Spyridon en héroe nacional a quien le dedicaron canciones y poemas. Incluso un carnicero le ofreció carne de por vida y un zapatero le ofreció calzarlo, en agradecimiento por la proeza.

A Spyridon Louis, el rey de Grecia le concedió un deseo y él dijo: “Solo quiero un burro y una carreta, para acarrear agua y que pongan en libertad a mi hermano, que está preso por una pelea”. Actualmente en Grecia cuando alguien hace las cosas bien y rápido, la expresión es: “Se hizo el Louis.”

Los actuales 42,195 km de la prueba de maratón se establecieron en 1908 en los Juegos Olímpicos de Londres. Dicha carrera se disputaría sobre una distancia de 38 km, pero para que la Reina pueda ver la prueba, se tomó la salida desde el Castillo de Windsor. Esta distancia, que separaba el palacio real del estadio olímpico en Londres, quedó como distancia oficial para los siguientes Juegos Olímpicos.

La Segunda Guerra Médica se llevó a cabo entre el 480 y 479 a. C. con las batallas de Salamina, Platea y Termópilas, donde los persas fueron expulsados otra vez.

Tras la muerte del emperador Darío I, su hijo Jerjes ascendió al trono persa y se preparó para una nueva invasión a Grecia, por lo que vuelve a enviar emisarios a las polis solicitando tributo en agua y tierra y nuevamente, tanto atenienses y los espartanos, arrojan a los emisarios persas a un pozo, asegurándoles que tendrían toda el agua y la tierra que quisieran ahí abajo.

El ejército de Jerjes, compuesto por 400.000 hombres, partió a Grecia en el 480 a.C. cruzando el mar y se dice que el ejército persa construyo un puente con sus barcos, pero una tormenta lo destruyó, por lo que Jerjes culpó al mar y ordenó a sus torturadores que dieran mil latigazos como castigo a las aguas.

Finalmente llegaron a tierras griegas, a un paso estrecho entre montañas conocido como las Termópilas, donde los esperaba un ejército griego de 300 soldados espartanos y 1000 de otras regiones, bajo el mando espartano del Rey Leónidas I, dispuestos a contener al ejército persa lo más posible.

La batalla comenzó con la petición de Jerjes a los griegos para que depusieran las armas y se entregaran a cambio de piedad y tras cinco días de espera, Jerjes apostó por la superioridad numérica de su ejército, compuesto por su infantería ligera, arqueros, carros y sus soldados de élite conocidos como “Los Inmortales”.

Sin embargo, en aquél desfiladero estrecho las tropas se vieron reducidas sólo al combate cuerpo a cuerpo, a merced de las largas lanzas de los griegos, teniendo que combatir uno a uno y sufriendo numerosas bajas en cada oleada.

Así estuvieron hasta que un griego traidor, Efialtes, condujo a las tropas de Jerjes a través de un camino que conducía a la retaguardia de los griegos. El camino estaba defendido por otros soldados que no pudieron defender sus posiciones.

Sitiados por delante y por detrás, Leónidas y sus soldados, permanecieron en el sitio hasta morir. Sin embargo, mataron a unos 10.000 soldados persas, lo que significó un tremendo golpe a la moral persa.

Cuenta la historia que después de varios dias de batalla, Jerjes lanza tantas flechas sobre los griegos, que oscurecieron el cielo hasta que todos estuvieron muertos. Cuando los persas se hicieron con el cuerpo de Leónidas, Jerjes ordenó que le cortaran la cabeza y que su cuerpo fuese crucificado. Un trato poco común entre los persas, que tenían el hábito de tratar con honor a los soldados valientes. Tras la partida persa, los aliados recuperan los cadáveres de sus soldados y los entierran en una colina. Cuarenta años después de la batalla los huesos de Leónidas fueron llevados de vuelta a Esparta, donde fueron enterrados con honores, celebrándose unos juegos funerarios en su memoria.

En el montículo funerario de Termopilas hay una piedra conmemorativa que reza. “Oh, extranjero, informa a Esparta que aquí yacemos todavía, obedientes a sus órdenes”.

Con el paso de las Termópilas libre, toda Grecia central queda bajo dominio persa, por lo que la flota griega se dirigió a Atenas, evacúa a mujeres y niños y los envía a la isla de Salamina, desde donde podían contemplar el saqueo e incendio de la Acrópolis por las tropas persas.

