OPINION

El dilema de los empresarios víctimas

El asunto de los cuadernos fotocopiados con la presunta ruta de las coimas de la obra pública apuró las declaraciones de los "arrepentidos". Asombrosa excusa detrás de la vergonzosa confesión.
lunes, 13 de agosto de 2018 · 11:34

Por Daniel Tejada
Canal 13 San Juan

Siguen desfilando por los tribunales de Comodoro Py empresarios del más alto nivel, para tomar una de las sortijas del fiscal Stornelli, que les permita gozar de los beneficios del "arrepentido", hacer alguna confesión turbia y poder irse a casa, sin riesgo de terminar en un calabozo como ya le toca a funcionarios K.

El asunto de los cuadernos fotocopiados con la presunta ruta de las coimas de la obra pública apuró las declaraciones. Algunas más llamativas que otras. El primo del presidente Mauricio Macri, Angelo Calcaterra, se presentó como víctima de un mecanismo extorsivo diseñado por los Kirchner para captar aportes a su campaña 2015 sin margen a rechazar el apriete.

Más o menos en esa misma línea argumentativa se encuadraron los otros que pasaron, como el sobrino de Eduardo Eurnekian, por citar un viejo conocido de los sanjuaninos. El que pateó toda esta construcción discursiva fue el ex presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Carlos Wagner, quien aseguró que en realidad funcionaba un mecanismo de mutuo acuerdo. 

Según Wagner, las empresas se repartían las licitaciones a cambio de entregarle del 10 al 20% en retribución al funcionario de turno, en este caso, al ministro de Planificación, Julio De Vido. Por supuesto, es un testimonio de un arrepentido que tendrá que ser sometido a comprobación.

A esta altura de los acontecimientos, también hay grieta social. Pero no una fractura en dos, sino en más grupos. Están los que opinan que el caso de los cuadernos fotocopiados es una gran cortina de humo para distraer a la opinión pública de la crisis económica. 

Están los que lamentan la presunta evidencia de un sistema de contratación corrupta, porque impactaría peor en la credibilidad del país para atraer inversiones. 

Y están los que celebran este "lava-jato" argento como un paso necesario para terminar de erradicar la corrupción, tal vez con un poco de optimismo desmedido.

A título personal, debo confesar que me cuesta todavía pararme en un de esos grupos. Por supuesto, a uno le encantaría suponer que después de este escandaloso episodio las cosas empezarán a funcionar con mayor transparencia. Pero, al mismo tiempo, cuesta muchísimo creer que el kirchnerismo tiene el derecho de autor de la corrupción y los desvíos de la cosa pública. Eso es, posiblemente, apenas un slogan de precampaña.

Hay una visible responsabilidad empresaria, de firmas privadas que se enriquecieron a costilla del Estado, de todos nosotros. Pero también sería inconducente sembrar un manto de sospecha sobre todos. Porque sería tanto como escupir para arriba. Sin empresas trabajando, no hay empleo.

Si el juez Claudio Bonadio es el indicado o no, porque tiene interés político en lo que investiga, puede resultar hasta un dato anecdótico. Al fin de cuentas, el sistema judicial es mucho más complejo que un magistrado de primera instancia.

En este embrollo, hay una única certeza que parece surgir con cierta nitidez: en un acuerdo de dos partes, coimero y pagador, hay o hubo beneficio para ambos. Por más arrepentido que parezca. 

¿Víctima? Víctima es otra cosa.


JAQUE MATE

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