Estela Medina sobrevivió a una noche de terror. Fue víctima de una salvaje golpiza a manos de su esposo, Hugo Zelaya, y logró salir con vida gracias al acto de su madre, Rosa Andrada, quien murió intentando protegerla. El hecho sucedió en Tucumán, donde la mujer no dudó en decir: “mi mamá me salvó”

Todo ocurrió el último viernes de junio, cuando Zelaya quiso obligarla a mantener relaciones sexuales. Ante la negativa, desató una golpiza feroz. “Me empezó a pegar y me hizo rodar por la cama hasta el borde”, relató Estela. En el piso, ya indefensa, el hombre tomó un bastón y comenzó a golpearla en la cabeza. Pero no se detuvo ahí.

Intentó escapar, pero él la alcanzó antes de que llegara a la puerta. Lo que siguió fue una secuencia atroz: “Me arrancaba la piel, yo veía que tenía en la boca pedazos de piel mezclados con pelos entre los dientes y masticaba”, recordó la víctima. “Lo agarré del escote, pero él me mordía los brazos. Con la mano alcancé un frasco de perfume y empecé a golpearlo para que se rompiera y clavarle el vidrio, pero no se rompía. Entonces agarré un Pervinox y se lo tiré en los ojos”, detalló a la periodista Mariana Romero, del portal Tendencia de Noticias.

Mientras todo esto sucedía, Rosa, de 104 años, dormía en otra habitación. Pese a su demencia senil, reconoció que su hija estaba en peligro. Se levantó y se interpuso entre el atacante y Estela. “Hijo, dejala”, le suplicó al yerno, que no frenó su violencia. Rosa se arrojó sobre él en un acto desesperado por salvar a su hija, dándole a Estela la oportunidad de huir. Sin embargo, toda la furia de Zelaya se volcó entonces sobre la anciana.

Estela logró salir a la calle y pedir auxilio. “Yo gritaba ‘nos están matando’, pero nadie quería entrar”, recordó.  Cuando llegó la policía, ya era tarde. Rosa había sido golpeada hasta morir.