OPINION

Estado laico, ni cerca

El episodio de la marcha de los Moyano a Luján puso de nuevo al Papa en boca del arco político. Una nueva demostración del impacto que tiene la Iglesia Católica en cuestiones que trascienden lo religioso. Se suma el caso de los evangélicos con Bolsonaro. Y la cercanía en San Juan.
martes, 23 de octubre de 2018 · 11:07

Por Daniel Tejada
Canal 13 San Juan

Otra vez el Papa Francisco quedó en boca de la prensa más cercana al gobierno de Mauricio Macri, por interpretar que la Santa Sede le dio cobijo al sindicalista Hugo Moyano y a su  hijo Pablo, ambos con causas abiertas en la Justicia, el pasado sábado en la peregrinación a la Basílica de Luján por Paz, Pan y Trabajo.

Los Moyano salieron a flamear la bandera papal como trofeo en la batalla con el macrismo, asegurando que el Papa había dado la venia para que monseñor Agustín Radrizzani celebrara la misa en apoyo explícito al clamor social contra la política de ajuste. Y, de paso, un guiño hacia el sindicalismo que acusa "persecución" de parte de la Justicia en la era Cambiemos.

El propio Radrizzani tuvo que salir a despegar a Jorge Bergogio de todo el lío, para usar una expresión bien papal. Dijo que el asunto había sido cosa suya y que la intención de la Iglesia, al orar por la paz, es tender puentes de diálogo. En el Gobierno Nacional no lo entendieron así, sino como una desafiante demostración de oposición.

El episodio, que no fue el primero y, sospechamos, tampoco será el último, se hace evidente que el Estado está lejos de separarse de la Iglesia. El poder político que ostenta el Vaticano en los países latinoamericanos no ha menguado en absoluto, aún cuando le ha tocado perder algunas "guerras santas", como la sanción de la ley del divorcio vincular en los años '80, el matrimonio igualitario o la identidad de género en la década pasada. Para descontar, ganó la contienda por la no despenalización del aborto.

Oficialismo y oposición saben que la Iglesia mueve multitudes. Y que los púlpitos suelen ser cada domingo, verdaderos atriles donde los ministros del Papa ayudan a la feligresía a interpretar lo que está ocurriendo en el entorno. Algunas veces más explícitamente que otras. Basta recordar las palabras del Padre Pepe, el cura villero, que estuvo hace un par de semanas en la Feria de la Cultura Popular y el Libro en Rawson, con profundas críticas al modelo.

Pero no es exclusividad argentina. Ni católica. El próximo domingo habrá elecciones en segunda vuelta en Brasil y todo indica que la victoria será del ultraderechista Jair Bolsonaro. Sus posturas radicalizadas en defensa del gatillo fácil, en contra de la comunidad LGBT o incluso reivindicando el racismo, encontraron apoyo del culto evangélico Asamblea de Dios. 

En una celebración en Brasilia, oraron por la pronta recuperación del candidato que había sido apuñalado, porque representa muy bien sus ideales de conservadurismo en la familia, de principios cristianos. Por supuesto, Bolsonaro no rechazó este apoyo. Ningún dirigente político a la pesca de votos se atrevería a rechazar el respaldo de una comunidad que se cuenta en millones.

En la patria chica también hay capítulos para contar. Al menos desde el regreso de la democracia a esta parte, ningún gobernador le dio la espalda al Arzobispado. Desde Don Leopoldo Bravo hasta Sergio Uñac, pasando por Carlos Gómez Centurión, Jorge Ruiz Aguilar, Jorge Escobar, Juan Carlos Rojas, Alfredo Avelín, Wbaldino Acosta y José Luis Gioja, todos tuvieron línea abierta con los obispos de turno: Ítalo Severino Di Stéfano, Alfonso Delgado y Jorge Lozano, en ese orden.

Todavía hay bendiciones religiosas en actos institucionales como la inauguración de una obra pública, la apertura de la Fiesta Nacional del Sol o incluso, la popular Cabalgata a la Difunta Correa.

Hay apenas una punta de discusión no resuelta en la Universidad Nacional de San Juan, sobre la presencia de imágenes religiosas en los edificios académicos. Pero está lejos de tener un punto final. 

Porque el tema es mucho más profundo aún. Por ahora, digamos que ningún dirigente político podría darle la espalda a los cultos mayoritarios. Más allá de sus convicciones personales, por el básico instinto de supervivencia.


JAQUE MATE


 

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