Con una piedra en la mano, Alfredo Cornejo abrió el nuevo período ordinario de sesiones

En la apertura del 185º Período Ordinario de Sesiones Legislativas, el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, realizó un encendido balance de su gestión al frente del Ejecutivo provincial, marcada por un año y cinco meses de gobierno. 

Pero más allá del repaso técnico y político, el mandatario dejó una escena que captó la atención de todos los presentes: con una piedra de cobre en una mano y una botella de vino en la otra, sintetizó su visión de desarrollo para Mendoza.

“Nos hemos propuesto abrir la casa al progreso, y la minería será el motor de ese progreso”, afirmó Cornejo al alzar la roca, destacando que este impulso deberá ir acompañado de “un respeto por el agua, el medio ambiente y las próximas generaciones”. 

El gesto no fue meramente simbólico: con el cobre en alto, señaló que se trata de un recurso con una demanda global sostenida para las próximas décadas, capaz de transformar la economía provincial. “Este producto puede hacer próspera a Mendoza”, aseguró, al tiempo que enfatizó que su desarrollo “no tiene por qué ser incompatible con el vino”.

En ese momento, levantó una botella de vino sin etiqueta y se detuvo a reivindicar a la vitivinicultura como emblema de la identidad mendocina. “Somos reconocidos internacionalmente por esto, somos premiados en el mundo, nuestra marca indeleble la produce esta maravillosa industria, la más competitiva del mundo”, sostuvo con vehemencia. También comparó el sector con otros rubros de bebidas: mientras que la cerveza está concentrada en cinco grandes compañías, en el vino “son miles los hacedores que compiten”.

Finalmente, cerró su mensaje con una definición que resume su apuesta productiva: “Queremos el mismo prestigio y el cuidado ambiental que tuvimos con el vino, con este producto —el cobre— y queremos ser reconocidos en el mundo como grandes productores”. Una declaración de intenciones en clave de futuro, con raíces en dos símbolos profundamente mendocinos.