SAN LORENZO

¿Qué le pasó a Pizzi?

Seducido por Valencia, Juan Antonio Pizzi renunció a San Lorenzo apenas días después de haberse consagrado en el Torneo Inicial. ¿Qué pasó en realidad? La bronca de Lammens, el dolor del plantel y la indiferencia del hincha.
sábado, 21 de diciembre de 2013 · 12:13
(CANCHA LLENA - LA NACIÓN) A las 19 del 9 de octubre de 2012 se encuentran en Ideas del Sur. Juan Antonio Pizzi , el candidato, Matías Lammens , el presidente, Marcelo Tinelli , el vicepresidente. Empresarios, representantes. Agrada, pero no convence. Charla de proyectos. De estilos y otras menudencias. Hay otros apellidos en la nómina. Ricardo Caruso Lombardi, por esas horas, es un DT despedido, pero que sigue en tarea. Como no hay demasiado margen, a pesar de algunas sospechas maliciosas lanzadas por el polémico DT, Pizzi entra dos días más tarde en el área grande: es el nuevo conductor.

A las 9 del 20 de diciembre de 2013 se repite el encuentro. Están todos. Juan Antonio Pizzi es el mismo, aunque es otro: es el finalista de la Copa Argentina, es el campeón del torneo Inicial. Y no quiere firmar su llegada, pretende rubricar la salida. Valencia lo espera, aún en su descalabro financiero, aún en su desconcierto futbolero, sigue siendo el cuarto poderoso de España. El propio Pizzi se vistió de blanco en la temporada 1993/1994. Puesto 10°, 23 puntos, a ¡20 unidades! de Barcelona y Real Madrid, los punteros.

Que el primer contacto fue, en realidad, hace diez días. "Para conocer su pensamiento", le comunicaron. Que Valencia va a pagar el resarcimiento. Que la charla con el Ratón Ayala, flamante coordinador deportivo, fue "excelente". Que el ex defensor viaja hoy mismo a España y es presentado, rodeado del duelo estelar de mañana ante Real Madrid. Que lo llamaron oficialmente el lunes por la noche, luego del despido de Miroslav Djukic. Que está a punto de venderse a capitales extranjeros, que el club no atraviesa una luna de miel, precisamente. Que viaja después de Nochebuena. Que es su sueño: con su ciudadanía dividida entre dos océanos, hace un buen tiempo que quiere vivir en España. Afincarse, quizá, para siempre. Que lo perdonen, que se va.

Lammens está envuelto en cólera. Porque siempre lo bancó: cuando pudo haberse ido, luego de una derrota dolorosa contra Racing. Porque renunció tras el golpazo de la Copa Argentina en Catamarca y el joven dirigente no le soltó la mano. Porque, a pesar del extraño contexto del pueblo azulgrana, que a pesar de ganar y de atacar, nunca lo cobijó en sus entrañas, siempre le dio un abrazo de confianza. Porque ni sospechó que la ausencia en el viaje hacia el Vaticano obedecía a las horas decisivas para tomar una drástica decisión. Días de paz y pensamientos a orillas del mar. Para lanzar un portazo insospechado, apenas días después de la consagración.

Un temblor que, sin embargo, dura un suspiro. El enojo de Lammens, con las horas, pasa. Tinelli piensa y calla. El plantel, eso sí, está dolido: le puso el pecho a la adversidad. Todos (pero todos), le tienen (¿tenían?) un inmenso aprecio. El 6 del mes próximo arrancará la pretemporada en Los Cardales, con un nuevo entrenador, toda una curiosidad en este tiempo del Ciclón. Los jugadores están verdaderamente confundidos: no se esperaban la determinación de un conductor que los sedujo, luego de aquellos primeros chispazos por las continuas modificaciones de apellidos.

Nacho Piatti, su valor preferido, debe quedarse tranquilo: si no será el primer refuerzo de Valencia, pues el segundo. Los hinchas, en realidad, detrás del asombro, responden con indiferencia, la misma que le exhibieron en sus 14 meses de reconstruir a San Lorenzo en un candidato al título en cada competencia. Apenas en San Juan y Boedo, en la trasnoche de domingo, algunos cantaron por su logro. No entró, definitivamente, en el corazón de la gente.

Es una reunión tirante, dura, desafiante. Alguna palabra en alto, también. Pizzi no duda: siente que es la oportunidad de su vida. Valencia transita la mitad de la tabla y San Lorenzo va a jugar la Copa Libertadores, seguramente con dos refuerzos de jerarquía. Ni se inmuta: Pizzi sabe que un errático comienzo en 2014 puede lanzarlo al vacío, más allá de la medalla. Aunque ese escenario puede repetirse en España, es su anhelo. No sólo pretende trabajar allí: quiere quedarse a vivir.

En junio pasado, los dirigentes le firman una renovación impensada: dos años más de contrato. Por eso, el terremoto. Sin embargo, es pasajero. Porque apenas unas horas más tarde, empieza la reconstrucción de la silla vacía. Del imposible de Bielsa a la realidad del Patón Bauza..., un capitán campeón de la Libertadores, lo único que anda dando vueltas por la cabeza de San Lorenzo.

"Llegó un ofrecimiento que Juan considera que no se puede rechazar. En realidad nadie lo esperaba y uno de los objetivos suyos era volver a vivir a España'', confiesa el representante Ricardo Schlieper. El técnico, de 45 años, vuela sin siquiera pisar Ezeiza. Sentido común para algunos, atropello para otros. En esta historieta, en realidad, todos tienen su cuota de razón. Hace tiempo que el fútbol argentino perdió la inocencia. "España significa mucho para él, vivió muchos años, se crió allá y hasta tiene una casa en Barcelona. Influyeron muchas cosas'', relató el empresario. Pizzi provocó un sismo. El terremoto del campeón apenas dura un par de horas. Sin heridos a la vista..

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