A pesar de ello, Temístocles aún tenía un plan: atraer a la flota persa y entablar batalla en Salamina y vencerlos. La historia cuenta que el propio Temístocles envía a su esclavo ante Jerjes, haciéndose pasar por traidor, para contarle que parte de la armada griega escaparía esa noche. Esto motiva a Jerjes a dividir su flota enviando parte de ella a cerrar los posibles escapes y entablar así una batalla naval para la cual los atenienses estaban mejor preparados, a pesar de su inferioridad numérica. El comandante más importante de los persas, Artemisia, había recomendado ofensivas terrestres y marítimas. Las bajas persas fueron innumerables y también se repitió en la Batalla de Platea, donde fueron derrotados. Así, los persas fueron obligados a abandonar Grecia en 479 a. C.

Las batallas contra los persas fueron los acontecimientos más importantes en la Historia y muchos dicen que, si Grecia hubiera sido conquistada, la cultura clásica griega que cimentó las bases de la civilización occidental, nunca se habría desarrollado.

Si viste las películas 300 y su secuela, 300 El Nacimiento de un Imperio. Te pudo decir que están bien, si queres entretenerte y ver el mundo griego a través de las batallas de Marathon y Termópilas, sentado en una butaca de cine. Pero la verdad, distan bastante de la realidad y es sólo es una interpretación a partir de la novela de Frank Miller. De hecho, en la Termópilas no hubo rinocerontes ni elefantes en el ejército persa, ni Jerjes se sentaba en un trono por encima del campo de batalla, ni era calvo como se lo muestra en la película. 

La Tercera Guerra Médica, fue el último capítulo entre griegos y persas. Pero ésta vez el soberano persa fue Artajerjes, hijo de Jerjes y nieto de Darío I, quien toma como aliado a Temístocles, quien había sido desterrado, cuando los griegos lo acusaron de corrupto, arrogante y demasiado poderoso, así que le pide asilo al rey de Persia y éste lo recibe con honores y le ofrece ser gobernador de una de sus provincias, pero después de un tiempo y ante la perspectiva de tener que ayudar al rey Persa contra un nuevo ataque a su patria, Temístocles reúne a su familia y amigos y se suicida delante de ellos.

Los griegos nuevamente derrotan a los persas en Eurimedonte y la victoria debilitó tanto al ejército invasor, que lo obliga a aceptar la Paz de Calias. Un acuerdo que puso fin para siempre a los planes expansionistas de Persia en el Mediterráneo.

Llegada a Atenas

La llegada a Atenas estuvo bien y ésta vez nuestro modo de movilizarnos sería diferente: transporte público. Ya que, como en muchos lugares de Europa es difícil conseguir sitio para estacionar sin que te hagan una multa, los parking son costosos y el tránsito es caótico.

Atenas debe su nombre a la Diosa Atenea.

Cuenta la leyenda que tanto Atenas como Poseidón querían apoderarse de la ciudad y por eso tuvieron una contienda entre ellos. Zeus interviene y pide que vote el pueblo. Ambos contendientes acordaron un regalo a los atenienses y que éstos elijan a quien prefieren. Poseidón golpeó el suelo y brotó agua, pero era salada y por lo tanto no muy útil. Mientras que Atenea ofreció el primer olivo. Los atenienses escogieron el olivo y a Atenea como su patrona.

Entre los siglos XIII y XV, Atenas sufrió diversas ocupaciones. Romanos,  bizantinos, franceses, sicilianos, venecianos, la Corona de Aragón, los otomanos y tras las guerras de independencia de 1829, Atenas pasó a formar parte del nuevo estado griego y nombrada capital en 1834. Pero también fue ocupada por alemanes e italianos, durante la Segunda Guerra Mundial.

Nuestro recorrido nos lleva al bus turístico, desde donde podemos recorrer la ciudad y detenernos  en sus sitios de interés y luego seguir viaje. Pero con tantas construcciones, monumentos y lugares que visitar, se necesita tiempo porque de verdad vale la pena.

Que es lo primero que haces al subir al bus turístico? Te sentás en un lugar que supones tendrás una buena vista y probas el sistema de audio. Así que eso hicimos. Y que música escuchas? Zorba El Griego y antes de empezar el viaje, cerras los ojos y la música te transportas a la cultura helénica y ahí aparece Anthony Quinn con sus manos sobre el hombro de su compañero, moviéndose en círculos, arrastrando un poco los pies, hasta que la música se acelera para saltar y agacharse tocando el suelo con las manos. Faltan que aparezcan los mozos griegos, vestidos de blanco, con platos para romper en mitad de la calle y todo el mundo bailando ese tema tan internacional y pegadizo.

