OPINION

Gane quien gane

El consumo en supermercados y shoppings sigue derrumbándose a pesar del freno al dólar que logró el gobierno de Macri con ayuda del FMI. ¿Alguien tiene la receta para salir?
miércoles, 24 de julio de 2019 · 11:07

Por Daniel Tejada
Canal 13 San Juan

Con los datos oficiales de mayo, las ventas en supermercados y shoppings en Argentina sumaron 11 meses consecutivos de caída libre. Poco importó que el equipo económico del presidente Mauricio Macri freezara el dólar con el consentimiento del Fondo Monetario Internacional. Los precios siguieron en alza con cierta tendencia a moderarse, pero el deterioro del salario no se detuvo. Y por el momento lo mejor que tiene para proponer el Frente Juntos por el Cambio es la esperanza de que los primeros cuatro años de gobierno fueron para sentar las bases de una economía sana. Y que los resultados, el alivio, recién se verá en el futuro cercano.

Sin embargo, las proyecciones del FMI no son las mejores. Según el organismo multilateral de crédito, Argentina tendrá este año una de las recesiones más profundas del mundo, al caer 1,3 por ciento al llegar diciembre. El consumo seguirá bajando al igual que la inversión. Contrarrestó este oscuro panorama con una tímida estimación de crecimiento del 1,1 por ciento para 2020. Pero falta tanto todavía para el año próximo, tienen que pasar tantas cosas aún, que resulta hasta temerario asomarse al calendario con tanta anticipación.

Para el ciudadano común, que tendrá que empezar a tomar decisiones en apenas 18 días, cuando vaya a votar en las primarias, las alternativas parecen más declamativas que otra cosa. Hay promesas de reactivación, de recuperación del consumo y de tonificación de los ingresos. Sin embargo, las cuentas públicas no parecen dejar demasiadas alternativas, más allá de las intenciones y modelos. Lo planteó crudamente uno de los kirchneristas fundadores de San Juan, Tulio Del Bono, la semana pasada aquí en Banda Ancha.

Dijo el ex rector de la UNSJ que no encuentra demasiadas diferencias de modelos entre ambos lados de la grieta. Y no lo dijo para denostar a unos o a otros, sino para remarcar que el equilibrio fiscal ya no es una opción sino una obligación. Y no está demasiado claro cómo poner en marcha el aparato productivo del país con cuentas que siguen en rojo y cuyo saneamiento hasta ahora ha dependido más de un ajuste feroz y una recesión histórica, que de inversión real. Ese es el otro capítulo.

El ex ministro de Economía y actual candidato a gobernador de Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, dijo recientemente en una entrevista con Jorge Fontevecchia, que sin inversión no habrá crecimiento. Es decir, más o menos lo mismo que dijo en la víspera de 2015 su colega Alfonso Prat Gay, también confeso keynesiano. Y los dos atribuyeron el enfriamiento de la inversión a la caída de la confianza. ¿Entonces para dónde salimos corriendo?

Está claro que hay diferencias entre los modelos, que no es igual apuntar al equilibrio fiscal con un ajuste feroz o con algún estímulo que permita poner en marcha el paralizado aparato productivo, hoy con un 50% de la capacidad ociosa, concurso de acreedores, suspensiones y despidos. Está claro. Sin embargo, gane quien gane las elecciones el próximo 27 de octubre, o en el balotaje de noviembre, tendrá el mismo país para administrar. Tremendamente endeudado, con un dólar posiblemente atrasado, con una carga impositiva cada vez peor sobre el sector privado y un creciente malestar. Gane quien gane, tendrá que dar respuesta, con un crédito social muy corto.


JAQUE MATE

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