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Hoy Camboya – Segunda Parte

Como dijimos la semana pasada, Camboya no solamente tuvo varios nombres a lo largo de su historia sino también dictadores que se aprovecharon de su posición y diezmaron a su propio pueblo. Y a pesar que Camboya tiene un rey, su actual primer ministro, con más de 30 años en el cargo, maneja los destinos de la nación.
domingo, 16 de mayo de 2021 · 13:49

A pesar que en Phnom Penh reina el caos vehicular y el desorden. No siempre fue así.

Ver ese caos, descubrir lugares sagrados y encontrarte con gente agradable es una linda sensación, pero no siempre fue todo lindo en Camboya.

No siempre existieron rostros felices y sonrientes y personas que juntaban sus manos en señal de agradecimiento y deseo de buena fortuna cuando te ven pasar.

En el recorrido de hoy, les mostraremos la parte triste y dolorosa del país, porque como dijimos muchas veces, si tenemos oportunidad de hacer un viaje, no estamos saliendo solo de vacaciones, salimos a conocer un lugar y buscamos aprender más sobre el país que visitamos.

Eso nos trajo hasta acá, no solamente sus templos budistas y sus historias de palacios. Nos atrajo su historia y su dolor, no por morbo, sino para tratar de entender que pasó y porque no todos se involucraron para que no vuelva a suceder.

Hagamos un repaso para mostrar un poco lo que pasó acá, cuando gracias a la estupidez humana dirigida por el General Saloth Sar, conocido como Pol Pot, se le ocurrió la nada feliz idea de hacer desaparecer un cuarto de la población del país, por el sólo hecho de tener sospechas en contra del nuevo régimen establecido.

Pol Pot y los Jemeres Rojos

La historia dice más o menos así:

Saloth Sar fue el menor de siete hijos de un próspero hacendado. Al mudarse su familia a Phnom Penh, es enviado a un monasterio budista donde se educó durante tres años, pero al llegar a la adolescencia los monjes les comunican a los padres que no podrá seguir con sus estudios, ya que el muchacho no tenía suficiente intelecto. Gracias a que su familia tenía contactos con la dinastía gobernante, Saloth y un hermano, comienzan una carrera de protocolo en el palacio real. Luego aprendería francés (recordemos que Camboya fue colonia francesa), comenzaría a codearse con las fuerzas armadas y al igual que los jóvenes de la época, se uniría a movimientos anticolonialistas de la Indochina Francesa formada por Camboya, Vietnam y Laos, cuyo máximo líder de la revolución vietnamita fue: Ho Chi Minh. Luego entraría en contactos con el Partido Comunista Indochino, que en ese entonces era ilegal en el país.

Saloth Sar, se uniría a una alianza comunista vietnamita-jemer, donde los vietnamitas le enseñan a trabajar con las masas. Mientras, Francia quiere restablecer el orden colonial, después de la derrota de Japón en 1945, pero se ve obstaculizado por un sentimiento nacionalista con fuertes protestas y detenciones.

Luego vendría la Guerra de Indochina que fue un conflicto que enfrentó a Francia contra el denominado Viet Minh, un grupo comunista que reclamaba la independencia. El conflicto duró desde 1946 a 1954 y Francia derrotada centró su atención en la Guerra de Independencia de Argelia (en esa época los franceses no la pasaron bien con sus colonias). En la Conferencia de Ginebra se decidió el abandono de la colonia asiática, la separación de Vietnam en estados soberanos (Vietnam del Norte y Vietnam del Sur) y la celebración de un referéndum un año más tarde, donde los vietnamitas elegirían la unificación o la separación definitiva. Los dirigentes del sur rechazaron el referéndum y Vietnam del Norte envía tropas para anexarlos por la fuerza. Por su parte, Estados Unidos envía tropas para contener la expansión comunista dando comienzo a la Guerra de Vietnam. Pero eso no lo veremos ahora.

