ANALISIS

El juego que juega Uñac

Después de la cumbre con Rodríguez Saá vendrá la chaya política con Casas. En paralelo, Rubén desplegó contactos en Buenos Aires y en Mendoza. Se hace visible el armado político propio.
viernes, 9 de febrero de 2018 · 20:52

Por Daniel Tejada - Canal 13 San Juan

Sin previo aviso. Todo el impacto reservado hasta el momento preciso. Ese instante de la foto. Porque así funciona la política, donde una imagen, un gesto, dice mucho más que lo que muestra. Con esa lógica actuó Sergio Uñac esta semana: el miércoles dejó a todos boquiabiertos con su desembarco en San Luis, junto al puntano rebelde Alberto Rodríguez Saá. Y este sábado rematará la secuencia con otro gobernador del Nuevo Cuyo, el riojano Sergio Casas, en la Fiesta de la Chaya.

Sepa disculparse la indiscreción, porque el viaje a La Rioja también se conocerá oficialmente recién con la publicación de la foto. Para nosotros, el valor de la primicia siempre cuenta.

Abona esta metodología de la foto sin aviso previo la reunión mantenida este viernes por la tarde/noche con el gobernador de Tucumán, Juan Manzur. A solas los dos en la oficina de Uñac. Política en el más estricto sentido. "Construir un gran presente y futuro", posteó la cuenta oficial del mandatario anfitrión. Sobran las acotaciones.

Visitas institucionales, sí. Resulta innegable el estatus oficial de cada cumbre, por la envergadura de sus protagonistas. Pero también resulta inocultable el voltaje político de cada foto. Hay pruebas en abundancia. La prensa nacional al unísono tuvo que hacerse eco de la reunión Uñac-Rodríguez Saá. El párrafo de la integración regional quedó perdido en las crónicas, enfocadas en la desafiante gestualidad de los dos peronistas que, con matices, menos afecto generan en la Casa Rosada.

En jerga ajedrecista, Uñac decidió mover. Así llegó el jueves a la reunión con la tríada de ministros macristas, Rogelio Frigerio, Jorge Triaca y Carolina Stanley, después de la foto junto a Rodríguez Saá. A esta altura, con muchísima dificultad podría abonarse la teoría de la simple casualidad. El sanjuanino se elevó el precio. Gobierna una provincia y está dispuesto a sostener la relación institucional con Nación sin detenerse en los chispazos. Pero también construye un horizonte político en la oposición.

Y en esa estrategia de juego, tiene su alfil: su hermano Rubén Uñac. El mismo jueves en que una parte del peronismo confluía en la convocatoria de unidad en la UMET, el senador era anfitrión en la Casa de San Juan en Buenos Aires de dos pesos pesados: el presidente del PJ Bonaerense e intendente de Merlo, Gustavo Menéndez, y Mariano Cascallares, intendente de Almirante Brown.

¿De qué hablaron? De Sergio, obviamente. La charla será retomada aquí en San Juan, en ocasión de la Fiesta del Sol. Va despuntando la dimensión política de la celebración sanjuanina.

Uñac fue insistentemente invitado a la UMET por el peronismo en sus distintas vertientes. Mostró especial interés el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández. Pero la agenda no le permitió al gobernador asistir. O no era momento de mover. O tal vez, la foto no era la más indicada a esta altura. El sanjuanino se ha desprendido de los padrinazgos o tutores. Actúa en nombre propio. Su hermano, también.

Vaya otra indiscreción: Rubén partirá este fin de semana rumbo a Mendoza, a la Fiesta de la Vendimia de San Rafael, invitado por el intendente Emir Félix, hermano del diputado nacional Omar Félix. Otra cumbre peronista de grueso calibre en una provincia dominada por Cambiemos, a través de la figura del radical Alfredo Cornejo. El justicialismo vecino empieza a mirar hacia San Juan.

Podría generar confusión la secuencia descripta. Incluso ser señalada de contradictoria. ¿Busca instalación nacional el gobernador que dijo que su horizonte en 2019 está en la provincia? Hay respuesta para salir del nudo. El ojo de Uñac está efectivamente puesto en San Juan. No podría interpretarse que se dejará ganar por el apuro –especialmente las urgencias de los otros- para jugar en el plano federal.

Pero, así como las fotos y las gestualidades dicen más que lo que muestran, el mensaje queda implícito. Los hermanos pocitanos están jugando un juego de construcción. Apenas empezando a mover las piezas en el tablero. Eso sí, que no quepan dudas: la partida para ellos, es de largo aliento. Y ya empezó.

 

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