Pero así es el mundo griego. Creador de la democracia y el teatro, de la filosofía y de los grandes pensadores, de los deportes olímpicos, de las grandes batallas y de palabras impronunciables, salvo las que aprendiste de memoria en el colegio, como: Alfa, Beta, Gamma, Delta, Épsilon, Eta, Kappa, Pi, Sigma, Omega y otras letras del alfabeto griego, pero no quieras buscarle traducción latina, porque la verdad es muy difícil.

Uno de los lugares para visitar es el Museo Arqueológico de Atenas, donde Grecia muestra su potencial histórico. Con grandes salones que muestran los períodos, desde su prehistoria hasta la antigüedad tardía. El museo fue abierto al público en 1891 y sufrió diferentes situaciones, una de ellas fue durante la Segunda Guerra Mundial en que se enterraron sus obras con el solo motivo de protegerlas. Tesoros incontables, desde cerámicos a bronces, pasando por piezas de oro como la Máscara de Oro de Agamenón que es una joya de la época Micénica.

Pero lo que más nos llamó la atención fue la mutilación de las estatuas masculinas. La mayoría de ellas tiene penes diminutos o están destruidos y solo deja ver los testículos o están cubiertos por hojas que se agregaron después. Uno imagina que tal vez el paso del tiempo pudo haberlos destruido, pero luego caemos en la realidad que Grecia fue conquistada por los Bizantinos y para ellos toda muestra de sexos humanos era una inmoralidad por lo tanto se dedicaron a destruir sus partes íntimas. Como vemos, los moralistas existen desde épocas muy remotas, que se creen con derechos sobre otras civilizaciones y por lo tanto destruyen sus obras creyendo que de esa forma muestran su poderío.

Otro lugar para visitar es la Puerta de Adriano, similar a un arco de triunfo romano y al ser antiguo, hay muchas conjeturas sobre su construcción. Algunos dicen que se realizó con la idea de dividir la ciudad en dos partes por las leyendas grabadas de cada lado. Una dice: “Esta es Atenas, la ciudad de Teseo” y la otra “Esta es la ciudad de Adriano y no de Teseo”. Adriano mejoró la ciudad de Atenas, construyó el Templo de Zeus, el primer acueducto de la ciudad, la Biblioteca y muchos edificios públicos y de ahí nació la necesidad de rendirle homenaje en forma de arco, que por suerte, se conserva muy bien hasta hoy.

Vuelta al bus y quien aparece en los auriculares? Zorba otra vez. Tu pie marca el ritmo que va in crecendo y te dan ganas de levantarte a bailar en el medio del micro, pero te frenas y te relajas.

Y que vemos en el recorrido? El Templo de Zeus Olímpico. Así que bajamos a visitar el templo más grande de Grecia de la época helenística y romana y aunque comenzó a construirse en el siglo VI a. C, finalizó en el siglo II, época del emperador Adriano. En el templo se encontraban dos enormes estatuas de marfil de Zeus y de Adriano que eran adorados aquí. Desafortunadamente, ninguna de las esculturas que adornaban el templo ha sobrevivido.

El templo tenía 104 columnas de 18 metros de altura, 96 mts de largo y 40 mts de ancho. Hoy sólo se conservan 16 columnas? Jónicas, dóricas o corintias, como era? Quién estudia eso hoy? Nosotros nos acordamos de nuestra época de estudiantes y esos datos salieron a la luz. Las columnas jónicas eran medio rectas, las dóricas tenían cuernos para abajo y las corintias tenían terminaciones de hojas y esas son las columnas del templo.

Aunque no se sabe con certeza cuándo fue destruido el templo, se especula, que como otros edificios en Atenas, probablemente lo destruyó un terremoto durante los años bizantinos y sus ruinas se utilizaron para construir otros edificios.

La Acrópolis y el Partenón

La acrópolis era la Ciudad Alta y existía en la mayoría de las ciudades griegas, con una doble función: defensiva y como sede de culto. La Acrópolis de Atenas se eleva 160 mts sobre la ciudad. Esta roca sagrada, es el yacimiento arqueológico más importante de Grecia y se encuentra en un monte en el centro de la ciudad. En la Acrópolis, además de tener unas vistas espectaculares de toda Atenas, podés ver tres templos construidos en mármol, el Partenón, el Erecteion y el Templo de Atenea.

Por supuesto fuimos hasta ahí, acompañados de Zorba que ya estaba algo cansado.

Para entrar a éste complejo de unos 2500 años, hay que comprar un ticket y desde ahí estar dispuesto a caminar mucho hacia la cumbre.

