DETRÁS DEL “JUEGO DE LAS FOTOS"

Que buscan las bases de datos con Face App

Los expertos explican que siempre conviene leer en detalle las “bases y condiciones” de estas propuestas. Y alertan: “Cuando un servicio es gratis es porque vos sos el producto”
lunes, 29 de julio de 2019 · 19:22

Ocurrió en pocas horas y hace dos semanas. A algunos les crecieron canas, otros perdieron pelo, algunos más tuvieron los dientes amarillentos, deteriorados, y todos se arrugaron. En apenas un rato los grupos de WhatsApp -esa caja de resonancia de la tendencia virtual que toque vivir cada día- se llenaron de fotos que pretendían ser, también, un viaje en el tiempo. Los amigos, los compañeros de trabajo, los padres, los mismísimos dueños de cada celular, todos envejecidos.

La aplicación FaceApp, a través del uso de Inteligencia Artificial, hizo que cientos de miles de personas se asomaran al paso de los años: alcanzaba con sacarse una selfie para que el sistema la procesara y la devolviera "bajo los efectos de la vejez". Un envejecimiento estándar que hizo que, según Business Insider, 12,7 millones de personas descargaran la aplicación en sólo una semana y que se multiplicaran los comentarios del tipo "estás igual a tu mamá", "sos igual a tu viejo", "uy, voy a estar hecha mierda", o "pierdo todo el comedor".

Primero en el teléfono y después en los diarios online y los canales de noticias, vimos envejecer a Lionel Messi, a Lali Espósito, a Marcelo Tinelli, y hasta a John Lennon, a quien alguien decidió pasarlo por el filtro de FaceApp y salvarlo por un rato de los balazos de Mark Chapman. Pocos días después, y aunque con menos repercusión que FaceApp, se popularizó AI Portraits, una aplicación desarrollada por el MIT que también usa reconocimiento facial e Inteligencia Artificial para hacer que las selfies se vean como obras de arte de pintores como Rembrandt, Van Gogh o Caravaggio.

En cuanto a FaceApp, tal vez su truco más seductor no haya sido la velocidad con la que procesaba y permitía compartir la imagen, ni haber sido gratuita, sino que la propuesta de asomarse a la vejez vino con la garantía que tienen los pasajes de ida y vuelta: muy divertido el viaje hasta el deterioro del cuerpo -y eso que en la foto no se ve el deterioro de la mente que traen los años-, pero enseguida la cámara devuelve la imagen actual de cada usuario. Casi como dijera: "Ya tocará estar así, pero tranquilos que todavía no".

En el apuro por subirse a la ola que había que barrenar durante esas 48 horas para no quedarse afuera, es probable que los términos y condiciones de la aplicación hayan sido aceptados sin una lectura muy profunda. No se trata de una excepción: "Los términos de uso de aplicaciones o suscripciones están entre el material más avalado y menos leído de la Humanidad", dice Beatriz Busaniche, titular de la fundación Vía Libre, una organización que se dedica a la defensa de derechos y libertades en entornos tecnológicos. Y suma: "Este tipo de aplicaciones sirven para entrenar sistemas de Inteligencia Artificial, y ante estos casos se repite ese viejo dicho que sostiene que cuando un servicio es gratis es porque vos sos el producto. Somos el conejillo de entrenamiento de no sabemos quién, y entramos en una transacción que no podemos controlar".

"Las tecnologías de reconocimiento facial están en gran avance en el mundo. Dentro de las tecnologías de machine learning, es decir, de aprendizaje automatizado, las de reconocimiento facial son las que avanzan más fácilmente. Pero son tecnologías que cometen un porcentaje muy alto de errores en su toma de decisiones: ese margen de error puede alcanzar hasta un 90 por ciento", describe Natalia Zuazo, autora del libro Los dueños de Internet y directora de Salto, una agencia de comunicación tecnopolítica. "Hay aplicaciones como FaceApp que, a la vez que se viralizan, están entrenando sus capacidades de reconocimiento facial. ¿Por qué se vuelven populares? Supongo que porque hay algo del ego que se pone en juego cuando se trata de nuestro rostro", describe.

Julio López es tecnólogo y sostiene: "Lo que no pagás con tarjeta de crédito lo estás pagando con datos. La pregunta que hay que hacerse siempre es si conviene o no: ¿me conviene usar Google y que me dé todo, mail, antivirus, aplicaciones, todo gratis a cambio de saber quién soy? Si la cuenta te cierra, adelante. Y si no, siempre hay una alternativa paga. En el caso de FaceApp hubo una especie de paranoia porque los desarrolladores son rusos y se desató algo así como una Guerra Fría digital. Pero todo el mundo ya compartió sus datos en Twitter, Facebook, Google".

Fuente: Clarín 

Valorar noticia

0%
Satisfacción
0%
Esperanza
0%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia

Comentarios