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Hoy Cappadocia

En el Valle de los Monjes, las Chimeneas de Hadas son las protagonistas y es aquí en donde se ven talladas construcciones realizadas por el hombre de la Edad de Bronce y en donde las ciudades subterráneas llegaron a albergar a 20.000 personas. Hacia allá fuimos a pasar unos dias y maravillarnos con este lugar. Vení que te cuento.
domingo, 16 de agosto de 2020 · 09:25

Un día fuimos al lado asiático y en el aeropuerto internacional Sabiha Gökcen tomamos un vuelo hacia la región de Cappadocia que se ubica en la Anatolia Central y abarca partes de las provincias de Kayseri, Aksaray, Nigde y Nevsehir y una característica del lugar son sus formaciones geológicas únicas en el mundo, creadas por la erupción de volcanes hace miles de años. Toda ésta zona fue declarada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985.

Hace millones de años se formó la cadena montañosa de la Anatolia Meridional, al tiempo que se formaban Los Alpes en Europa. La formación de ésta cordillera provocó numerosas barrancas y depresiones y durante siglos el viento y la lluvia modificaron las rocas a su antojo creando formaciones cónicas. Gracias a sus formaciones geológicas, varios lugares parecen paisajes lunares ya que ésta roca porosa, llamada toba calcárea, al enfriarse adquirió formas tras millones de años de erosión, siendo algo débil y resistente a la vez, como para permitir que el ser humano construyera sus moradas escarbando en la roca en lugar de construir edificios.

Estas Chimeneas de Hadas son las responsables de crear este majestuoso paisaje, que tienen formas y tamaños casi fálicos, con una capota dura que protege de la erosión a la roca más suave. Eventualmente, estas capotas caen por la acción del viento y las lluvias.

Con el tiempo, los hititas, comenzaron a escavar cuevas que usaron como vivienda. Luego llegaron persas, macedonios, romanos, cristianos, otomanos y otras tribus que buscando refugio crearon además enormes ciudades subterráneas, con varios niveles de profundidad, con túneles, establos, habitaciones, almacenes, iglesias, reservorios de agua y alimentos, trampas y defensas. Eran verdaderas fortalezas infranqueables que se cerraban desde adentro con grandes piedras rodantes. Todas las culturas aprovecharon el material blando de las rocas para hacer en ellas viviendas y lugares de culto, convirtiéndose en auténticos habitantes de cavernas tanto dentro de las montañas como bajo las grandes llanuras. Hoy sus ruinas son auténticos museos al aire libre, incluso algunas cuevas siguen habitadas y otras mayores se convirtieron en almacenes u hoteles y en uno de esos hoteles cuevas nos quedamos a pasar unos días en la ciudad de Kayseri, con poco tráfico y parroquianos en las puertas de los bares, tomando café, jugando dominó y solucionando los problemas del mundo.

Los primeros cristianos se asentaron en ésta zona hacia el año 400 d.C, creando Iglesias, capillas y monasterios tallados en rocas que luego fueron decorados con grabados y pinturas de santos medievales. Con el tiempo, las pinturas perdieron la viveza de los colores pero aún pueden apreciarse en las paredes. Hoy en día, estas imágenes atraen muchos turistas. La región de Cappadocia es especial para los cristianos ya que se encontraba cerca de las Siete Iglesias del Asia Menor mencionadas en el Libro del Apocalipsis como Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea y en especial por Antioquía que fue donde nació la comunidad fundada por San Pedro y en donde nacieron santos como San Mames, San Basilio o San Gregorio.

Se cree que el nombre de Capadoccia viene del vocablo Katpadukya, que significa Tierra de Bellos Caballos. Estos caballos cobraron fama por ser ofrecidos como regalo a los reyes de Asiria, y a los reyes Persas Darío y su hijo Jerjes.

Algunos dicen que en esta zona se realizaron algunas filmaciones para la primera película de La Guerra de las Galaxias, pero la realidad es que Obi Wan Kenobi, Luke Skywaker y George Lucas tuvieron que trasladarse a Túnez, en donde existe una zona similar con túneles, ya que el gobierno turco no permitió la filmación en el año 1976.

