SEXO Y AMOR

Psicoanalista: "Las parejas abiertas no van a andar"

El eminente psicoanalista Juan David Nasio sostiene que las parejas abiertas están destinadas al fracaso, que dos personas que se aman "deben además tener sexo dos veces por semana, por lo menos".
sábado, 12 de agosto de 2017 · 21:31
Juan David Nasio, psicoanalista y psiquiatra, es una eminencia en el campo de la medicina y de la psicología. Su enorme sucesión de diplomas comenzó, nada menos, tras ser elegido por Jacques Lacan como su discípulo y traductor. Está de visita en Buenos Aires presentando su libro "Sí, el psicoanálisis cura", una suerte de tratado de enorme rigor científico pero de escritura al alcance de cualquiera, basado en más de 50 años de experiencia. 

En una extensa entrevista, Nasio sostiene que las parejas abiertas están destinadas al fracaso, que dos personas que se aman "deben además tener sexo dos veces por semana, por lo menos",  afirma que "viendo cómo ama o es amado alguien se puede saber si caerá en depresión" y que el que acude al psicoanálisis llama a su terapeuta desde el sufrimiento.

Cálido, con fino sentido del humor, de enorme capacidad de persuasión cuando habla y de envidiable capacidad de observación, Juan David Nasio conversó con Infobae.

— En nuestro anterior encuentro usted me dijo que su próximo libro se llamaría "Sí, el psicoanálisis cura". ¿Por qué sintió la necesidad de escribirlo?

— Por dos razones. Primero, porque hay muchos pacientes que me escriben después de haber terminado diciéndome muchas gracias doctor, mi hijo nació. Muchas gracias, usted salvó a mi familia. Muchas gracias. Es decir, recibo muchos agradecimientos, reconocimientos. Y al mismo tiempo escucho: el psicoanálisis se terminó, el psicoanálisis no es bueno para la depresión, el psicoanálisis no es bueno para la fobia, el psicoanálisis no es bueno para esto y para lo otro. Hay un contraste entre lo que escucho, lo que se dice, y al mismo tiempo la experiencia que he tenido. Entonces quise dar ejemplos concretos de pacientes que andan y tratar de explicar por qué, cómo funciona un análisis para que el análisis sea terapéutico.
 
— Apelo a su experiencia de más de 50 años. La otra vez hablábamos del sufrimiento por amor. ¿Se puede morir por amor?

— Sí, yo creo que uno se puede deprimir por amor. Justamente es el tema de la conferencia que voy a dar este sábado sobre la depresión. Claro, uno puede morir por amor, suicidarse por amor. Por supuesto la persona que se suicida por amor, muere por amor, es alguien que está deprimido. Y quiere decir que está enfermo, que la manera de amar que él tenía con la persona por la cual él va a matarse es una manera de amar enfermiza. Hay que saber que cuando uno sufre mucho y se deprime por una separación o una ruptura amorosa el problema está en cómo amaba antes. Yo digo y lo voy a decir en una conferencia, digame cómo usted es amado y cómo usted ama y yo le diré si usted corre o no el riesgo de caer en depresión. Usted me pregunta, bueno, doctor Nasio, ¿cuál es esta manera enfermiza de amar que va a hacer que uno caiga en depresión? La manera enfermiza de amar que hace que uno caiga en depresión es que la persona que yo amo hace que si ella no me ama yo no me amo. Eso es una enfermedad, ahí estamos mal.

— Esa es una dependencia patológica.

— Exactamente, eso es una dependencia patológica. Pero si yo le digo a mi mujer o mi mujer me dice bueno, ¿a dónde vas? No, tengo ganas de irme de viaje a ver a mis amigas. Bueno, pero no mucho, eh. ¿Cuánto tiempo? Y, 15 días. No, es mucho 15 días, no, no, yo no puedo dejar 15 días sin que nos veamos, no, no. En cambio si yo digo ah, ¿te vas 15 días? Bueno, muy bien, mirá, yo al mismo tiempo justamente tengo proyectado ir a París a ir a ver algo, así que nos vamos cada uno. Eso a mí, lo que aprendí en el consultorio porque no es una cosa moral que yo digo, esa pareja con ese comportamiento a la Jean Paul Sartre-Simone de Beauvoir, cada uno hace lo que quiere, no digo que no ande, pero es muy frágil.

Yo estoy por la dependencia, ya lo digo enseguida, adoro la dependencia. Yo soy un dependiente y viva la dependencia. Yo estoy contra la defensa de la autonomía. Esa es mi experiencia. Yo pienso que en una pareja, ahora voy a responder su pregunta, pero aprovecho el problema de la dependencia, pienso que en una pareja no hay buen modo, buena solución, para vivir en armonía. Toda pareja tiene conflictos. Y para mí la manera, la menos complicada pero que no es de ninguna manera una solución, es estar dependiente. Es una relación de dependencia. Por supuesto esta dependencia no tiene que ser tan enferma que yo no puedo amarme a mí mismo sin el otro.

