Perfil
Incendio en Iglesia: la historia detrás de la escuela que ardió en llamas
Este miércoles por la madrugada, un siniestro arrasó con zonas verdes y destruyó un edificio escolar, pero no era cualquier lugar.
10 años atrás, por la ventana asomaban niños, sonrientes, en guardapolvos y con libros en la mano. En la madrugada de este miércoles, lo que asomaban eran llamas. Voraces, fulgurosas y arrasantes. Ese es el paisaje que quedó de la Escuela Fermín Rodríguez, del norte iglesiano, una zona que iluminó el valle durante la noche por una quema torpe de pastizales.
Es que, según comentaron desde Iglesia, hubo cuatro focos de incendio en diversos puntos pero uno destacó sobre el resto: el de Buena Esperanza. No solo porque avanzó y necesitó de la colaboración de bomberos de Jáchal, sino porque devoró una antigua escuela. La misma que supo ser un ícono tiempo atrás.
'Se trata de la Escuela Fermín Rodríguez, funcionaba hasta hace 10 años atrás porque allí asistían chicos de las zonas rurales de Iglesia', comenta Pablo Galleguillo, profesor y periodista del departamento. La escuela tuvo su auge funcional cuando proveyó de educación a cientos de niños que se acercaban al establecimiento. Pero, la historia avanzó y la dejó atrás.
'Cuando abrieron la escuela de Angualasto, los papás comenzaron a mandarlos hacia allí, porque era nueva, quedaba más cerca y de a poco Rodríguez se quedó sin alumnos. Los que asistían no eran suficiente para mantenerla en funcionamiento y cerró', acentuó Galleguillo.
Otras fuentes señalaron que desde allí el edificio entró en decadencia. Como deprimido por el paso del tiempo. 'Cuando no se encontraban vándalos, se llevaban las cosas o aparecía alguien durmiendo. Estaba sucio, con olores fuertes, abandonado', dijeron desde el entorno municipal.
Como un mendigo que perdió el sentido de la vida, la escuela fue quedando en el olvido y este miércoles tuvo su final. Las llamas tomaron lo poco que quedaba. Puertas, marcos y ventanas. Solo quedó su esqueleto, la estructura edilicia que quizás alberga más de un recuerdo.
Fue una llama, una fogata, un pastizal que emanaba llamaradas. Ese fue el paisaje y el punto final para la Escuela Fermín Rodríguez de Buena Esperanza.
