OPINION

Crónica de un plebiscito anunciado

Ni la encuesta más drástica pudo anticipar una diferencia de 15 puntos para la fórmula Fernández-Fernández. El foco estuvo equivocado: más que la grieta, siempre fue la evaluación de la gestión de Macri.
lunes, 12 de agosto de 2019 · 12:14

Las últimas encuestas divulgadas en la víspera de las elecciones primarias de este domingo, aún las más afines al justicialismo, apenas se atrevían a proyectar una diferencia a favor de la fórmula Fernández-Fernández por unos 7 puntos. De ahí para abajo, hasta plantear el empate técnico e incluso el resultado inverso, dándole la victoria a la fórmula Macri-Pichetto. La encuesta real, como le dicen a la PASO, terminó de derribar el relato. Nunca se trató de la oposición, ni de la grieta, sino de la gestión de gobierno.

No se dijo lo suficiente. No se dijo, directamente, salvo en espacios puntuales como esta columna de opinión. Todo gobierno que busca su reelección, en Argentina o en cualquier otra nación democrática del mundo, está sometiendo su gestión a la ratificación de parte del voto popular. Ese fue siempre el ABC de esta elección: el plebiscito a la administración de Cambiemos, a un modelo que propuso sacrificio en pos del crecimiento futuro, que lamentablemente nunca llegó. 

El costo, como ocurrió históricamente, siempre corrió por cuenta de los sectores más vulnerables. Y un par de escalones más arriba también. Porque además del ajuste en las jubilaciones y las pensiones por discapacidad, por citar dos ejemplos, también hubo un enorme castigo para los trabajadores con la caída del salario real, las suspensiones y los despidos. El cierre de pymes superó los 20.000 casos en los últimos tres años y medio.

Los indicadores sociales no tardaron en reflejarlo. La mitad de los chicos en Argentina cayeron por debajo de la línea de pobreza. Es verdad que este flagelo no fue de origen macrista, sino que es una vergüenza que arrastramos desde hace décadas, sinónimo del fracaso de todos los gobiernos que pasaron por este país. Pero también es cierto que el modelo de ajuste empujó a millones de personas al abismo, en total desamparo. Lo reflejó el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, bastante alejado de la Cámpora, por cierto.

Los datos no son secretos. De hecho, uno de los méritos de la administración macrista fue haber recuperado el INDEC, cuya desactivación fue uno de los pecados imperdonables del  kirchnerismo, uno de los errores que no deberían repetirse. Los datos son públicos y muy conocidos. Sin embargo, las estadísticas no parecían perforar el mascarón de proa del discurso oficial, ese que conjugaba el miedo al pasado, a transformar Argentina en la Venezuela de Maduro. 

Lo que ocurrió este domingo, más allá de la vergonzosa e inexplicable demora en la carga del escrutinio provisorio, no demanda un análisis demasiado complejo. Las conclusiones afloran a la superficie con bastante naturalidad. Fue producto de la realidad, esperable. Siempre estuvo ahí, a la vista. El plebiscito le dio la espalda al presidente Macri.

Llamativamente, el jefe de Estado tuvo un mensaje de ratificación anoche. Dijo que la campaña seguirá en el mismo sentido, intentando convencer a los votantes de que este es el camino correcto. Que, en definitiva, es la gente la equivocada. No parece factible construir una campaña montada en la negación de la realidad.

Todavía tiene la enorme oportunidad el gobierno nacional de corregir el rumbo y congraciarse con la opinión pública. Ya no pensando en las urnas del 27 de octubre, sino en el bienestar general. Ese principio consagrado en el Preámbulo de la Constitución Argentina, antes que en el manifiesto de cualquier partido político. Siempre fue eso. Así de simple. Así de difícil.


JAQUE MATE

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