Volvamos a Pol Pot

Luego de estudiar en Francia, regresa a Camboya en 1953, sin haber terminado los estudios y comienza a dar clases de francés. En esa época, el rey Norodom Sihanouk pretendió tomar la bandera de la independencia y no dejar que lo hagan los comunistas.

Finalizada la ocupación japonesa durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Indochina contra Francia, el país declara su independencia en 1953.

Pol Pot se instalaría al noreste de Camboya para vivir con una tribu montañesa y queda impresionado por la simplicidad de su vida, con pocas cosas materiales y se convence que ese es el ideal del comunismo. Ese mismo año surgen brotes revolucionarios en varias provincias del país y un año después, los Jemeres Rojos tenían casi controlada toda la región montañosa del norte y las fronteras con Vietnam.

Saloth Sar llega a la presidencia del partido y muestra una posición anti-estadounidense y anti-vietnamita, en conflicto con quienes defendían un comunismo moderado.

Camboya declara su neutralidad en el conflicto de Vietnam pero Estados Unidos lo acusa de prestar territorios del norte para refugiar a tropas del Viet Cong. Se produce un golpe de estado y el general que asume el gobierno alineó a Camboya con los Estados Unidos y Vietnam del Sur. Este hecho no significó otra cosa que la oportunidad perfecta para Saloth Sar y sus Jemeres Rojos que intentaron la liberación del país aprovechando la independencia de Francia y de a poco se apoderan de la nación.

Conquistado el poder en 1975 con ayuda de China, Pol Pot llevaría a cabo una drástica política de reubicación de la población de los centros urbanos hacia el campo, con el objeto de implantar un comunismo de corte agrario. Los medios empleados incluyeron el exterminio de los intelectuales y otros enemigos burgueses.

Ya en plena Guerra de Vietnam (desde 1964 a 1975) Estados Unidos, autorizado por Richard Nixon, bombardea el norte de Camboya aduciendo que los seguidores del Viet Cong norcoreanos se escondían en la selva camboyana. El país es bombardeado durante catorce meses y se lanzaron en suelo camboyano más de 110.000 toneladas de bombas (tres veces más de lo que se lanzó sobre Japón durante la Segunda Guerra Mundial), aniquilando a más de 600.000 granjeros que vivían cerca de las fronteras con Vietnam durante la campaña militar.

Pol Pot encabeza un golpe de estado contra el gobierno de la época al que acusa de ser una dictadura que generaba parásitos para el país. El 17 de abril de 1975 entra en Phnom Penh junto a su ejército, Los Jemeres Rojos y en ese momento la población lo recibe con agrado sin saber lo que pasaría después. Porque ellos no estaban incluidos en los planes del nuevo dictador y les mostró una violencia inusitada llamándolos enemigos del Estado bajo el código La Gente del 17 de Abril.

Luego de esto renombra al país como Kampuchea Democrática y declara al año 1975 como Año Cero indicando que empezaba una era de purificación camboyana (al estilo nazi). La cultura occidental, la religión y cualquier otra influencia extranjera, vietnamita o norteamericana estaba prohibida. Quemó bibliotecas, abolió medicinas o incluso llevar gafas por considerarlas símbolo de intelectualidad.

A los pocos días de la llegada de los Jemeres Rojos al poder, toda la población de Phnom Penh y los pueblos de las provincias, incluidos los enfermos, los ancianos y los débiles, fue obligada a irse al campo a trabajar 18 horas diarias y en caso de desobediencia o no cumplir con la cuota diaria de trabajo, se producía una ejecución inmediata. Para él, los habitantes de las ciudades eran la clase opresora y el pueblo legítimo eran los campesinos. A partir de ese momento, más de dos millones de habitantes de la capital y de las poblaciones principales del país fueron obligados a trabajos forzados en campos de cultivos con la idea de triplicar la producción de arroz y caucho del país y de ésta manera hacerse de armamento que era facilitado por Vietnam del Norte y China.

