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Política sobre ruedas en Argentina: quién es el 'tachero de tuiter'

Maneja un taxi, es progresista y copó la red social: muchos de los tuiteros y las tuiteras de Argentina lo recomiendan para tener charlas "más amenas" en un contexto de crisis económica y 'grieta' social.
miércoles, 31 de julio de 2019 · 19:39

 

"Este es el mejor trabajo que tuve en mi vida", afirma convencido Javier Pereyra. "Ojo, también hay que decirlo: he tenido trabajos de mier%&", agrega y ríe. Son las 9:00 de la mañana, está nublado y llueve, aunque es un invierno amable. Estamos en su taxi, viajamos desde Ciudad de Buenos Aires hacia Ezeiza, la localidad en la que está ubicado el Aeropuerto Internacional. Este recorrido forma parte de la rutina del mítico personaje conocido como 'el tachero de Twitter'. 

Coloquial y de origen porteño, el término 'tachero' refiere al que maneja el 'tacho', el modo cariñoso con el que nombramos al taxi. De ahí viene el apodo de este taxista de 43 años que empezó contando historias de pasajeros en la red social y terminó siendo el conductor preferido de tuitstars, intelectuales, científicos y científicas, y militantes de DDHH.

Estamos yendo a buscar a una pasajera que llega de un Congreso en Porto Alegre, Brasil. Es antropóloga e investigadora del CONICET y, con esa excusa, Javier me cuenta sobre el ajuste en ciencia y tecnología del gobierno actual.

Sobre eso y sobre su historia charlamos en el viaje y cuando paramos en la estación de servicio para tomar un café y chequear online si el vuelo está en horario. 

"Soy el clásico trabajador argentino que boya y hace lo que puede", cuenta. Empezó a laburar de chiquito y entre sus oficios enumera, sin repetir y sin soplar, que fue administrativo, repositor, empleado en un locutorio y un supermercado, se encargó de libros contables, vendió huevos y cordones, fue ayudante de electricista y en una verdulería.

Cuando en 2001 se fundió el país, tuvo que volver a vivir en la casa de mamá y papá. Pero como el vínculo no era fácil, se mudó a Córdoba. Además, quería más cercanía con la naturaleza, probar la vida fuera de Buenos Aires y esas cuestiones que todo capitalino en algún momento sueña. 

Javier Pereyra ('El tachero de tuíter') en viaje hacia el Aeropuerto Internacional de Ezeiza 

Allá, lógico, también trabajó. Un día, como otros, por un conflicto social bloquearon los puentes sobre el río Suquía. Javier tenía unas diligencias que no podían esperar y decidió hacerlas en moto. Pero tuvo un accidente de tránsito y eso lo cambió todo.

Los siguientes tres años fueron de operaciones y rehabilitación. Pero además, como nunca pudo volver a su trabajo, la ART (Aseguradora de Riesgo de Trabajo, algo que todo empleador está obligado a darle a sus trabajadores) le pagó lo que correspondía. Y con eso Javier se compró el primer taxi. 

"Cuando sufrí el accidente, tuve derechos. Si yo hubiera estado desprotegido como un Uber, un Glovo o un Rappi, no hubiera tenido nada: yo creo en un Estado presente. El  Estado está obligado a hacernos la vida mejor", sostiene Javier.

Por eso, entre otras cosas, está en contra del 'modelo extractivo de Uber: "No aporta a la economía y terceriza trabajadores. Me parece nefasto, no puedo estar a favor siendo un laburante. Después de la Semana Trágica y el peronismo, no da validar que pasen por encima de 100 años de historia y los hagan laburar en ese estado de fragilidad de derechos", dice.

De todos modos, no está a favor de los 'caza-uber': "Estamos en un momento económico re jodido, si tenés que pagar las cuentas, necesitás la guita (el dinero)", aclara.

Taxi y política

En el recuerdo de cualquier argentino y argentina hay guardada alguna anécdota de esas en las que alguien se bajó de un taxi porque la discusión se puso muy tensa o porque el conductor dijo un comentario discriminador. O, más específicamente, porque surgieron debates sobre qué radio a escuchar. En mi memoria más reciente tengo esta que me contaron:

— Buenos días, señora, ¿le molesta que ponga la radio?

— Depende de qué radio...

— Mitre.

— Entonces te voy a pedir que la cambies.

— ¡No, mentira! AM 750.

El mundo de significados de una o de la otra emisora son totalmente diferentes, y en la vida y los taxis —como en las redes— se van armando pequeños círculos. La transformación mundial de la relación entre los ciudadanos y la información, la batallacultural de los últimos años en Argentina entre el exgobierno kirchnerista y el Grupo monopólico de medios Clarín, así como la polarización política en Argentina, se palpan en todos los ámbitos. Y más en año electoral.

Javier cuenta una reflexión que alguien le compartió una vez a él. "Siempre se habla de los taxistas. Pero, ¿qué pasaría si pusieras dentro de un taxi a un albañil y a un pasajero o a un ingeniero y un pasajero? Sería lo mismo, el grado de misoginia o de tirapostismos que podés encontrar. Lo peculiar del taxi es la intimidad que se genera. A veces es una lucha de ver quién aguanta menos el silencio".