— ¿Y el amor a distancia?

No dura mucho. Lamento para los internautas que quieren soñar con eso. Mi respuesta es que cada vez que un hombre y una mujer se separan geográficamente por mucho tiempo por más que haya videoconferencia, internet, etcétera, es muy difícil. El amor no resiste.

— El amor supone la proximidad física.

— Absolutamente. El amor supone la proximidad física. El amor supone también, yo digo que tengo la idea de, yo creo que lo hablamos, del banquito con las cuatro patas.

— Sí, claro, sí.

— Lo hablamos.

— Pero vale la pena reiterarlo.

— (Risas) Bueno. Yo pienso que para que un amor funcione hacen falta cuatro patas, una pata primero es el sexo, quiere decir que cuando usted me dice hay una aproximación física yo pienso que hace falta una aproximación física sexual y hacer el amor dos veces por semana mínimo. Digo bien: mínimo, no máximo, mínimo.

— Algunos se están infartando.

— Ya sé, ya sé, por eso lo estoy diciendo, mínimo. ¿Por qué? Porque hoy los jóvenes, no sé qué pasa, no hacen el amor. No sé si será internet, si serán los films pornográficos u otras cosas, pero en todo caso la relación física tiene que ser presente, sexualmente presente, y regularmente presente. Que sean buenas relaciones sexuales o malas poco importa.

Segunda patita del banquito es una admiración mutua. Yo tengo que admirarla o ella me tiene que admirar. O yo tengo que admirarlo. No importa por qué. Porque es un buen padre, porque es un buen profesional, porque sabe hacer la cocina. Poco importa, hay un sentimiento de respeto y de admiración por mi compañero o mi compañera.

Tercer patita del banco es que haya una actividad en común una vez por semana. Discúlpeme que hable así, lo que pasa es que…

— Para que no queden dudas de lo que estamos diciendo.

— Claro.

— Que no sea una expresión de deseo.

— Y que todo esto, porque ahí dicen cómo un psicoanalista se pone a dar consejos como… Lo que pasa es que lo aprendí en mi consultorio, me lo enseñaron mis pacientes. Entonces la tercera patita es que hay que tener una actividad en conjunto una vez por semana, hacer footing los jueves a la noche, ir al teatro todos los martes o un martes cada quince días solo los dos, sin los chicos, sin los hijos, solos.

Cuarta patita hablar, tener un momento para hablar. Hablar de él, hablar de ella, hablar de nosotros, hablar del futuro, hablar de los chicos también, por qué no. Pero los dos solos, hablar.

Actividad sexual, admiración, actividad conjunta…

— Y hablar.

Y hablar.

—  En estos días se discute el tema de las parejas abiertas, aquellas parejas que a lo Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre se cuentan sus conquistas, parejas que conviven y admiten la libertad de tener actividad sexual con terceros.

— Yo pienso que no va a andar eso, no. Para mí no anda. ¿Por qué? No anda porque primeramente lo constato. Segundo, porque no anda desde el inicio de la humanidad; entre los sumerios, 2.800 antes de Cristo, había sanciones, se mataba a la mujer que engañaba al marido, y al amante lo echaban del pueblo. Quiere decir que hay algo en el ser humano que necesita la exclusividad del amor y al mismo tiempo esto plantea el problema de la infidelidad, de un lado necesitamos la exclusividad del amor, yo te quiero para mí, no quiero nada más, nadie más, y al mismo tiempo tengo ganas de lo nuevo, de conocer, de explorar. Y ahí estamos, entre las dos cosas, exclusividad del amor y explorar lo nuevo. Mucha gente explora lo nuevo pero quiere la exclusividad del amor del otro.

En una palabra, las parejas abiertas donde todo es posible, cada uno su vida, yo los respeto, no puedo decir que no, pero pienso que las perspectivas de ruptura son de 80 por ciento.

— O sea, la fidelidad no es un mandato cultural.

— No, yo pienso que no. La cultura es muy importante, por supuesto, pero pienso en el cuerpo, para mí el maestro, el amo, no es la cultura, es el cuerpo. Lo que domina son las ganas de comer. Lo que domina son las ganas de ir al baño. Lo que domina son las ganas de estar sano. Lo que domina son las ganas de hacer el amor. Lo que domina es el cuerpo. El cuerpo para mí está a la base. Por supuesto, no es exclusivo, está el cuerpo, está el otro. Para mí hay tres seres o tres entidades mayores: mi cuerpo, que tiene que estar sano, el otro que yo espero que me ame y que yo necesito amar, para mí el amor es una necesidad; y luego están los otros, la cultura.

 

 

(Fuente: Infobae)

Comentarios

Otras Noticias