Todos los extranjeros fueron expulsados y las embajadas cerradas, aboliendo a partir de ese momento la moneda, los mercados, las escuelas, las religiones, destruyendo toda estructura urbana y forzando a toda la población a ser cultivadores bajo pena de ser ejecutados si no cumplían con las órdenes del régimen. Durante días se ejecutó a altos funcionarios y a militares. Luego a profesores, abogados y médicos. Después a aquellos que sabían un segundo idioma. Practicar deportes también era una ocupación burguesa en la Kampuchea de Pol Pot. Se calcula que solo por hambrunas, epidemias, trabajos forzados, torturas o simple diversión, murieron unos 3 millones de personas en un lapso de 4 años, es decir el 25% de su población.

Además se calcula que más de 200.000 personas fueron ejecutadas sin juicio, como si fueran enemigos, entre los que se contaban niños, ancianos y personas pertenecientes incluso al mismo Partido. Comienza así un período de la historia camboyana calificado de genocidio camboyano.

Pol Pot lanzó una campaña para descubrir lo que llamaba el enemigo oculto. Su obsesión era que dentro del Partido y del Ejército había infiltrados vietnamitas y agentes de la CIA, así hizo detener a muchos de sus hombres, que fueron interrogados, torturados y ejecutados. La teoría del régimen era que en el Partido había enemigos ocultos y que localizarlos y eliminarlos era una obligación.

Los ataques reiterados a territorio vietnamita y las persecuciones dentro del propio partido se unirían para precipitar la caída del régimen, que comenzó en 1978 con cientos de deserciones que prepararían los elementos para un nuevo episodio en suelo camboyano: la invasión vietnamita efectuada con los propios camboyanos que se habían refugiado en ese país. Entre ellos estaba un joven que sería el futuro líder de la Camboya de post-guerra, Hun Sen quien había desertado de los Jemeres Rojos junto con otras personas y hoy forman la cúpula máxima del gobierno del Reino de Camboya.

Este periodo fue ignorado por la comunidad internacional en su tiempo, en parte por el movimiento de muchos grupos occidentales que veían con simpatía a un país que había logrado derrotar al imperialismo de Estados Unidos. El aislamiento del país hacía difícil mantener una observación internacional de los sucesos, protestas solitarias o denuncias de Amnistía Internacional fueron vistas con descrédito. Sería después de la invasión vietnamita de 1979 y el ingreso en la Organización de Naciones Unidas en 1993 cuando el mundo abriría los ojos a la realidad del drama humano vivido allí entre 1975 y 1979.

El período concluye con la invasión vietnamita en enero de 1979 y la imagen de Pol Pot  se empañaría mientras se hacían públicos los testimonios de víctimas sobrevivientes y refugiados y se encontraban evidencias de las atrocidades cometidas. Las divisiones en el Partido lo resquebrajarían y Pol Pot sería cuestionado por figuras de su confianza, quien llegaría a hacerle responsable de los desmanes del régimen y ésta posición la seguirían los demás líderes de los Jemeres Rojos, especialmente después de los diálogos de paz con el nuevo Gobierno.

Pol Pot pasa a la clandestinidad y se refugia en la jungla donde reconstruye su vida, se casa y ve crecer a sus nietos. Años después es capturado junto a sus seguidores y fueron llevados a juicio acusados por crímenes de lesa humanidad. A los líderes se los condenó a cadena perpetúan, pero a Pol Pot se le concedió arresto domiciliario debido a su edad. Poco tiempo después aparece muerto y se sospecha que fue envenenado, aunque los informes oficiales establecen que su muerte se debió a un ataque cardíaco.

Al momento de su muerte, en una esquina de su cabaña, dos mujeres lloraban en silencio. Una era Sith, la hija adolescente del dictador. La otra, su segunda esposa, Mia Som, con la que llevaba una década casado en segundas nupcias, mientras su primera esposa Khieu Ponnary, estaba recluida en un hospital psiquiátrico de Pekín.

Pol Pot fue incinerado en una hoguera improvisada con cartones, neumáticos viejos y un colchón para favorecer la combustión. Los despojos del asesino desaparecieron en medio del olor nauseabundo de la goma quemada y de una espesa humareda negra en algún lugar de la frontera entre Camboya y Tailandia.

