Aseguran que algunas marcas de ropa nacionales bajaron sus precios hasta un 40%
En un marco de ventas deprimidas, producido en gran parte por el aumento de las importaciones y la baja de aranceles, estas firmas buscan adecuarse al nuevo régimen arancelario y a las flexibilizaciones para competir en el exterior.
La baja de aranceles a productos importados y la suba de las importaciones impulsada por el Gobierno Nacional, han acelerado un contexto de depresión de ventas en los rubros de venta de indumentaria y calzado en Argentina. Para dar respuesta a esta compleja situación por la que pasa este espacio de la industria nacional, tres empresas de firma nacional bajarán sus precios hasta un 40%.
Las firmas nacionales señalaron que esta estrategia responde no solo a la competencia, sino que también por la posibilidad de las empresas de revender prendas o telas compradas en el exterior con costos menores.
Una de estas marcas de indumentaria es EQUUS, que anunció que bajará los precios hasta un 40% en muchos de sus productos, equiparando el valor del 2024.
La empresa comunicó que se pueden adquirir sweaters y pantalones desde $49.900, camisas desde $59.900, jeans desde $64.900, camperas desde $84.900 y abrigos desde $159.900. “¡Valores impensados en el mercado actual!”, expresaron en un comunicado.
Pedro y Martín Wolfsohm, CEOs de Equus comentaron: “Estamos convencidos de que como argentinos debemos acompañar a nuestros consumidores en este momento clave de recuperación económica. Desde siempre en Equus buscamos ofrecer prendas de excelente calidad con materias primas de altos estándares internacionales a precios accesibles al mercado local”.
La marca cuenta con 69 locales exclusivos, más de 70 puntos de venta mayoristas y venta online.
También, Federico Álvarez Castillo, dueño de Etiqueta Negra y Gola, informó: “Bajamos nuestros precios en función a la reducción de aranceles a la importación”. “Decidimos bajar los precios. Nos adecuamos a la nueva normativa arancelaria y se lo trasladamos al consumidor”, dijo también.
El empresario refiere a la baja anunciada por el Gobierno hace algunas semanas: las alícuotas pasaron del 35% al 20% para indumentaria y calzado, del 26% al 18% para tejidos, y del 18% al rango de entre 12% y 16% en hilados.
Días atrás, por ejemplo, una remera de cuello redondo de algodón valía $79.000 y ahora cuesta $76.000. Pero en promedio la reducción es del 10%.
Desde la compañía explican que su modalidad es mixta: producen en el país pero también importan desde diferentes países. Y de acuerdo al origen se determina la disminución de valores.
Más allá de estas reducciones permanentes, distintas marcas ya venían aplicando descuentos agresivos y cuotas sin interés para incentivar la demanda.
Cabe destacar que la Fundación Pro Tejer informó que las importaciones de indumentaria y textiles alcanzaron un máximo histórico en el primer trimestre del año, con subas interanuales en volumen del 86% y 109%, respectivamente.
En paralelo, las compras por courier vinculadas al comercio electrónico crecieron al punto de requerir una ampliación de la infraestructura en los aeropuertos.
Actualmente, el 67% de las prendas consumidas en el país son de origen importado, el valor más elevado de la serie, mientras que las de producción local representan el 33%.
En el caso específico de la indumentaria vendida en shoppings, el 75% es de procedencia extranjera.
Esto “no solo evidencia la presión externa que enfrenta actualmente la industria textil, sino también un proceso sostenido de debilitamiento estructural del entramado productivo”, aseguraron desde Pro Tejer.
“El retroceso se comienza a traducir en el cierre de empresas, pérdida de empleo y de eslabones clave dentro de la cadena de valor y una racionalización forzada del sector que opera en condiciones desfavorables, mientras compite con productos importados favorecidos por la política económica, con consecuencias negativas para el alto grado de desarrollo tecnológico alcanzado y en la inversión futura, profundizando la dependencia externa”, sostuvieron.
Ante las críticas por los precios elevados y la inviabilidad de la fabricación local, en Pro Tejer indican que el 80% del precio que abona el consumidor final por una remera marca premium en un shopping “está vinculado a costos que nada tienen que ver con la producción, el diseño y la rentabilidad de la industria y de la marca”.