OPINION

El aborto sigue

Penada por el Código Penal, la interrupción voluntaria del embarazo continuará en la clandestinidad. Los largos meses de debate, debieran servir para correrle el velo a toda una realidad tabú, que arranca en la impostergable necesidad de la educación sexual.
jueves, 9 de agosto de 2018 · 13:08

Por Daniel Tejada
Canal 13 San Juan

El debate del Senado que terminó apenas hace algunas horas, nuevamente puso en evidencia la raigambre conservadora que sigue mandando en amplios sectores de la Argentina, sin que esto signifique una mirada peyorativa o una condena. Tan solo, una descripción.

Es difícil hablar de mayorías o minorías cuando se trata de un tema tan controversial y sensible, a lo largo de cuyo debate muchas veces nos costó como medio de comunicación encontrar voces defensoras de la despenalización voluntaria del embarazo, entendiendo nosotros que llevar el pañuelo verde como símbolo podía significar convertirse en blanco de señalamientos, cuando no de alguna agreción verbal o física.

Hemos sido educados en un sistema formal que, atravesado por pautas del propio Estado Argentino y su vínculo innegable con los cultos cristianos, sentó las bases de una verdad que por primera vez fue puesta en tela de juicio públicamente: el inicio de la vida está dado en el momento de la concepción. Vida sí. Vida humana, es otra cosa. Salvemos las dos vidas, terminó siendo el slogan de la campaña que ganó la pulseada en la Cámara Alta.

El debate, es cierto que no podrá volver a abrirse en lo que resta de 2018. Pero será cuestión de tiempo para que vuelva al Congreso. Independientemente de que el aborto como derecho de las mujeres sea o no reconocido, que todos entendamos que esa práctica es traumática y no deseable, que provoca dolor porque trunca la vida de una persona que pudo ser y no fue, quedará una realidad intacta.

Esa realidad es la de los abortos clandestinos. Que son todos: los que se practican las mujeres con recursos ecómicos en paquetas clínicas que cobran en dinero en efectivo con facturación disfrazada, y por supuesto también aquellas mujeres que sin dinero terminan acudiendo a un carnicero, pagando el costo de morir desangradas o víctimas de una infección, junto con ese hijo.

Durante todo el debate se escucharon estadísticas y registros de algo que ocurre en la clandestinidad. Cuesta mucho darle crédito a los números de un fenómeno que, por el momento y hacia adelante también, sigue ocurriendo en las sombras. ¿Alguien sabe a ciencia cierta cuántas mujeres se someterán a un aborto este jueves en San Juan?

El aborto sigue como estaba. Penado por el Código Penal pero para la tribuna. El aborto sigue. La diferencia está dada en el volumen del bolsillo de la mujer que decida someterse a esa interrupción del embarazo.  La diferencia, después de estos largos meses de debate, debería estar en un llamado a la reflexión profundo.

No puede demorar más la implementación de la educación sexual en todas las escuelas desde el Nivel Inicial en adelante. Aunque algún culto lo considere impropio o vaya en contra de sus dogmas. Si de algo sirvió este profundo llamado a la reflexión, es para correr el velo de la oscuridad, reconocer el derecho a disponer del propio cuerpo, a la sexualidad y al disfrute sin culpas. Y que las convicciones religiosas queden para aquel que las elija, sin imposiciones al resto de la sociedad. Con todo respeto. Pero fundamentalmente, en plena libertad.


JAQUE MATE
 

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