Un chico de barrio muy sencillo: Bergoglio en los ojos de su amiga de la infancia
Arminda Aragón, su gran confidente de 94 años, contó a este medio cómo fue compartir su juventud con Francisco, alguien que destacaba por su simplicidad.
El mundo católico está llorando la pérdida de Francisco I. El Papa argentino destacó por su sencillez, su implicancia en los conflictos bélicos y por su preocupación por los pobres. La mayoría tiene presente estos 12 años de papado. Sin embargo, son pocas las personas que tuvieron la posibilidad de conocerlo antes de transformarse en el Sumo Pontífice. Esta suerte sí la tuvo Arminda, alguien que conoció muy bien a Jorge, a quien describió como un pibe de barrio.
Esta mujer de 94 años fue una amiga muy cercana de Bergoglio cuando ambos transitaban su juventud. Ella contó a Diario 13 que ambos eran vecinos en Flores hace unos 70 años. Por ese entonces, ella lo veía como un joven más del barrio que era muy apasionado por el fútbol, sobre todo por el club de sus amores: San Lorenzo de Almagro.
‘Él vivía cerca de mi casa, a una cuadra y media más o menos. Hay una placita donde ahora le han hecho un homenaje. Ahí él solía jugar a la pelota con nuestros amigos. Era un chico como todos los demás del barrio, pero lo que lo distinguía era su alegría’, contó.
Con el paso de los años, tanto Arminda como su hermana fueron entablando una amistad con Jorge. Los tres eran personas muy cercanas a Dios, coincidiendo múltiples veces en la Parroquia de San José de Flores. Además, terminaron siendo compañeros de un grupo religioso.
‘Era un muchacho muy alegre, franco, muy religioso. Se notaba su vocación religiosa porque realmente trabajaba mucho en la iglesia, estaba en la Acción Católica. Salía a la calle con una mesita, libritos, rosarios y misionaba así por la calle con un amigo. Siempre compartía con la gente, era muy cálido, realmente era un discípulo de Jesucristo’, expresó.
Arminda tiene una memoria privilegiada. A pesar de que pasaron más de siete décadas, ella recuerda perfectamente el momento en que Bergoglio recibió ‘el llamado de Dios’.
‘Hubo un día de primavera en que nos íbamos de paseo a hacer un picnic. Recuerdo que yo estaba caminando por uno de los costados de la iglesia, lo veo a él en un confesionario y en ese momento es como que él decide no ir al picnic con nosotros. Se confesó con el sacerdote que había y en ese momento él sintió su vocación religiosa. A partir de ahí, su vida quedó vinculada a Jesucristo’, recordó.
Fueron pasando los años y él siguió entregando su vida a Dios. Llegó a ocupar el puesto de obispo de la zona de Flores, sin perder la sencillez que siempre lo caracterizó. Su amiga de la infancia contó que nunca lo vieron llegar en algún vehículo particular al barrio. Él en todo momento se manejó en subte y colectivo.
Este norte tan claro que tenía le permitió llegar a ser cardenal, ganándose el cariño tanto de sus pares como del ciudadano común. Su forma de actuar lo llevó el 13 de marzo de 2013 a ocupar un lugar que quizás ni él soñaba: se convirtió en el Papa Francisco I, luego de que el 28 de febrero de aquel año Benedicto XVI presentara su renuncia.
‘Estábamos en una habitación con mi hermana, que ya falleció. Estábamos escuchando la televisión porque estábamos esperando el famoso humo blanco y en un momento dado apareció esta persona y en idioma italiano dijo que había salido elegido el Papa Francisco. Fue tal alegría que pegamos un salto, nos abrazamos y se empezaron a escuchar las campanas de la iglesia’, manifestó.
Si bien Arminda también tiene la espina clavada de que su amigo no visitó Argentina en su rol de Sumo Pontífice, ella guarda en su corazón un recuerdo muy especial. Se trata de cuando ella pudo viajar a Italia y vio en persona nuevamente a aquel joven Jorge con el que compartió tantos momentos de joven.
‘Fui una vez al Vaticano, lo vi y lo saludamos porque estaba con un grupo. Él nos vio y nos saludó muy alegre, pero antes ya había tenido contacto con él a través de sacerdotes que iban a verlo. Él siempre nos recordaba a mí y a mi hermana. Siempre nos decía: ’Yo sé dónde viven ustedes' y nos daba la dirección exacta de la casa', contó.
Como a todos los católicos, la noticia de su fallecimiento la llenó de tristeza. A pesar de ello, Arminda prefiere tener un pensamiento positivo. Ella manifestó que, por su paso tan ejemplar por el planeta Tierra, Jorge Bergoglio ya se encuentra a un costado de Dios rezando y protegiendo a todos.
‘Lo recordaré como ese Papa franco, sencillo, amado por los pobres. Siempre nos decía que no quería que estuviéramos adentro del templo, sino que estuviéramos afuera de las puertas del templo conversando con la gente y llevándole a Jesús a la gente. Esa era la forma en la que él se manifestaba. Creo que fue una persona increíble, muy inteligente y con mucho amor a los pobres. Ahora él nos estará protegiendo siempre’, sentenció.