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Hoy India – Primera Parte

El vuelo de Indian Airlines, no duró mucho tiempo. Un poco más de una hora, hasta llegar al Aeropuerto Internacional Lal Bahadur Shastri en Varanasi, en donde después de hacer los papeles de migraciones nos esperaba Arum para llevarnos al hotel Ramada Inn en la zona céntrica.
domingo, 5 de abril de 2020 · 09:24

Varanasi o Benarés es al budismo, el hinduismo y el jainismo, lo que La Meca es para los musulmanes o Jerusalén para cristianos y judíos. Un lugar sagrado. Una Ciudad Santa. Una de las ciudades más antiguas de la humanidad. Esa ciudad en donde los hindúes saben que al menos una vez en la vida deberán visitar y en donde desean terminar sus días y ser cremados a orillas del río sagrado: El Ganges.

Si Katmandú era caótica, Varanasi la supera ampliamente. Pero a la vez es una ciudad asombrosa, hipnótica, seductora y espiritual. Acá, de verdad, es casi imposible moverse por las calles y no sólo por sus casi 4 millones de habitantes que circulan con distintos medios, sino también porque hay más animales sueltos. Es uno de esas ciudades en donde en algún momento debes pararte en una esquina solo para mirar pasar la vida. Conocer estos datos es sólo el puntapié inicial de este viaje de sentidos.

La categoría de Ciudad Santa proviene de la creencia de que una de las cuatro cabezas del dios Brahma consiguió descansar al llegar a esta ciudad.

Según el hinduismo, todo aquel que muera en Benarés, quedará liberado del ciclo de las reencarnaciones. Es por eso que muchas personas llegarán solo a esperar la muerte. Peregrinos, ancianos y enfermos anhelan morir aquí, donde la Madre Ganges liberará al alma de la eterna rueda de la vida, el interminable ciclo de nacimiento, muerte y resurrección. En la historia de la humanidad, la creencia de que una persona fallecida volverá a vivir o aparecer con otro cuerpo ha sobrevivido a lo largo de la historia y las religiones.

Para los hindúes, el alma se reencarnará en un ser superior, intermedio o inferior, dependiendo de las acciones buenas o malas cometidas. Esto incluye desde estados de existencia celestiales a infernales, siendo la vida humana un estado intermedio. No es de extrañar, el respeto por la vida que se nota en las calles por donde deambulan vacas, perros, cabras, gallinas, búfalos. Nadie mata a un animal porque se supone que algunos son seres humanos reencarnados, es por ello que la mayoría de hindús son vegetarianos.

A este incesante vagabundeo del alma lo llaman La Rueda de Samsara. Cada alma viajará en esa rueda y el sentido de la trayectoria de su alma dentro del universo lo marcará el sentido de sus actos. El estado en el que renace el alma estará determinado por sus buenas o malas acciones llamado Karma, que es el peso de todas estas acciones que determinará la reencarnación o renacimiento. Los hindúes creen que las almas de los que hicieron el mal renacerán en seres inferiores como animales, insectos o árboles o en estados inferiores de vidas desgraciadas. El peso del Karma se puede modificar con la práctica del yoga y las buenas acciones.

El proceso es continuo hasta que el alma individual evoluciona y alcanza al dios Brahma, el creador del mundo, en donde es salvado de la desgracia de más reencarnaciones. Sólo alcanzarán la liberación quienes limpien su Karma y alcancen el objetivo final: El Nirvana. Por lo que luego de su última muerte, el alma sale del universo material y se funde en la Luz Divina, en donde el alma individual y el alma universal son idénticas.

En ésta ciudad, cerca del Ganges, existen casas para albergar a aquellas personas que no tengan a nadie y vengan a la ciudad solo a dejarse morir. El hinduismo considera los baños en el río como purificadores de los pecados, es por ello que cada madrugada miles de fieles bajan por las escalinatas hasta las orillas del rio para bañarse en sus aguas. Ahí podés ver a madres bañando a sus hijos, algunos lavándose los dientes o haciendo sus necesidades o lavando ropa, sin importar el alto grado de contaminación en el que se encuentran. En Varanasi todo lo tiran al Ganges. Cada día se vierten millones de litros de aguas residuales, desechos industriales tóxicos, basura, cenizas de cuerpos cremados, algunos restos casi quemados, animales muertos, lo que te imagines. Sin embargo, el hecho que el río se considere sagrado hace que todos hagan la vista gorda.

El Río Ganges

El río personifica a la Diosa Ganga. La Diosa de la Purificación. Cuenta la leyenda que Himalaya, dios de la gran montaña, tuvo una hija de gran belleza llamada Ganga, quien luego fue esposa de Visnú hasta que éste la cedió a Shiva y tiempo después fue consorte del Rey Shantanu. En un principio, el río fluía sólo por el cielo, pero Shiva lo hizo bajar a la Tierra para lavar las cenizas de sus antepasados. A fin de suavizar su caída, que habría aniquilado a los humanos, el río se derramó suavemente sobre la cabeza de Shiva y luego goteó sobre la Tierra desde sus cabellos. La fe en las propiedades purificadoras del río procede del refrescante poder de sus aguas. Los hindúes creen también que, si son cremados a orillas del río y sus cenizas se dispersan en él, su alma será liberada del ciclo de la reencarnación y accederá al Nirvana.