Te cuento algunos números:

Se presentaron más de 1 millón de personas con pruebas de los crímenes de Pol Pot. Sólo entre 1975 y 1979 el número de muertos contabilizados ascendió a unos 3 millones: incluyendo casi 2 millones de campesinos, más de 25 mil monjes, 50 mil miembros de las minorías étnicas, 300 mil trabajadores, empleados y miembros de otras profesiones, unos 100 escritores y periodistas, algunos ciudadanos extranjeros, así como personas mayores y niños. Además, casi 600 mil personas desaparecieron o murieron en la selva o fueron enterrados en fosas comunes.

El régimen dejó casi 150 mil inválidos, más de 200.000 huérfanos y miles de viudas. Los sobrevivientes quedaron impotentes, incapaces de reproducirse, encontrándose en un estado de pobreza y agotamiento físico. Se destruyeron 600 mil edificios, incluyendo 6.000 escuelas, 800 hospitales de primeros auxilios y laboratorios y más de 2.000 iglesias y mezquitas que fueron destruidas o convertidas en almacenes o en cárceles.

Pero otra cosa también fue terrible: Los Niños Soldados a quienes podían manipular fácilmente para que sean partícipes de atrocidades a consecuencia de esa maleabilidad. Estos niños se comportaron más despiadadamente con los civiles que los combatientes adultos. Pero aquellos niños que no siguieran las reglas para ser soldados, eran enviados a enterrar minas en la frontera entre Camboya y Vietnam o directamente debían pasar por un campo minado para abrir un paso a las tropas revolucionarias.

El drama camboyano no se mide sólo en las 60.000 víctimas de todo tipo de explosivos producto de décadas de guerras, sino tampoco se conoce con exactitud la superficie minada, pero según estudios se estima que unos 2.000 km2 del territorio nacional siguen contaminados por todo tipo de explosivos sin detonar. Estos campos de minas son unas de las raíces de la pobreza de un país en el que más de 60% de la población vive de la agricultura.

Los Jemeres Rojos reclutaron miles de niños como soldados y éstos aterrorizaban a la gente a quienes les gritaban apuntaban con sus armas, o solo disparaban por diversión. Todos eran soldados jóvenes, entre 12 y 15 años de edad. Algunos no podían cargar bien las armas pues eran más grandes que ellos. Les habían lavado el cerebro. Les habían dicho que tenían que limpiar la sociedad, que tenían que ejecutar a las personas sin ninguna compasión, así fuera un inválido o un bebé.

En los campos de concentración, las personas debían trabajar duro. Se le asignaban metas y no podían parar hasta cumplirlas. Para comer, les daban un pequeño tazón de arroz aguado al día y si veían algo que podían comer, incluso pasto, lo recogían y se lo comían en secreto. Pero si eran sorprendidos haciéndolo, los castigaban, porque se consideraba un robo a los comunistas.

El genocidio camboyano, se calcula, acabó con la vida de la cuarta parte de la población. Las cifras, sin embargo, son aún más dramáticas según el sexo: uno de cada tres hombres camboyanos murió a manos de los Jemeres Rojos. La ruralización forzosa se materializó en campos de trabajo donde se trabajaba 18 horas, con un día de descanso cada diez y donde un gran número de personas murieron de inanición o de puro agotamiento. En las ciudades abandonadas, el régimen creó prisiones y centros de exterminio como la famosa prisión-museo de Tuol Sleng, donde murieron unos 20.000 prisioneros y sólo escaparon doce personas.

Tuol Sleng se hizo famosa por su brutalidad: los prisioneros recibían palizas y torturas basadas en descargas eléctricas y colgamientos y a veces se les hacía comer sus propias heces y beber su propia orina. Varios internos fueron utilizados en experimentos sádicos, donde se los abrían sin anestesia y se removían sus órganos o se los desangraba gota a gota para descubrir el punto de expiración. Como Tuol Sleng existían más de 150 prisiones similares.

