OPINIÓN

El arma secreta de Uñac contra el Covid 19

Hay un recurso tan estratégico como insuficiente para combatir la pandemia. El gobierno busca asestar un golpe fundamental.
lunes, 23 de noviembre de 2020 · 10:01

Hay un recurso tan estratégico como insuficiente para combatir la pandemia. Y no, no es ninguna de las vacunas que están en competencia por certificar ante la Organización Mundial de la Salud (OMS). Tampoco se trata de una nueva droga experimental que permita terminar con la pesadilla. Es específicamente la disponibilidad de médicos terapistas, capaces de acompañar la multiplicación de pacientes críticos que abarrota las terapias intensivas públicas y privadas de la provincia.

Se ha dicho y hay plena coincidencia acerca de ello: hay fondos suficientes para seguir ampliando la cantidad de camas con su correspondiente equipamiento, con sus aparatos de respiración asistida. De hecho, desde que comenzó la pandemia en Argentina allá por marzo, San Juan triplicó su cantidad de plazas críticas. Lo dijo la secretaria de Planificación de Salud Pública, Alina Almazán, el pasado viernes.

Estas camas multiplicadas por tres hoy tienen un factor de ocupación del 85 por ciento, de acuerdo al reconocimiento oficial. Para el Sindicato Médico, ese valor es discutible y podría estar cercano a la 100 por ciento. En cualquiera de los casos, el problema y la solución se resume en un punto coincidente: no hay chances de seguir sumando terapias si lo que falta en realidad son profesionales especializados.

Que las camas críticas crecieran exponencialmente, fue una decisión acertada frente a la pandemia. El lleno casi total que se experimenta por estos días acredita que había razones de sobra para hacer una apuesta semejante. Sin embargo, la solución trajo aparejada una sobreexigencia para el personal especializado. Fueron las mismas manos y cabezas para un número notablemente mayor de pacientes.

Peor aún. Fueron cada vez menos profesionales en actividad porque muchos quedaron en aislamiento tras haber tenido contacto estrecho con casos positivos y otros, por algún factor de riesgo, directamente nunca pudieron actuar en este contexto de pandemia. Un cálculo redondo arrojó que los terapistas sanjuaninos son menos de 50. Para ellos y ellas, nunca fue igual trabajar con 4 pacientes en simultáneo, que con 8 o con 12.

A San Juan le tocó debutar cinco meses después que al Área Metropolitana de Buenos Aires y otras ciudades con el Coronavirus. El primer caso positivo fue detectado el 28 de marzo, es cierto. Pero siempre se trató de casos importados y debidamente aislados. Salvo el episodio de la doctora que se contagió de su hermano y cuya causa todavía tramita la Justicia Correccional. 

El punto de partida real de la peste en la provincia fue el 19 de agosto, cuando se manifestó el brote de casos en Caucete y, en cascada, en Santa Lucía, Rivadavia y Capital. De ahí al resto de los departamentos bastaron apenas unas semanas. La circulación viral comunitaria fue declarada el 19 de octubre. 

La transmisión se aceleró e incluso motivó un cortocircuito por las estadísticas, entre el Ministerio de Salud Pública y un grupo de científicos del Instituto de Automática de la Universidad Nacional de San Juan. El diferendo apenas se pudo contener sobre la hora en una reunión al más alto nivel, entre el gobernador Sergio Uñac y el rector Oscar Nasisi, quien apartó a la institución de las advertencias hechas por los investigadores.

El episodio que estalló el sábado e incluso llegó a la prensa nacional, no hizo más que visibilizar la preocupación por la evolución de casos, la predicción de la curva epidemiológica y el temor por el colapso del sistema sanitario, hoy estresado según las portavoces de la cartera que conduce Alejandra Venerando.

En este contexto, una alta fuente de gobierno reveló que San Juan está intentando asestar un golpe importante. Están avanzadas las conversaciones para traer a 3 terapistas de otras provincias argentinas. Frente a la escasez de profesionales, ese número relativamente pequeño cobra otra magnitud. Son recursos tan escasos que cada uno cuenta doblemente. Su radicación en estas tierras permitiría habilitar nuevas salas. El dinero está y nunca fue el problema. El verdadero desafío es contar con alguien capacitado para el manejo de esas instalaciones.

La negociación con estos 3 terapistas foráneos viene desde hace un tiempo, aunque el secreto se mantuvo guardado bajo llave hasta tener alguna pista de que el intento podía prosperar. El fin de semana el clima era de optimismo. Es posible que el anuncio se haga en los próximos días, de no mediar algún imprevisto que haga fracasar las gestiones sobre la hora de la consumación.

San Juan no solo está trabajando en esa campaña para traer terapistas de otras provincias sino que también está intentando retener a los profesionales sanjuaninos que están recibiendo ofrecimientos muy tentadores de afuera para radicarse con importantísimos beneficios económicos en esos otros destinos. Es una batalla campal, silenciosa y bien disimulada, que puso a las 24 jurisdicciones a disputar ese recurso humano nunca antes tan valorado como en esta ocasión. Los médicos tendrán que sopesar no solo las ventajas monetarias sino también su desarraigo, el de sus familias, y por supuesto el riesgo de hacer pie en terreno desconocido.

El arma secreta contra el Covid 19 ya no es tan secreta. No se trata de la vacuna, que llegará indefectiblemente en los próximos meses. Ni de las drogas para tratamientos compasivos que tampoco garantizan la cura. Son los recursos más estratégicos de la cadena, cuya formación demora años. Siempre fueron pocos. La peste lo hizo notar.


JAQUE MATE