OPINION

La jueza que iba con pito

Aquella imagen simbólica de la magistrada Videla sintetiza la metáfora de un Poder Judicial que de a poco va perdiendo la coraza y empiezan a entrarle las balas, aunque suene violento. Roja y afuera. El resto, que ponga las barbas en remojo.
viernes, 10 de agosto de 2018 · 11:59

Por Daniel Tejada

Canal 13 San Juan

Así como existe la oficina de control de gestión de la Policía, que cae con todo el peso cada vez que algún uniformado es sorprendido en situación indecorosa o delictiva, incompatible con su función, los jueces también tienen su purgatorio. 

Curiosamente, es una dependencia que apenas empezó a trabajar el año pasado. No habría que interpretar que antes no hacía falta, porque de hecho, puesta a funcionar, tuvo que intervenir en algunos casos increíbles para quien no conoce la comidilla interna de Tribunales.

La jueza del Séptimo Juzgado Civil, María Elena Videla, fue suspendida preventivamente en febrero pasado bajo el título genérico de malos tratos con el personal. Pero había una imagen, bien gráfica y representativa de sus excesos, que no habían comenzado de un día para el otro: la magistrada utilizaba un pito para dirigirse a sus subordinados. Como Néstor Pitana, pero fuera de la cancha y dentro de una oficina de la Justicia.

El cortista Guillermo De Sanctis confirmó ayer en Banda Ancha que la jueza, sumariada, ya hizo su descargo y objetó algunas cuestiones, con lo cual ganará tiempo mientras espera su jubilación, para retirarse con el 82% móvil. Como van las cosas, lo conseguirá sin mayores sobresaltos. Puertas adentro, en el Palacio de Tribunales admiten que no está en condiciones de volver a la función. Pero lo estuvo, durante mucho tiempo.

Diferente es el caso del titular del Segundo Juzgado de Instrucción, Pablo Flores, quien también quedó en el purgatorio por la morosidad y el desmanejo de su despacho, que determinó entre otras cosas el cajoneo de una causa por abuso sexual contra el ginecólogo Carlos Martínez, el médico que fue noticia nacional por la docena de denuncias de mujeres en su contra.

La Corte consideró que Flores no estaba en condiciones de pedirle un jury, pero sí de aplicarle la sanción más fuerte disponible en el régimen sancionatorio de la Justicia, que es una suspensión sin goce de haberes por 30 días. Puede parecer liviano, pero no hay más. El paso siguiente sería la separación del cargo.

La semana próxima Flores tendrá un encuentro cara a cara con los cortistas. Le van a plantear una serie de puntos que debe corregir de manera inmediata, en carácter de ultimátum. Cuando se presente a trabajar de nuevo tendrá que traer un plan de trabajo para reorganizar su oficina. Y empezar a mostrar resultados. Tendrá auditoría permanente. Lo dicho, un verdadero purgatorio.

Hubo además otra auditoría y una fuerte advertencia a la titular del Tercer Juzgado Laboral, Mónica Estela Rodríguez de Flores, por la morosidad inadmisible en su despacho. Entiéndase: morosidad por encima de la morosidad general que tienen todos los juzgados.

Puede interpretarse esta etapa de la Corte, desde que comenzó la renovación con la jubilación de Carlos Balaguer y luego la renuncia forzada de Juan Carlos Caballero Vidal, como un punto de inflexión. O bien podría entenderse que la situación no daba para más.

El máximo tribunal habrá comprendido también que la tolerancia social está en su punto límite, y que, como se dice en la jerga popular, aunque suene violento: "les están entrando las balas".

Aquella coraza que permitía suponer que dentro de los muros judiciales había una monarquía intocable, empezó a resquebrajarse. Habrá nuevamente una estricta vigilancia social con el nuevo concurso de ingreso que se convocará en septiembre. Y un ojo agudo sobre los nombres que finalmente resulten designados. Volver a optar por los parientes, tendrá su costo. Habrá que ver hasta dónde están dispuestos a pagarlo.

Aquella imagen simbólica de la jueza que dirigía a su personal con un pito, la jueza Videla, sintetiza la metáfora. Roja y afuera. El resto, que ponga las barbas en remojo.

 

JAQUE MATE

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