La realidad es que muchos y muchas de los que se le acercaron le fueron francos: "No queremos viajar con taxistas que escuchan Baby Etchecopar".

'El tachero de tuíter' deja en su casa a la pasajera 

Cuando llegamos al aeropuerto y se subió la pasajera (María Pita), la charla ya era completamente sobre política. Ella, antropóloga, estudia y escribe sobre violencia institucional, policías y Derechos Humanos. "En este gobierno hay una legitimación de la violencia estatal como forma de resolución de conflictos", dice. Se refiere a la mal llamada 'doctrina Chocobar' o incluso al hecho de haber roto el acuerdo de no reprimir la protesta social. "Es una política regresiva hasta tal punto que es pérdida de derechos adquiridos: a la protesta, laborales, a la sindicalización", opina. Javier agrega: "La demonización de sindicatos es tremenda".

Así se conversa en el auto de Javier. Por eso (además de un precio compañero, puntualidad y confianza) es que lo elige el twitter vernáculo. Aquí viajan integrantes del movimiento de mujeres, académicos y académicas, comunicadores y comunicadoras. 

La iniciativa no es la única. También existe la organización TUyO ('Taxistas Unidos y Organizados"). Son unos quinientos autos en Capital Federal que se organizaron. "Somos todos peronistas, kirchneristas, cristinistas. Tratamos de hacer concientización a la ciudadanía con volantes, moralejas: tratamos de mostrar lo perjudicial que es un gobierno como el de Mauricio Macri", contó a RT Pablo Pérez, integrante de TUyO.

La idea de los "taxis K" empezó como una broma y ahora llevan a más de 3.000 pasajeros que los eligen a ellos, aunque tengan que esperar un ratito más o no lo puedan pedir por una aplicación. Todo lo organizan por whatsapp. 

"Muy buena onda, la gente se suelta, podemos hablar, escuchamos las radios que no son afines al gobierno, como la 750 o a Roberto Navarro. Son periodistas que —desde nuestro punto de vista— nos informan con la verdad", opina. Con el tiempo le dieron forma a la organización: van a marchas, acompañan a políticos en campaña (ahora apoyan la fórmula Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner), apadrinan un comedor. 

Los taxistas de TUyO con el precandidato presidencial Alberto Fernández

Ellos están —también— en contra del modelo de trabajo de plataforma: "Uber es una decisión política: es el seguro de desempleo del presidente Macri. Cuando las empresas cierran y dejan gente sin trabajo, sucede que la persona tienen que trabajar igual. Y ahí es cuando Uber, Glovo o Rappi les ofrecen esos trabajos precarios", dice. 

"El taxi es parte de esta sociedad y siempre estuvo aislado. Nosotros estamos en campaña para demostrar que no somos todos iguales. Puede haber una mayoría que se cree empresario pero nosotros estamos convencidos de que somos clase obrera y nos tenemos que poner del lado del compañero al que le cierran la fábrica", concluye.

Twitter y literatura

A Javier siempre le gustó escribir. Tuvo blog cuando estaban en boga. De hecho, así conoció a su actual compañera y ella ('la Yisel', @minervisha) le dio la idea de que contara algunas de las historias del taxi en Twitter. 

Así empezó: reconstruyendo pequeños diálogos, intentando pulir su estilo de microficciones en un taller literario con @riachuelito. "Como al principio eran 140 caracteres, hay que aprender a resumir. Intenté indagar estilo americano, aquello de lo silenciado. Yo era medio barroco escribiendo", reconoce. 

No se guarda nada, dice lo que piensa y un retuit lleva a otro retuit. Ahora ya casi no hace viajes de calle: cien por ciento por agenda.

Y que sea 'compañero', en muchos casos resulta clave. Así nos lo contó @paupelos, a quien también algunos llaman 'la peluquera de twitter': "Sobre todo después de 2015 [cuando asumió Mauricio Macri] muchos empezamos a bancarnos entre compañeres. No necesariamente porque fuera más barato o cómodo, sino porque el mundo se transformó en algo horrible y si no nos ayudáramos entre nosotros, sería mucho más difícil. Ser oposición estimuló mucho la creación de redes para protegernos". También, en esos encuentros (reales o virtuales) se dan aliento y se recuerdan que todo puede ser mejor.

@Jess__Blom, otra clienta, un día tuiteó que precisaba hacer un viaje y le recomendaron al 'tachero de tuiter'. "El viaje fue divertido, charlamos de todo, del trabajo, del país, de mi viaje sola. La verdad es que lo sentís como si fuera un amigo que te está haciendo el favor de arrimarte adonde sea que vayas", contó a este medio.

Así también, como viejos amigos, se despiden con María cuando la dejamos en el porteñísimo barrio de La Boca.

Ya solos, y de nuevo en el auto, le pregunto si teniendo un trabajo así, da placer salir a la mañana. Con lluvia, barro, esperas, autopistas y tránsito de por medio, responde: "Un especialista en moscas, una bióloga nuclear, la peluquera de twitter, escritoras, periodistas, científicas, militantes de DDHH, un observador de aves, un pibe que ganó el premio Cervantes... ¿qué tenés que hacer para relacionarte con toda esta gente? ¡Tenés que ser el tachero de tuiter!".

 

 

Fuente: Actualidad RT

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