¿Qué pasa si alguien filtra información del cónclave? Esta es la sanción
El personal de apoyo deberá prestar juramento de secreto perpetuo bajo amenaza de sanciones severas. La Capilla Sixtina ya fue sellada para garantizar el aislamiento total.
A pocos días del inicio del cónclave en el que se elegirá al sucesor del papa Francisco, el Vaticano desplegó un estricto operativo de aislamiento, secreto y vigilancia. Desde este lunes, todo el personal que prestará asistencia a los cardenales —incluidos cocineros, médicos, conductores y encargados de limpieza— deberá prestar un juramento de secreto absoluto y perpetuo, bajo pena de excomunión automática en caso de filtraciones.
La medida afecta a todos los trabajadores involucrados en la organización del cónclave, que comenzará este miércoles en la Capilla Sixtina. La Santa Sede exige a los asistentes abstenerse de utilizar dispositivos de grabación de audio o video y les prohíbe hablar sobre cualquier detalle del proceso electoral, incluso de manera indirecta.
El juramento se realiza en la Capilla Paulina del Vaticano, y también lo harán confesores multilingües y clérigos en funciones litúrgicas. Los propios cardenales electores prestarán su promesa de confidencialidad el miércoles, antes de emitir sus primeros votos.
Esta estricta normativa fue reforzada por Benedicto XVI en 2013, poco antes de su histórica renuncia. Si bien el castigo de excomunión ya figuraba en las reglas redactadas por San Juan Pablo II en 1996, Benedicto endureció el protocolo y lo hizo explícito: cualquier revelación sobre lo que ocurre dentro del cónclave implicará quedar excluido de la comunión de los fieles y del uso de los sacramentos.
“Tomo este juramento plenamente consciente de que una infracción del mismo incurrirá en la pena de excomunión automática reservada a la Sede Apostólica”, finaliza el texto que todos deben leer en voz alta antes del encierro.
La Capilla Sixtina, blindada
Tras el funeral de Francisco, la Capilla Sixtina fue reacondicionada durante una semana. Se instaló un piso flotante para nivelar el espacio y se montaron las mesas ceremoniales forradas por tapiceros del Vaticano. La tradicional estufa para comunicar los resultados de la votación ya fue instalada y los bomberos colocaron la chimenea en el techo.
Además, doce técnicos y artesanos permanecerán dentro del recinto durante todo el proceso, asegurando el funcionamiento de los sistemas de temperatura, iluminación y asistencia logística. Casi 80 accesos fueron sellados con plomo y todas las ventanas fueron oscurecidas para evitar cualquier fuga de información.
Dos oficiales de la Guardia Suiza Pontificia, un coronel y un mayor, también prestaron juramento y serán los encargados de custodiar la zona de máxima seguridad durante el encierro.