Para muchas personalidades, el último deseo fue ser cremados y sus cenizas derramadas en el Ganges o sus afluentes. Mahatma Gandhi, como todo hindú fue cremado sobre el río Yamuna. Una parte de sus cenizas fueron arrojadas al río, otras desparramadas por la nación y el resto fue enterrado en el Memorial Raj Ghat de Nueva Delhi. Pero de Gandhi hablaremos más adelante.

También George Harrison, que falleció de cáncer en el 2001, quiso cumplir con éste ritual y sus cenizas fueran arrojadas al Ganges. Recordemos que Harrison fue el único Beatle que abrazo el hinduismo luego de la visita de la banda a la India a encontrarse con el Maharishi Mahesh Yogi. A partir de ese encuentro Los Beatles editaron el famoso Álbum Blanco y se incorporaron temas de Harrison como “Here Comes the Sun” o "While my Guitar Gently Weeps", creados durante esa etapa mística.

Ceremonia nocturna

Por la tarde salimos del hotel para presenciar el ritual nocturno del Aarti, así que Arum vino a buscarnos para enseñarnos esa ceremonia. Después de un corto trayecto en coche, bajamos para chocarnos con la real vida nocturna de Varanasi: coches, bicicletas, rick shaws, motos, calles destrozadas y cortadas, congestión de tráfico, tumultos, bocinazos, animales sueltos, militares con armas, gente durmiendo en viejos catres en las calles, ratas que se cruzan por delante, perros y vacas que pelean por restos de basura desparramada, turistas dentro de la vorágine de gente con cara de no entender nada, chicos que pasan a tu lado y te dicen “hello, hello”.

Es muy fácil enloquecer en ésta ciudad que cobra más vida por las noches. En un momento pasamos por un Centro Comercial, que no es nada más que un conjunto de tiendas de ropa de dama, de vistosas y coloridas sedas orientales. Estos saris son el símbolo nacional y le dan a la mujer una apariencia de comodidad y lujo. Sólo se envuelve un extremo de la tela alrededor de la cintura y el otro extremo se pasa por encima de los hombros o de la cabeza.

El aire es espeso, húmedo, agobiante. Los olores se concentran y saturan. Es imposible que no te impacte éste recorrido hasta las márgenes del Ganges, en donde llegamos para presenciar la ceremonia ancestral de ofrenda a la Madre Ganga. En el río hay  barcazas con turistas listas para presenciar el ritual que durará casi una hora. En ese momento se ofrecen luces y flores, bajo la forma de lámparas de aceite encendido, acompañada por tambores, campanas y un inmenso gong tradicional. Los bailes, la música y las luces reúnen a numerosos peregrinos, lugareños y turistas para presenciar la ceremonia que será presidida por sacerdotes brahmanes.

El Aarti viene del concepto védico del ritual del fuego. En la ceremonia, las flores representan a la tierra, el agua a los líquidos, las lámparas al fuego y el incienso es el estado purificado de la mente y la propia inteligencia que también es ofrecida. Durante el rito se circula una inmensa lámpara con fuego en torno a una deidad y se cantan  alabanzas. De este modo, la lámpara toma el poder de la deidad, luego los religiosos acercaran sus manos al fuego de la lámpara y luego tocaran su frente y de ésta forma la bendición pasará de la deidad a la llama y luego al devoto.

Amanecer en el Ganges

Al día siguiente salimos temprano del hotel. Arum no espera para ir de nuevo al Ganges para ver el amanecer en Varanasi. El camino nos lleva por angostos callejones, en donde el calor húmedo se te pega en la piel y descubrís miles de pequeños templos desde los más sofisticados hasta los más humildes. Cada familia tiene su propio templo en donde colocan imágenes, velas, inciensos, telas y pigmentos rojos, todo en honor a la deidad.

Todo pasa en el Ganges. La vida y la muerte. La felicidad y las penas. En las orillas del río se concentra casi toda la ciudad y a lo largo de 2 km de recorrido se ven grandes templos y palacios. Muchos de ellos fueron construidos en el siglo XVII y con el tiempo fueron abandonados o reconvertidos en hoteles. En el río siempre hay un ritual que presenciar. Al año de nacer, al bebe le rapan la cabeza y lo bañan en el río. Un ritual similar se produce después del casamiento en donde la pareja viene a agradecer y por último el ritual de la cremación.

Hay varios Gaths en donde se concentran las cremaciones, pero los más populares son Manikarnika Ghat o Harischandra Ghat. Por el río navegan grandes barcazas que cargan leños que se usaran en los rituales. A la cremación no se lo toma con tristeza, de hecho no es recomendable llorar ya que se supone le traerá mala suerte al difunto en la otra vida. Son situaciones que hay que aceptarlas aunque sean duras de ver y pueda parecer una macabra tradición.

