Desde que oficializó su romance con el polista y empresario Martín Pepa a fines de 2024, Carolina “Pampita” Ardohain atraviesa una etapa de transformación personal que se refleja tanto en su estilo de vida como en sus redes sociales. La modelo y conductora, acostumbrada al ritmo acelerado de la televisión porteña, parece haber encontrado en el campo y el polo una nueva forma de experimentar el amor y la tranquilidad.

Carolina Pampita Ardohain
Carolina Pampita Ardohain

Este viernes, Pampita compartió en Instagram un video donde se la ve cabalgando en una de las estancias de Pepa, ubicada en la exclusiva zona de The Hamptons, Estados Unidos. Vestida como una auténtica amazona, con casco, botas y ropa de equitación, la modelo aparece montando un caballo marrón que roza más al mundo rural que al glamour de la televisión. 

La escena, musicalizada con un tema electrónico, fue acompañada por un mensaje reflexivo: “No ha terminado, vive un poco, abre tus ojos... Deberíamos estar bailando con fuego, en lugar de perseguir el Sol”.

Pampita y su rotundo cambio de vida

A sus 47 años, Pampita parece haber encontrado un nuevo equilibrio entre su faceta profesional y una vida más conectada con la naturaleza. Madre de cuatro hijos, la conductora reparte su tiempo entre Buenos Aires y los viajes a Estados Unidos, donde pasa largas temporadas en la residencia de Pepa, especialmente durante el verano. Incluso se la ha visto allí junto a sus hijos, lo que marca una integración familiar en esta nueva etapa.

El vínculo con Martín Pepa, oriundo de La Pampa y vinculado al empresario australiano James Packer, comenzó tras su separación de Roberto García Moritán, con quien estuvo casada cinco años. Aunque mantiene una relación cordial con su ex por la crianza compartida de su hija menor, Pampita decidió mirar hacia adelante.

Pampita y su rotundo cambio de vida

Lejos de los flashes constantes, la modelo ha incorporado la vida de campo y el universo del polo a su rutina diaria. En sus redes ya es habitual verla montar a caballo o disfrutar del aire libre, algo que hasta hace poco no formaba parte de su mundo. Esta conexión con la naturaleza parece simbolizar una nueva etapa vital: más serena, más privada y centrada en un amor que la llevó, literalmente, a cambiar de paisaje.