Juan Carlos Leiva es un hombre que desde hace un tiempo vivía en el ingreso de un edificio en Mendoza. Allí se resguardaba del frío, pero no lo hacía solo, sino que siempre estaba acompañado de su fiel compañero perruno, Sultán. Para no separarse de su amigo, debió rechazar ir a un refugio e incluso la atención médica. Este acto de fidelidad lo llevó a una larga agonía que finalizó el 4 de junio. 

Una vecina de la zona, María Navarro, fue quien lo asistió en sus últimos días. Ella trabaja como personal de limpieza del edificio donde Juan dormía y es quien ahora cuida a Sultán.  “Yo le decía que fuera al hospital, que yo me quedaba con el perro, pero no quería dejarlo solo. Me decía balbuceando que cómo iba a hacer para buscarlo después”, comentó María en un medio mendocino. "Él lo único que quería era cuidar al perro”, recordó.

A pesar de las insistencias de vecinos y preventores, Juan se negaba a ser trasladado porque no quería separarse de Sultán. Finalmente, aceptó ir al hospital cuando María le prometió que cuidaría del animal en su propia casa. Sin embargo, cuando fue al nosocomio supo que su cuadro era grave. Juan sufría EPOC, neumonía y un problema cardíaco. Fue derivado al hospital Scaravelli de Tunuyán, donde murió solo, lejos de sus conocidos.

Juan, el hombre que murió de frío por no dejar a su perrito

Desde el Gobierno señalaron que el hombre se negaba a ir a los albergues. La amiga de Juan señaló que “no lo dejaban entrar con el perro y cuando lo hicieron, lo golpearon. A veces venía con moretones”, denunció. Ahora el animal tiene una nueva familia, ya que otra vecina decidió adoptarlo.  “Ahora duerme calentito, con un abrigo azul, en un sillón de su nueva casa. Le dije a Juan que estaba cumpliendo mi promesa: que Sultán tuviera un buen hogar”, afirmó.