Hay una tremenda película llamada Primero Mataron a mi Padre (2017), dirigida por Angelina Jolie, basada en la historia real de Loung Ung, una camboyana activista por los Derechos Humanos que vive en Estados Unidos. La película está ambientada en 1975 y muestra a Ung, de 7 años, forzada a ser entrenada como una niña soldado mientras sus hermanos son enviados a campos de trabajo forzado durante el régimen.

El padre, Sem Im Ung, era monje budista, abandonó sus estudios y se casó contra de los deseos de su familia y se trasladaron a Phnom Penh donde sirvió como militar y alcanzó un alto rango. La familia disfrutó así de una vida acomodada que le permitió tener dos coches, un camión, teléfono, sirvientas y agua corriente. El 17 de abril de 1975, los Jemeres Rojos ganan la Guerra Civil y la ciudad debe ser evacuada y durante el tiempo de ocupación la familia luchó por mantenerse unida.

A los diez años de edad, Loung Ung escapó de Camboya como superviviente de lo que fue conocido como los Killing Fields durante el régimen de los Jemeres Rojos bajo el gobierno de Pol Pot. Después de emigrar a los Estados Unidos y tras adaptarse a su nuevo país, escribió dos libros contando sus experiencias.

Los Campos de Exterminio

Por eso decidimos visitar el Memorial Choeung Ek, un viejo campo de exterminio en donde se encontraron unos 9.000 cuerpos en fosas comunes. A éste lugar llegaban las personas que eran ejecutadas por las noches en medio de una música propagandística ensordecedora que se mezclaba con el sonido de un motor de combustión diésel. Choeung Ek fue uno de los principales campos de exterminio o Killing Fields y se cree que existieron unos 300 más de estos campos de ejecución distribuidos por todo el país. Muchos aún no se encontraron por estar en cuevas o en el medio de la jungla.

Caminar por ésta zona, escuchando algunas historias de lo que pasó acá, te estremece el alma. Necesitas sentarte a descansar porque no podés creerlo. La verdad te impacta y es acá en donde la palabra Horror tiene un verdadero significado. Ver esas depresiones del terreno que fueron fosas comunes y que cada vez que llueve afloran algunos huesos humanos o restos de ropas, no tiene nombre y es imposible que no se te escapen las lágrimas al caminar por sus improvisados pasillos de madera.

Las personas que estaban destinadas a ser ejecutadas eran encerradas y encadenadas en un cobertizo a oscuras con doble pared para minimizar los gritos, luego eran sacadas en mitad de la noche y asesinadas en forma brutal con elementos de labranza, ya que las balas eran caras. Muchos de los victimarios eran adolescentes que adhirieron a los Jemeres Rojos mediante lavado de cerebro y ejecución de sus propios padres.

Las mujeres y los niños no tuvieron mejor suerte. Estos eran ejecutados de una manera brutal, estrellando sus cráneos contra un árbol y arrojándolos a la fosa mientras la madre observaba. Al final y si alguien quedaba vivo al caer a la fosa, el trabajo se terminaba cubriendo los cuerpos con DDT (que es un pesticida prohibido usado en las cosechas). Los asesinos decían que había que matar también a los niños, para que el día de mañana no tomen represalias por lo ocurrido con sus padres. Ese árbol conocido como el Árbol de los Bebés y esa tumba rodeada por un cerco se encuentra cubierta por cintas y pulseras de colores que homenajean a las víctimas del genocidio.

En la actualidad, en el Memorial hay una estupa budista de cemento y vidrio de cuatro lados y en cuyo interior se conservan 5 mil cráneos. Su nivel inferior está abierto y los visitantes pueden observar los cráneos y fémures, los cuales están clasificados por edad, sexo y forma que fueron asesinados.