Llegar al Gaths y ver personas bañándose, lavando sus ropas y sus dientes, bañando a los hijos, orinando en las paredes, descansando o simplemente tomando un té mientras miran la salida del sol y un poco más allá, suceden las cremaciones, es un impacto duro de ver para nuestra mente occidental. A eso se suman personas que descienden tocando tambores y campanas y cantando mantras. Las escaleras al Ganges hacen las veces de tiendas, lugar de descanso, puestos de chai y tendederos de ropa.

Todavía no salió el sol y ya hay mucha gente. Cientos vienen para adorarlo y luego a purificarse en las aguas del río. Arum nos invita a subir a un bote y partimos a observar la salida del sol desde el río.

En el bote viajábamos unas diez personas y al salir el sol, ellos se ponen de pie, juntan sus manos en el pecho y agradecen por éste nuevo día. En ese momento se respira paz y tranquilidad. Tenés la sensación que el tiempo se detuvo en algún momento del pasado. Fue un momento de profundo respeto.

 

En el bote viajaba una chica muy joven con una bandeja de deseos. Eran unos pequeños cuencos con pétalos de flores y una vela en el centro. Encendida simboliza un deseo. Esa chica era una vendedora de deseos. Le compramos dos y los depositamos encendidos sobre el agua. Cada uno depositó el suyo y pedimos ese deseo. Por un rato, nuestros deseos viajaron juntos durante un largo rato, bamboleándose sobre la corriente del Ganges. Fue un símbolo que sentimos trasladado a nuestra propia vida.

Nos pidieron que no tocásemos el agua del  río, debido al alto nivel de contaminación que podría afectarnos. Solo un poco de agua con la punta de los dedos y luego apoyarlos en nuestra frente. Fue una forma simple de purificar nuestra alma y compartir ese profundo momento de respeto.

Al acercarse a los Gaths principales de cremación ves las piras de fuego que llevan siglos ardiendo. El humo es espeso alrededor del funeral público, la gente se amontona cerca de los cuerpos que esperan cubiertos con mantos naranjas y flores. Todos tendrán su momento y su lugar de cremación. De lejos se observa esa imagen con el aire cargado con olores a madera y carne quemada mezclado con inciensos.

No es un lugar para las personas impresionables.

Antes de situar el cuerpo sobre la pira funeraria, los familiares lo bañan en el Ganges y luego, por motivos religiosos y para ayudar a la combustión, lo frotan con aceite. Los hombres son colocados boca arriba en la pira y las mujeres boca abajo.

El hijo mayor se rapará la cabeza en señal de luto y será quien inicie el fuego. Para la combustión se le agrega más aceite y paja. La incineración durará unas cuatro horas hasta que el cuerpo se convierta en cenizas. A veces el cráneo explota por el calor y se cree que de esa forma se libera el alma, si esto no sucede deberá hacerlo el hijo mayor. Toda una responsabilidad. Algunos dicen que el alma se escapa por la boca que es por donde se inicia el fuego.

Las hogueras se mantienen ardiendo hasta que solo queden cenizas, siempre y cuando se tenga el dinero suficiente para solventar los gastos de los leños a quemar. Un entierro decente tiene su valor y no todos pueden pagarlo, por lo que una vez consumido los maderos que los parientes pudieron pagar, el cuerpo se desechará al río sin importar si se consumió completamente.

Varanasi es la ciudad de los filósofos, escritores y músicos más importantes de India. La gente se refiere a ésta ciudad como “La Ciudad de los Templos”, “La Ciudad Sagrada de la India”, “la Capital Religiosa de la India” y “La Ciudad de las Luces”.

Cerca de los lugares de cremación los chicos seguirán nadando y los adultos seguirán lavando sus ropas y sus dientes en el Ganges, los perros seguirán peleando por los restos de la basura, los buscadores de oro seguirán en las orillas filtrando restos con el sólo deseo de encontrar algún anillo, diente o alhaja de oro con que fueron cremados. Como leímos por ahí: “Varanasi puede llegar a ser tu peor experiencia o una de las mejores y más enriquecedoras de tu vida. Solo lo sabrás el día que llegues a esta milenaria ciudad y vivas tu propia historia”.

Hay una película poco conocida que llamada Hotel Salvación y cuenta la historia de un anciano que siente que su vida llega a su fin y le pide un último deseo a su hijo: que lo lleve a Varanasi a morir. La película muestra ese viaje a esos hoteles reales y donde los huéspedes pueden alojarse por un máximo de 15 días. Allí los religiosos los prepararán para el viaje final. Pasado ese tiempo y si no han fallecido, deben entregar la habitación a otra persona.

Hay otra película llamada Massan cuyo significado en hindi es Crematorio. Un drama de historias entrelazadas con un punto en común: el Ganges. La película se desarrolla cerca de los Gaths, en donde se realizan las cremaciones y otras tradiciones de los hindúes.

 Te esperamos la próxima semana.

 

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