¿Por qué no se puede comer carne durante Semana Santa? Te contamos las razones
En este período, muchas personas adoptan diversas prácticas simbólicas como señal de respeto y reflexión
La Semana Santa es una de las celebraciones más significativas del calendario litúrgico, ya que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. En este período, muchas personas adoptan diversas prácticas simbólicas como señal de respeto y reflexión. Entre ellas, una de las más arraigadas es la abstinencia de carne. Sin embargo una de las dudas radica en conocer exactamente cuales son las costumbres.
Aunque algunos fieles extienden la práctica durante toda la Semana Santa, el único día en que está estrictamente prohibido consumir carne roja según la tradición católica es el Viernes Santo. En esta jornada se recuerda la crucifixión de Cristo, motivo por el cual el Vaticano la considera un día de penitencia.
La carne roja se asocia simbólicamente con el cuerpo de Jesús crucificado, por eso evitar su consumo representa un acto de respeto y sacrificio. En reemplazo, muchas personas optan por comer pescado y preparar platos típicos como empanadas de vigilia con atún, rabas o tortilla de camarones.
Además, se recomienda realizar ayuno. Según la Iglesia, esto implica hacer solo una comida principal y dos más pequeñas, que en conjunto no superen la cantidad de la primera. La abstinencia rige para los fieles a partir de los 14 años, mientras que el ayuno se recomienda desde los 18 hasta los 59 años.
Esta tradición tiene sustento en las Sagradas Escrituras. En el Evangelio de Mateo (9:15), Jesús dice: “¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán”. Asimismo, el Código de Derecho Canónico establece en su canon 1249: “Todos los fieles están obligados por ley divina a hacer penitencia (...), observando el ayuno y la abstinencia”.
La práctica de no comer carne también se extiende durante la Cuaresma, un período de 40 días que comienza el Miércoles de Ceniza y culmina en el Domingo de Pascua. Durante este tiempo de preparación espiritual, la Iglesia exhorta a los fieles a profundizar su compromiso a través de la oración, la caridad y pequeñas renuncias personales.
Durante la Cuaresma, la abstinencia de carne se recomienda especialmente los viernes, en honor a la Pasión de Cristo.