Parque Nacional Göreme

Uno de los museos al aire libre es el de Göreme que se puede visitar sin problemas ya que es un recinto cerrado con varios complejos monásticos cristianos tallados en la roca y muchos de ellos con frescos en su interior de los siglos XI y XII y en excelente estado de conservación. Algunos de los más visitados son las iglesias de Santa Bárbara, de la Manzana, de la Serpiente, la Oscura, la Carikii o la Bukle son algunas de las que no te podes perder, el magnífico estado de sus pinturas hacen que sean las mejores de toda Capadocia.

Mientras en el Valle de Ihlara hay un cañón que une las poblaciones de Ihlara y Selime. En él la vegetación y las aguas de un río, se encuentran enormes paredes rocosas con unas cuatro mil viviendas y un centenar de iglesias excavadas y en donde se estima que llegaron a vivir hasta 80.000 personas.

Hay un tramo que se hace a pie y recorres ese cañón en donde visitas la Iglesia de la Hebilla, que es la más grande y su nave principal contiene un antiguo fresco del siglo IX y sus frescos los más recientes son del siglo XI, con pinturas que representan a los doce apóstoles, los santos y escenas de la vida de Jesús. Otra visita para hacer es la Iglesia de las Columnas, que se accede atravesando una puerta con forma de herradura y debe su nombre a las seis columnas que sustentan la cúpula central y aunque está un poco deteriorada aún se conservan imágenes de Jesucristo junto a la Virgen María y San Pedro.

También está la Iglesia de las Uvas, del siglo X y su nombre se debe a los frescos de uvas que decoran sus paredes y a pesar del deterioro se ven símbolos referente a la pesca, cruces y racimos de uvas. Mientras en la Iglesia de la Serpiente hay un fresco de San Teodoro y San Jorge matando al dragón (o a la serpiente) y también se ve un fresco del emperador Constantino y de su madre Santa Elena sosteniendo la Cruz.

Por su parte, en la Iglesia de Sandalias, se ven dos huellas de pies que se encuentran bajo el fresco de La Ascensión en la entrada de la iglesia y hay varis leyendas ligadas a esas huellas. La iglesia está cavada en el interior de la roca con planta de cruz y bóveda entrecruzada y los frescos datan del siglo XI, con imágenes de los cuatro evangelistas, la natividad, la Crucifixión, el bautismo y otros temas del Nuevo Testamento. Mientras la Iglesia Oscura, es una iglesia troglodita con frescos mejor conservados ya que no tuvieron exposición a la luz y eso contribuyó a la mejor conservación de sus pinturas. Está considerada la iglesia más bella del siglo XII, sus frescos tienen escenas bíblicas como la Anunciación, el Nacimiento y el Bautismo de Jesús, la resurrección de Lázaro, la entrada en Jerusalén, la Última Cena, la traición de Judas y la crucifixión de Cristo.

También se puede visitar la Iglesia de la Manzana, la Iglesia del Ciervo y la Iglesia del Pez entre otras. Al final del largo recorrido por el cañón del parque nacional Göreme, te espera un típico almuerzo turco para reponer fuerzas. Disfrutalo.

Las ciudades subterráneas de Cappadocia

De las 37 ciudades subterráneas descubiertas en Turquía sólo pueden visitarse tres de ellas. Las más conocidas son Kaymakli que es la más grande y 9 kilómetros más adelante, se encuentra Derinkuyu que tiene una profundidad de 85 mts y se cree que ambas están unidas por un túnel.

Derinkuyu tiene el doble de accesos que Kaymakli, unos 600 y se estima que tal vez dio refugio a 20.000 personas. Cuenta con 52 tirajes de ventilación, que en algunos casos llegan a 70 mts de profundidad, establos, comedores, iglesias, cocinas aún ennegrecidas por el hollín de los hogares, prensas para vino, bodegas, cisternas de agua y habitaciones y una temperatura constante de unos 8 grados. Estas ciudades subterráneas confirman la teoría de que acá vivieron los primeros cristianos que huyeron de Roma y luego del Islam.

