El asesinato del profesor de educación física, Marcelo Amarfil, se convirtió en noticia nacional ya que la acusada es investigadora del CONICET. El juicio contra esta mujer se retrasó debido a un problema de salud de los jueces que integran el tribunal. Sin embargo, el mismo se retomaría dentro de casi un mes.

El motivo que había ocasionado que se frenara este proceso judicial en contra de Luciana Teresita Bustos, es la complicación del juez Guillermo Adárvez. El magistrado directamente debió ser internado en una clínica privada hace unos días. Sin embargo, ya recibió el alta médica desde dicho establecimiento.

No obstante, los profesionales de la salud le indicaron que cumpla con cuatro semanas de reposo. Por este motivo se estableció que el juicio se retome el próximo lunes 19 de mayo, para que el juez siga formando parte del mismo.

Cabe recordar que la última audiencia en contra de la investigadora del CONICET, fue el miércoles 16 de abril. Luego de eso llegó el fin de semana largo por la Semana Santa, que fue el momento en que Adárvez se complicó.

El sangriento episodio

Todo ocurrió en horas de la madrugada del pasado 17 de enero de 2024. En ese momento, en el departamento 9 de Julio, las autoridades encontraron el cuerpo sin vida de un hombre en el interior de un automóvil modelo Ford Fiesta. Se trataba de los restos de Marcelo Amarfil.

Casi de forma simultánea, un agente de la comisaría 31.ª de Las Chacritas, que realizaba patrullaje por calle Pellegrini, se cruzó con una mujer de 33 años que se identificó como Luciana Bustos. 

La misma tenía manchas de sangre en su cuerpo y se encontraba sin remera, asegurando que el sujeto que hallaron muerto se había quitado la vida con un cuchillo. Sin embargo, el cadáver mostraba signos de violencia que no sustentaban la versión de Bustos.

Si bien ella trató de instalar la versión de que Amarfil tuvo ‘un brote psicótico’, esta versión se descartó luego de algunas pericias. Los peritos determinaron que las lesiones que presentaba la víctima eran compatibles con un degüello cometido por un tercero y no con un suicidio. A partir de ese momento, se consideró el caso como una muerte violenta por múltiples heridas de arma blanca.