Aunque para muchos los billetes de 20 pesos ya no tienen gran valor, algunos ejemplares pueden convertirse en verdaderas joyas dentro del mundo del coleccionismo. Especialmente si presentan características particulares, errores de impresión o pertenecen a series específicas, su valor puede multiplicarse por cientos respecto al nominal.

En el ámbito de la numismática y la notafilia —el coleccionismo de monedas y billetes, respectivamente— se da una particular atracción por piezas raras. En el caso de los billetes de $20, aquellos con defectos como doble impresión, cortes mal alineados o errores en el número de serie son altamente codiciados. También son muy requeridos los que tienen la imagen de Juan Manuel de Rosas y fueron emitidos en 1998 o 2003.

En plataformas como Mercado Libre o en grupos de coleccionismo en redes sociales, se han publicado ejemplares con precios que oscilan entre los $1.500 y los $5.000. Sin embargo, hay casos excepcionales: algunos billetes llegaron a venderse por cifras cercanas a los $36.000.

“El valor depende de muchos factores: el error, el año de emisión, el estado de conservación y la demanda del mercado”, explican los aficionados en foros especializados. También destacan que, para obtener una tasación precisa, es recomendable acudir a expertos o participar en encuentros numismáticos, donde se evalúan las piezas en detalle.

Además, la conservación es clave. Un billete en excelente estado, sin dobleces marcados, sin escrituras ni manchas, tiene muchas más chances de alcanzar un precio elevado.

Los errores más buscados incluyen faltas de tinta en alguna sección, imágenes o textos desplazados y variaciones en el color. Estas fallas, aunque involuntarias en el proceso de impresión, pueden transformar un billete ordinario en una pieza de colección. Por eso, antes de desechar un billete de $20, vale la pena revisarlo. Podría tratarse de un tesoro escondido en el fondo de un cajón.