En 1963, un habitante de Derinkuyu, trabajando en una pared de su casa, descubrió que detrás de la misma se encontraba una habitación y esta lo llevó a otra y luego a otra, descubriendo por casualidad la ciudad subterránea, cuyo primer nivel fue excavado por los hititas alrededor del año 1400 a.C. En la actualidad ya se descubrieron unos 20 niveles, pero sólo ocho pueden ser visitados ya que los demás están reservados para arqueólogos y antropólogos.

Derinkuyu sufrió cambios a lo largo de su historia, sobre todo en la época Bizantina en donde se agregaron puertas rodantes de piedra para cerrarla desde dentro e impedir el acceso a posibles invasores. Estas pesadas rocas que cerraban los pasillos impedían la entrada de enemigos, tenían 1,5 mts de altura, 50 cms de ancho y un peso de 500 Kilos. De esta forma, aún descubiertos por las tropas invasoras, no sólo la roca impedía el acceso a las profundidades sino que los constructores idearon un sistema de trincheras en el que los soldados atacantes quedaban atrapados en un pasillo angosto para ser neutralizados desde adentro con agua, aceite caliente o lanzas. Se organizaba esta protección para que los ocupantes no fueran desalojados y los enemigos, conscientes del peligro que encerraba introducirse en el interior, intentaban que la población saliera a la superficie envenenando sus pozos. Pero dentro de la ciudad había túneles que conectaban a un rio subterráneo, por lo que gracias a sus fuentes y depósitos internos de comida, la ciudad podía abastecer por un tiempo a su población por si una crisis se desataba en el exterior.

En éstas ciudades se construyeron iglesias con cúpulas, columnas y grabados sobre la piedra de personajes y episodios bíblicos y algunos de ellos permanecen fieles, por la sequedad del clima y la oscuridad subterránea.

Los arqueólogos suponen que primero se iniciaba la excavación de las chimeneas de ventilación que tenía una profundidad de 80 mts y luego se excavaban galerías laterales que constituían las calles de la ciudad. Los pozos se excavaban hasta llegar al agua y utilizaban estas chimeneas, para sacar escombros por medio de poleas, creando de ésta forma otros niveles. De las chimeneas de ventilación obtenían el aire imprescindible para respirar y se iluminaban por medio de lámparas de aceite de lino porque consumían menos oxígeno y para los baños, se excavaron cuartos alejados del pasillo principal, con vasijas de cerámica para minimizar la contaminación.

Algunos cuartos cuentan con agujeros que permiten ver el nivel inferior, también hay pasillos estrechos y de techos bajos y otros más anchos con pilares a modo de sostén del techo y en algunos perforaciones laterales que permiten ver otros ambientes o túneles, lo que sumado a los agujeros en el piso, dan a la estructura un aspecto de amplitud y aireación. Las paredes carecen de inscripciones o tallados y algunas tienen nichos que se usaban para resguardar vasijas, lámparas o herramientas.

El silencio que rodeó a estas ciudades desde sus orígenes, fue el principal aliado que favoreció la supervivencia en el tiempo y les garantizó invulnerabilidad: si no se conocían ni escuchaban, nadie las podía atacar.

Si sufrís de claustrofobia, mejor que te quedes en la superficie, porque se desciende varios metros, hacia pasillos bajos y angostos y si bien la iluminación es tenue, hay sitios muy oscuros.

En globo sobre Cappadocia

Una de las mejores maneras de disfrutar de Cappadocia es contemplarla desde los cielos en un globo aerostático ya que cuenta con un clima ideal para volar. Así que un día nos pasaron a buscar a las cinco de la mañana para llevarnos al sitio de despegue de los globos. A esa hora, el lugar ya estaba lleno de turistas esperando su turno para volar mientras desayunaban y globos inflándose en el valle. En cada canasta de los globos, entran unas 15 o 20 personas y meterse ahí no es nada fácil.

