El pasado viernes, un giro definitivo marcó el cierre de una causa que desde 2022 venía generando tensión familiar y judicial en Pocito. Se trata del caso por el crimen de Herman “Mito” Rodríguez, quien fue asesinado de un disparo en el rostro el 18 de abril de aquel año, en una finca heredada de sus padres. El principal acusado como partícipe del homicidio era su hermano, Eliseo “Pachico” Rodríguez, de 80 años, quien falleció en noviembre de 2024 mientras cumplía prisión preventiva domiciliaria.

Eliseo había sido condenado a 14 años de prisión como partícipe principal, mientras que el autor material del disparo, Juan Adrián “Chileno” Riveros, recibió 16 años de condena. La Fiscalía sostenía que el móvil del crimen era una vieja disputa por herencias entre los hermanos Rodríguez. Sin embargo, la defensa de Eliseo sostuvo siempre lo contrario: que su cliente era inocente, que ni siquiera estuvo en el lugar del hecho, y que el verdadero motivo del crimen fue el robo de una motocicleta que Mito Rodríguez había reparado en su taller.

El abogado defensor, Martín Zuleta, habló con el móvil de Canal 13 y explicó que la acusación inicial era como autor material, pero en el juicio se demostró que Eliseo no efectuó los disparos. Aun así, fue condenado como partícipe principal, lo que, según el letrado, violó el principio de congruencia, ya que fue condenado por algo distinto a lo que se le había imputado.

Zuleta detalló que tras la condena iniciaron un recurso de apelación, luego un recurso de casación extraordinaria ante la Corte de Justicia de San Juan, que fue admitido formalmente, pero nunca llegó a resolverse antes de la muerte de Eliseo. Por eso, este viernes se celebró una audiencia donde se extinguió la acción penal y se dictó el sobreseimiento. Según su abogado, “el Estado no logró romper el estado de inocencia de Eliseo Rodríguez”, y su nombre será retirado de los antecedentes penales.

El caso de Mito Rodríguez seguirá teniendo al único condenado con pena firme: Juan Riveros. La defensa de Eliseo insistió en que este sujeto no sólo fue condenado por este asesinato, sino también por otras dos causas penales, y que siempre actuó solo.

La historia familiar, atravesada por la tragedia, termina judicialmente con un cierre técnico: el acusado murió antes de que se confirmara su culpabilidad, y para la ley, nunca dejó de ser inocente.