Se sabe que hacia el siglo VI a.C. la Acrópolis dejó de ser un lugar para los palacios y se convirtió en santuario, por lo que cada año tenía lugar una procesión, donde vestían a la estatua de Atenea y le ofrecían sacrificios. Allí se realizaban los juegos atléticos y competencias musicales y el ganador recibía un ánfora llena de aceite de oliva.

Ya en la subida a la Acrópolis, ves algunos santuarios dedicados a dioses y héroes y dos teatros: el de Dionisos construido en el siglo VI aC y el Odeón de Herodes Ático del año 161 aC que tenía un techo de madera y fue restaurado adquiriendo su forma actual, a tal punto que aún alberga algunas presentaciones en donde actuaron artistas de la talla de María Callas, Frank Sinatra, Liza Minelli, Luciano Pavarotti, Andrea Bocelli, Nana Mouskouri.

En la Edad Media, los templos se convirtieron en iglesias cristianas y el templo de la diosa Atenea, pasó a ser una iglesia dedicada a la Virgen María. Luego llegaron los turcos y convirtieron el Partenón en mezquita. Ya en el siglo XVII los venecianos bombardearon la Acrópolis y un proyectil golpeó el Partenón, que en ese momento se usaba como polvorín. El templo explotó y por ese motivo el Partenón no tiene techo. Pero a pesar de todo, el peor enemigo de la Acrópolis es la contaminación de la ciudad.

En uno de los lados de la Acrópolis se puede ver una enorme bandera griega flameando y todos van a ese lugar a fotografiarse o mirar desde ese acantilado la ciudad de Atenas. La historia cuenta que durante la Segunda Guerra Mundial las tropas alemanas ocuparon la ciudad y le ordenaron a Konstantinos Koudikis, de la guardia presidencial, retirar esa bandera para reemplazarla por la bandera nazi. El guardia obedeció y tranquilamente bajó la bandera del mástil, se envolvió en ella y luego saltó desde la Acrópolis al vacío, muriendo al instante. Hoy se lo homenajea por éste acto de valentía.

También se habla de dos chicos griegos de 18 años que la noche del 30 de Mayo de 1941, destruyeron una bandera Nazi que se alzaba en la Acrópolis y éste hecho inspiró los griegos a una resistencia contra los Nazis. La placa al pie de la bandera conmemora el acto de éstos chicos. Todas las mañanas, un destacamento de la infantería griega iza la bandera de la Acrópolis y cuando se pone el sol, otro destacamento la baja. Los domingos, esta tradición la llevan a cabo los Evzones, que es un grupo de elite y miembros de la Guardia Presidencial griega. Ya en las laderas de la Acrópolis fuimos a visitar su museo que muestra las piezas más valiosas de este monumento en dónde se pueden ver las obras que fueron devueltas a Grecia.

Hay mucho por visitar en Atenas y unos de esos lugares son Barrio Plaka y Monastiraki, que son las zonas más turísticas de Atenas, lleno de bares, paseos de compras y rincones pintorescos. Los callejones de Plaka llegan hasta la misma roca de la Acrópolis.

Plaka es llamado el Barrio de los Dioses, con calles empedradas, casas de estilo clásico, tiendas de regalos y artesanías, monumentos, museos e iglesias de la época bizantina. En éste barrio me compré mi pequeña estatua del Rey Leónidas, una remera de Pitágoras y su teorema y otra del mismo Leónidas diciendo “This is Sparta”. El paseo por estos barrios es una tentación irresistible y explota  de gente cada domingo, cuando aquí se monta el gran mercado al aire libre llamado Yousourum.

Para terminar el paseo, vamos hasta Plaza Syntagma, el corazón de Atenas, donde se concentra la actividad económica, comercial y turística. En una de sus calles laterales, se encuentra el Parlamento y la Tumba del Soldados Desconocido, decorada con un relieve de un soldado hoplita moribundo, textos de Pericles y custodiada por Evzones y su uniforme particular: camisola negra con falda plisada, un chaleco bordado y un gorro de color rojo con una cola en uno de sus lados. El calzado es lo que más llama la atención. Grandes zapatones con borla tejida en la punta y en la suela una chapa metálica, que suena al marchar y marcar el paso. Al acercarse a su compañero,  levantan una pierna a 90°, hasta tocar el pie elevado de su compañero que viene de frente, manteniendo un perfecto equilibrio. La ceremonia dura unos 10 minutos y se llena de gente.

Hasta acá llegamos por hoy con Atenas. La semana que viene visitaremos más lugares de éste maravilloso país. Los esperamos.

 

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