OPINION

Por los 38.500 que faltan

Al finalizar el megasorteo del IPV, unas 1.500 familias habrán alcanzado el sueño de la casa propia, en un contexto económico de los más difíciles que recuerde el país, con tasas crediticias imposibles y un poder adquisitivo pisoteado por la inflación.
jueves, 20 de diciembre de 2018 · 10:30

Por Daniel Tejada
Canal 13 sanjuan

Este jueves termina el megasorteo de viviendas del IPV y cabe sacar algunas conclusiones. Desde las más obvias hasta las más escondidas. La primera de ellas, es que unas 1.500 familias habrán alcanzado el sueño de la casa propia, en un contexto económico de los más difíciles que recuerde el país, con tasas crediticias imposibles y un poder adquisitivo pisoteado por la inflación.

Son 1.500 familias que, en algunos casos, llevaban décadas de postergación. Porque más allá de las dificultades de esta coyuntura, nunca tuvieron la posibilidad de acceder a su propio techo, ni siquiera cuando hubo vacas gordas, que siempre son para algunos pero raramente alcanzan para todos.

Las escenas de emoción que vimos a lo largo de la semana en esta pantalla le dan la otra dimensión al megasorteo, esa que no se cuenta en números sino en historias de vida, en llantos contenidos, en promesas al Cura Brochero y la sensación de que estas fiestas serán muy diferentes a las anteriores.

También estuvieron las quejas. Porque las 1.500 casas apenas cubren el 3,75% de los inscriptos, los más antiguos y los más recientes. Son 1.500 felicidades contra 85.000 decepciones, en un redondeo caprichoso que bien permite identificar el punto.

Dijo en la víspera de este megasorteo el subinterventor del IPV, Daniel Gimeno, que se habían sorprendido porque habían aparecido inscriptos que nunca antes se habían acercado por el instituto, que no estaban empadronados. Posiblemente, no lo hicieron por descreimiento. Tal vez ahora algo les hizo confiar en el sistema. El riesgo ahora es que les gane el desánimo.

El IPV tuvo siempre un objetivo social indispensable y fundamental. Los barrios que cubrieron la provincia entera cobijaron y siguen cobijando familias enteras, generaciones de sanjuaninos y sanjuaninas que crecieron dignamente.

Pero el IPV tuvo también una etapa de reparación social como nunca antes, con la erradicación de más de un centenar de villas de emergencia. Los ranchitos pasados por agua o tirados por el viento dejaron de ser noticia. Todavía quedan, es verdad. Pero desaparecieron los asentamientos precarios históricos.

Se hizo el primer megasorteo en 2015 y el segundo ahora, tres años después. Queda por delante concretar esa meta de la autosustentabilidad, es decir, que las cuotas de los adjudicatarios tengan una actualización razonable y que esos fondos permitan seguir con la construcción.

Porque entregar 1.500 viviendas dignifica. Pero fundamentalmente redobla la obligación del Estado, con los 38.500 que todavía faltan.


JAQUE MATE

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