Los globos despegan casi todos al mismo tiempo y les puedo decir que la sensación es fabulosa ya que desde las alturas, las formaciones parecen más fantásticas aún, con el sol que ya empieza a salir y en donde los colores se ven más intensos.

Una de las maravillas de viajar en globo es la ausencia de ruido. Una vez que el quemador se apaga se tiene la sensación de flotar, de volar sintiendo el aire en la cara y los brazos, de experimentar lo que nunca está al alcance. No te podés imaginar a que altura estas? Serán 100 mts? Serán 500 mts? Serán 800 mts? No importa, no te enteras, ni se te hace un nudo en el estómago cuando subís o bajas o incluso cuando miras para abajo.

A baja altura se distinguen las formaciones geológicas, que son verdaderos rascacielos naturales y algunos aún habitados. Durante el vuelo la atención se centra solo en las formaciones rocosas, que parecen picos de merengues de una torta recién horneada. La habilidad de los pilotos hace que puedan manejar los globos con mucha precisión entre las formaciones, a las que a veces pasan rozando. En un momento ves el cielo con cientos de globos volando a distintas alturas y te quedas extasiado.

Para tocar tierra, todas las personas que transporta el globo deben agacharse y luego tratar de salir de la canasta, para terminar brindando con una copa de champan y un certificado de vuelo en globo con tu nombre. Una experiencia maravillosa.

Partida de Cappadocia

Nuestro viaje a Capadocia llega a su fin de la mejor manera, con cena y bailes típicos en el restaurante Evranos en donde no solo nos sorprendió la entrada en donde ya habían varios buses y turistas que bajaban de ellos. Al entrar al lugar te das cuenta que es una gran caverna con un salón enorme en el medio y varias mesones alrededor. Apenas no sentamos comenzaron a llegar platos con exquisiteces, acompañadas de un buen vino.

Las luces del salón se apagan y comienza el show con danzas de Derviches. Y quiénes son estos personajes?

Derviche significa El que Busca las Puertas y son esos religiosos vestidos con altos sombreros cónicos, con túnicas blancas y capas negras que bailan en trance, girando sobre sí mismos durante mucho tiempo. El vestuario derviche es simbólico. La túnica es La Mortaja del Cuerpo y la capa negra La Tumba del Ego.

Para ser un derviche se deben superar algunas pruebas, como un entrenamiento de 1001 días. La danza se llama Sema, tiene seis partes, una compleja simbología y sólo se acompaña con música de flauta y tambores. La danza no es al azar. Cada  movimiento, cada gesto simboliza algo. Cada giro se practica según reglas, en momentos precisos. La mano derecha se extiende hacia lo alto con la palma mirando hacia el infinito y la mano izquierda se dirige hacia la tierra. De esta manera el bailarín se convierte en un mediador entre el cielo y la tierra, lo infinito y lo finito, la persona se vacía por completo para ser un canal de lo divino y en este girar rítmico se busca la unión con el Todo olvidándose de uno mismo. Los danzantes giran sobre sí mismos con los brazos extendidos y ese giro simboliza “La ascendencia espiritual hacía la verdad, acompañados por el amor y liberados del ego”.  

Luego que los derviches terminan su presentación, otros bailarines despliegan su acto y terminan mostrando una gran bandera turca para saludar al público.

Ahora llega el momento de las odaliscas.

Hermosas mujeres envueltas en velos y tules de colores con pequeñas monedas que hacen sonar con el bamboleo de sus caderas. El público acompaña con palmas y ellas despliegan toda su seducción con esa danza.

Mientras una sigue bailando en el medio del salón, el resto busca varones para bailar en el medio del salón. Muchos se niegan por vergüenza y otros se animan a pasar. Una de las chicas se acerca a mí y acepto su invitación. Somos diez varones que debemos realizar una pequeña competencia: imitar los sensuales movimientos de la odalisca que se había quedado bailando sola.

