Uno de los hitos económicos de abril fue el levantamiento parcial del cepo cambiario. Si bien se trató de una flexibilización del régimen, especialistas advirtieron que no se trató de una salida completa, ya que las personas jurídicas aún no pudieron acceder libremente al mercado de divisas.

Durante los primeros días del nuevo esquema, el mercado operó sin intervención directa del Banco Central, aunque con participación indirecta de organismos públicos. No se registraron compras de reservas, un punto clave exigido por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

El mayor foco de preocupación se centró en el atraso cambiario. Según los analistas, el tipo de cambio real se mantuvo muy bajo y afectó la competitividad de Argentina frente a sus socios comerciales. La posibilidad de que el dólar llegue a $1000, mencionada por el presidente, fue leída como una expresión discursiva más que como una meta concreta, aunque evidenció el nivel de distorsión actual.

La diferencia de precios en dólares respecto a países vecinos, como Chile, se hizo cada vez más notoria, lo que incentivó el consumo en el exterior y encareció el turismo y el comercio interno. Mientras tanto, el mercado espera señales más claras sobre la acumulación de reservas y una eventual salida definitiva del cepo.