OPINION

El peor delito, imperdonable

El hombre sorprendido con unas 50 tarjetas de débito de beneficiarios de planes sociales, extrayendo dinero de un banco céntrico, revivió el juicio a las políticas de contención y apoyo a los sectores vulnerables. Y eso es imperdonable.
jueves, 21 de diciembre de 2017 · 10:17

Por Daniel Tejada

"Entre 40 y 50 tarjetas de débito pertenecientes a distintos beneficiarios de planes sociales del Ministerio de Desarrollo Social de Nación, tenía el hombre en sus manos. Metía una tarjeta detrás de otra en el cajero automático. Sacaba unos 8.000 pesos por plástico. Hasta que alguien lo vio y entendió que algo raro estaba pasando. Llegó la Policía y el caso quedó en manos del Primer Juzgado de Instrucción, de Benito Ortiz.

La escena ocurrió ayer miércoles por la mañana en un banco céntrico y el hombre sospechado se llama Romeo Isidoro Fernández, de 44 años de edad, quien estaría identificado con la Asociación Civil Unión y Esperanza, liderada por Ricardo Firmapaz.

No es delito tener un alto de tarjetas de débito de otras personas y sacar dinero de un cajero automático. Como lo podrías hacer vos con tus padres o abuelos, con tu pareja, con un amigo, como favor. "¿Me sacás plata del cajero?". "Bueno, dale, todo bien".

Difícilmente te toque cargar con 40 a 51 tarjetas de débito todas juntas, para acarrear semejante cantidad de plata. A Romeo Isidoro Fernández le encontraron, además, dentro de su mochila, la suma de 79.300 pesos. ¿Se la iba a dejar él? ¿Iba a repartirla entre los beneficiarios de los planes sociales? ¿Iba a dejarse una "comisión" por cada un de los titulares? Todo lo que puedas imaginarte es ahora motivo de investigación.

Sin hacer juicios apresurados, porque el país ni la provincia están para seguir echándole nafta al fuego, el caso de Romeo Isidoro Fernández tiene bastante del estereotipo del planero que manchó la lógica de las políticas sociales. Y ese es su peor delito. El suyo y el de todos los que manosearon las políticas de inclusión.

Porque hechos como el de ayer, con un tipo que maneja a gusto y placer un alto de tarjetas de débito, deja servido en bandeja el tema para practicar tiro al pichón. Que hay que recortar los planes sociales. Que son todos iguales. Que te sacan a vos que laburás para mantener vagos. Y más del folklore vernáculo.

Hechos como el de ayer son imperdonables, porque manchan la nobleza de la intervención del Estado en aquellos sectores que por cuna, historia y ascendencia, son los más postergados. A los que más les cuesta llegar a la escuela, al techo propio, al trabajo digno, al plato de comida.

Equidad es ayudar más al que más lo necesita. Hay un criterio de solidaridad que funciona como lógica de fondo. Porque solo cada uno por su lado, basado únicamente en el propio esfuerzo, creyéndose el cuento de la meritocracia, construye una sociedad desigual. Y la desigualdad termina pasándole factura a todos. A los que menos tienen. Y a los que más, que no pueden vivir en paz ni aún detrás de los amurallados barrios privados.

Hay que cortar en seco con el clientelismo y el desvío de los planes sociales. Basta de tipos enriquecidos con fondos del Estado. Peor aún: basta de tipos que se enriquecen con la necesidad de la gente".

JAQUE MATE


 

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