Otro tremendo lugar es Tuol Sleng que fue un antiguo colegio secundario convertido en centro de detención y tortura, previo a los campos de exterminio o de trabajos forzados. Desde 1980 es un Museo instalado con el fin de conservar pruebas de los actos que provocaran la desaparición de millones de personas. En el patio que se encuentra en la entrada, se ven las tumbas de las últimas víctimas asesinadas de prisa ante la inminente invasión vietnamita.

Un poco más allá un bloque de salones convertidos en cámaras de tortura, con fotos de las últimas víctimas y de las camas eléctricas usadas. Otro bloque, exhibe el reglamento de la prisión y pequeñas celdas donde cabía una persona que era sometida a castigos, salones que muestran fotografías de víctimas y en la última sala se encuentran un busto semidestruido de Pol Pot y un mapa de Camboya hecho con los cráneos de las víctimas.

Una película que recrea ésta parte de la historia se llama justamente The Killing Field o  Los Gritos del Silencio, basada en la historia real de tres periodistas durante el régimen de los Jemeres Rojos. La película ganó tres Oscars de la Academia de Hollywood en 1984 y fue protagonizada por Haing Ngor y Sam Waterston en los papeles principales.

Los hechos relatados en la película están basados en el reportaje The Death and Life of Dith Pran: A Story of Cambodia de 1980. El artículo publicado por el New York Time narra lo que le sucedió al corresponsal estadounidense Sydney Schanberg, quien conoció al reportero local Dith Pran, con el que establece una relación, en principio profesional como guía e intérprete y con los años se torna en amistad. En 1975, Pran y Schanberg, se quedan en Camboya para cubrir la caída de Phnom Penh en manos de la guerrilla comunista. Schanberg y otros periodistas son obligados a abandonar el país tras la intervención, pero Pran es enviado a trabajar en los campos de trabajo forzado donde soportó cuatro años de hambruna y tortura antes de escapar a Tailandia en 1979.

Dith Pran debido a su origen chino, tuvo que enfrentar la persecución del gobierno y se vio obligado a ocultar su educación y sus habilidades de médico para evitar la hostilidad del régimen hacia los intelectuales y profesionales. Fue expulsado de Phnom Penh en 1975 y enviado a un campo de concentración junto con su esposa My-Huoy, quien fallece durante un parto estando en cautiverio. A pesar de ser ginecólogo, no pudo tratar a su esposa, pues necesitaba cesárea y al efectuar la operación quedarían expuestos y los dos serían asesinados.

Tras la caída del régimen de los Jemeres Rojos en 1979, Ngor trabajó como médico en un campo de refugiados en Tailandia y viaja a los Estados Unidos en 1980, participando de la película de casualidad en 1984 y ganando el Oscar al mejor actor de reparto.

"Si llego a morir de ahora en adelante, ¡no hay problema! Esta película durará cien años" dijo Ngor en un reportaje unos años antes de morir asesinado en un asalto callejero en un callejón de Los Ángeles en Estados Unidos, por negarse a entregar un relicario que contenía un retrato de su esposa fallecida en Camboya, luego de haber entregado un reloj de oro. Ngor superó muchos riesgos en Camboya, sólo para morir de manera violenta en su país de adopción. Irónico no??

Hubo un tiempo en que éste pueblo sufrió mucho. Camboya es un país muy sufrido.

Sus jóvenes se ven felices y comunicativos, pero los de mayor edad, con rostros llenos de paz, tienen expresiones de tristeza. Que les pasará por sus cabezas? Recordarán el pasado? Recordarán a los que perdieron durante los años 70 en manos de Pol Pot y sus Jemeres Rojos dejando familias diezmadas? Recordarán que aún hay cientos de fosas comunes sin descubrir y miles de personas que aún no aparecen? Recordarán los centros de detención donde se ven fotos de los condenados a muerte? Recordarán que no muchos pudieron huir del país por temor a los campos minados que todavía se encuentran en las fronteras? Quien lo sabe no?

Pero hasta llegamos hoy.

Y como se dice por ahí, viajar no solo implica visitar lugares increíbles y probar platos deliciosos. También implica conocer su historia, aunque sean triste como ésta.

Nos vemos la próxima semana.

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