Se viralizó en redes la emotiva historia de Víctor Díaz, un trabajador rural que fue despedido tras once años en una estancia de San Vicente, provincia de Buenos Aires. Víctor, de origen paraguayo, se quitó el bozal silbando con tristeza acompañado únicamente por su fiel perro, el único que salió a despedirlo cuando dejó el lugar tras recibir la noticia del fin de su contrato.

En el video que compartió en TikTok e Instagram, se lo ve caminando por la tranquera de salida con su bolso al hombro y la mirada baja, mientras repite entre sollozos: “Pobrecito… dije que no iba a llorar, pero veo a este perro y lloro”. El animal, confiado y aún creyendo que iba rumbo al trabajo diario, siguió sus pasos hasta que Víctor se alejó definitivamente. El canino fue la única despedida tangible, ante la ausencia de compañeros humanos.

El fondo de la noticia es el despido repentino ocurrido el viernes anterior, relató Víctor: “Llegué puntual como siempre y me dijeron que hasta acá llegábamos. Ya estaba hecha mi liquidación”. Aunque no se difundieron con claridad los motivos del despido, algunos medios especulan que una queja contra un ingeniero agrónomo, en relación a un silobolsa estropeado, habría influido para presionar en su desvinculación.

La historia conmovió a cientos de miles y desató una ola de solidaridad. Con más de 400 000 seguidores en Instagram, Víctor recibió ofertas de trabajo y mensajes de aliento: “Vení a mi campo a trabajar conmigo” o “Cuiden su laburo… ya vamos a encontrar algo mejor”. En sus propias palabras, el trabajador afirmó: “Gracias patrón por darme trabajo… ojalá que siga mejor tu campo sin mí”. En medio del dolor, su despedida dejó un mensaje claro: valorar las relaciones, humanas y animales, que aparecen sin llamar la atención.