Mendoza

Sasha Daniel: la historia del “niñe” bigénero de 12 años

Junto a su mamá inició los trámites para que en su DNI y partida de nacimiento figure la leyenda “no consignado” en el ítem género.
viernes, 28 de junio de 2019 · 21:31

Sasha Daniel Baeza tiene 12 años y está en séptimo grado de la escuela Patricias Mendocinas. Cuando nació en 2007, fue inscripta como Sofía y en el espacio del DNI destinado al “Género” -aunque está identificado como “Sexo”- , marcaron “femenino”.

Hace un año -cuando se definió a sí misma como Sasha Daniel-, también se dio cuenta de que su género no era el femenino. Ni tampoco el masculino. O; mejor dicho, eran ambos. “Siempre sentí que yo era los dos, pero lo reprimía. Porque la sociedad lo reprimía, y yo sentía que tenía que ser uno u otro; pero no podía ser los dos. Hace un año empecé a investigar, me hice preguntas, fui a la psicóloga y me saqué todo de adentro. Y me reconocí como bigénero”, resume con una simpleza notable Sasha. O Dani. “Me da lo mismo que me traten de ‘chico’ o ‘chica’. El otro día fui a cargar la RedBus y quien me atendía me dijo ‘ahí estuvo, caballero’. Y fue raro, porque era la segunda vez en que me trataban de hombre. Pero a la vez está bueno. Lo que sí me molesta es cuando me dicen ‘Sofía’, ese ya no es mi nombre. Sofía ya murió”, agrega “le niñe” (como prefiere definirse, usando al lenguaje inclusivo).

La categoría “bigénero” no existe legalmente hablando. Por esto es que Sasha y su madre -Eva Baeza (34)- iniciaron hace dos meses el trámite para que en su partida de nacimiento y en su DNI figure la leyenda “no consignado”.

Una vez que lo logren, irán por la segunda batalla: ser formalmente bigénero. “Ahí es donde te das cuenta de que la ley está incompleta. Porque no hay dos géneros nada más, hay muchos. Hay personas que no son ni masculino ni femenino, pero no por ello se perciben como sin género. Ese es mi caso”, agrega con calma.

Bigénero

Desde “chiquite”, Sasha Daniel solía imaginar cómo sería ser hombre. Sin embargo, era un razonamiento que intentaba silenciar casi en el acto. “El año pasado me planteé que era bigénero, y me pregunté si tenía algo de malo. Por supuesto que la respuesta fue que no. En la infancia y en la pre adolescencia hay niños trans, la madurez no es algo exclusivo de la adolescencia”, continúa, y deja en claro de que es una falacia considerar que es algo imposible de plantearse durante la infancia. “Hay una cuestión ‘adulto-céntrica’ en donde se cree que si sos niño, aún no sabés qué sos”, agrega en el living de su departamento céntrico.

Eva, su mamá, es profesora de Filosofía, especializada en niños y jóvenes. Y si bien durante 11 años tuvo una hija llamada Sofía, entiende a la perfección a su “hije” y lo acompaña desde el primer minuto. “Un día, muy angustiade; me dijo que era bisexual. Le dije que no pasaba nada, que para mí era lo mismo que si viniese a decirme que era heterosexual. Después, indagando; definió que tampoco era bisexual; sino ‘bigénero´”, agrega a su turno la profesora. Incluso, y a pesar de la distancia generacional, hasta los abuelos lo tomaron “bien”. Es extraño, porque uno piensa que son de otra época; pero me topé con abuelos razonables”.

Por supuesto que no faltan aquellos tíos con los que se ve muy de vez en cuando, y quienes al verle con el pelo muy corto hicieron comentarios del estilo: “Parece un hombrecito”. Sasha Dani toma esos comentarios sin hacerse demasiada mala sangre, sabe que tarde o temprano van a extinguirse, “se van a caer”.

“Si me corto el pelo, no es porque soy machito. ¡Es porque me gusta cortarme el pelo!. Tampoco falta el que cree que estoy confundide. ¡Yo no estoy confundide, no tengo nada que definir!. Por años me confundió la sociedad que me dijo que tenía que ser cisgénero heterosexual, y que por haber nacido mujer tenían que gustarme las princesas y el rosado”, se explaya, no sin dejar de evidenciar su molestia para con los estereotipos (“no me gustan las muñecas, el rosado ni el pelo largo. Tampoco me gusta el fútbol”, agrega).

Sasha Dani no se considera con más madurez que nadie. Tampoco logra comprender por qué mucha gente dice sorprenderse por su pensamiento y por la claridad de sus palabras. “Generalmente suele estructurarse a las niñas. A los 7 años yo empecé a meterme en el mundo del feminismo y a ver películas que muestran que no hay un sólo tipo de mujer (tiene fascinación por el japonés Hayao Miyazaki)”, continúa quien disfruta de dibujar, leer y bailar (K-pop, rap y rock). Y sueña con ser historietista o cantante.

“En los últimos años han existido avances en la reivindicación y reconocimiento de derechos, como por ejemplo la Ley de Identidad de Género y la de Educación Sexual Integral (ESI). Sin embargo, en el caso de la ESI, falta salir de los estereotipos y de los dos géneros”, advierte.

Sasha Daniel sabe que no faltará quien lea esta nota o quien la cruce por la calle y piense para sí mismo que “la juventud está perdida” y que “con 12 años no puede saber lo que quiere”. Y asegura: “hay que darse cuenta de que en la niñez, la adolescencia y la pre adolescencia uno puede ser muy maduro. Y en ese período se puede descubrir la identidad y la orientación sexual. Incluso, mi mamá y mi abuelo siempre me dicen que cada día aprenden más conmigo que con otras cosas. Cuando uno es sincero con uno mismo, ya hizo lo que le corresponde”.

Fuente: Los Andes

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