Algunos no coordinan y comienzan a quedar eliminados.

Les dan las gracias y los invitan a volver a su sitio. Quedamos dos, hasta que mi rival se equivoca y es eliminado. Soy el único que queda. El ganador de la competencia, que ganó el derecho a bailar con ella solos en la pista.

El restaurante lleno turistas aplaude.

De un mesón, se acerca una señora y como recompensa por mi baile, me ofrece unas liras turcas. Ella quiere dármelas en la mano, pero no acepto. Entonces le ofrezco mi cintura para que lo deposite ahí. Ella se sorprende, se sonríe en forma pícara, lo hace, le doy un abrazo y gano una fanática.

Vuelvo a bailar con la odalisca que desde lejos me miraba extrañada porque yo había recibido la recompensa y entonces tomo el dinero de mi cintura, se lo muestro a ella y también al público y le consulto a la señora si puedo entregárselo a la odalisca.

Ella me contesta que sí.

Le ofrezco el dinero a la señorita y ella me indica que lo deposite en su escote.

Le digo que no. Sólo se lo dejaré en su cintura, pero en la parte trasera. Ella me mira, me sonríe, se gira y me ofrece su parte posterior. Yo me acerco con claras intenciones de guardar el billete en esa alcancía. El público aplaude y se ríe.

Al acercarme con intención de dejar el dinero, ella avanza unos cortos pasos en punta de pie, se frena, me mira y me sonríe. La sigo en punta de pie y ese juego de alejarse y acercarse sigue por el salón. La gente aplaude esa coreografía no planificada.

Luego de un instante, ella se detiene, se gira y me vuelve a mirar en forma seductora. Le muestro el dinero y ella vuelve a ofrecerme su escote.

Lo deposito ahí, le doy gracias con un abrazo y todo termina con aplausos.

Al volver a mi mesa con una sonrisa de oreja a oreja, todos se ríen, me saludan y felicitan.

Silvia me mira, también se ríe, pero mueve la cabeza de un lado a otro y me dice: “sos un baboso”.

Al salir me encuentro con la señora que me dio las liras turcas, conversamos un rato y me cuenta que eran un grupo de holandeses en vacaciones. Nuevamente la abrazo y ella sorprendida me pregunta porque lo hago. Le digo “porque ahora somos familia. Gracias Máxima Zorreguieta”. Ella se rio.

Al día siguiente tomamos el vuelo de regreso al aeropuerto internacional Sabiha Gökcen en Estambul y al llegar tomamos un taxi para volver a nuestro hotel en el sector europeo. El taxista no hablaba inglés y menos español, solo turco. Nosotros de turco, nada. Pero eso era lo de menos. El problema era que él no conocía el camino, no tenía GPS, ni mapa y por lo que parecía, nunca había visitado el lado europeo, así que se detuvo varias veces para preguntar por dónde ir. Se bajaba del coche, hablaba con la gente, preguntaba mientras esperaba en el semáforo y todos le indicaban. Igual él no sabía para dónde ir.

Te acordás que la semana anterior te conté del Acueducto Valente? Ok, como te había contado, nos sirvió de referencia, ya que lo vimos desde la distancia y dijimos estamos cerca del hotel, pero el taxista seguía perdido, Así que tuvimos que usar el lenguaje universal: señas, gritos, golpes en el hombro y señalar con las manos. El hotel estaba ahí nomás. Nosotros llegamos justo para la cena, pero no sabemos cómo volvió el taxista.

Fue una linda jornada.

Que nos faltó para ver en Turquía? Muchísimo, porque el país tiene mucho para conocer, como Pamukkale, Monte Nemrut, Éfeso, Esmirna, Ankara, Troya, Konya, Pérgamo y más.

Por lo pronto te dejo éste video que muestra un pequeño resumen de lo que vivimos en éste magnífico lugar.

Esperamos que hayas disfrutado de éste maravilloso país tal como lo hicimos nosotros.

La próxima semana seguiremos viaje hacia Jordania. Te esperamos.

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