OPINIÓN

La hora de llenar la heladera

El Presupuesto 2021 pronostica una recuperación nacional y provincial en consecuencia. Los indicadores económicos y sociales llegaron a un límite.
martes, 15 de diciembre de 2020 · 10:29

Ha sido tan fuerte el golpazo anímico, sanitario y económico de este inesperado 2020, que cuando alguien habla de un futuro esperanzador surgen dos reacciones bien extremas. Una es la desconfianza. Creer alegremente que lo peor ya pasó y que solo vendrán cosas mejores, es lo que todo el mundo espera. Sin embargo, en Argentina la moraleja es que siempre puede suceder algo imprevisto. El otro reflejo posible es aferrarse al optimismo. El país también tiene antecedentes de recuperaciones meteóricas. 

El ministro de Economía de Nación, Martín Guzmán, tiene la obligación de ser positivo. Ha proyectado un crecimiento del 5,5 por ciento para el 2021. Y en esos términos ha diseñado el presupuesto la ministra de Hacienda local, Marisa López. Una mejora de cinco puntos sería notable. Pero bien en el fondo las autoridades confían en que la recuperación sea todavía mayor. En Buenos Aires y aquí en San Juan también.

En una entrevista con Alfredo Zaiat para el diario Página 12, publicada el 29 de noviembre, el ministro Guzmán dio un par de pistas concretas. Dijo que 'existe un horizonte claro de recuperación' asumiendo que la pandemia pueda ser controlada con las vacunas. En esa misma nota, el funcionario albertista reconoció que el crecimiento podría ser superior al 5,5 por ciento, que ese es tan solo 'un escenario de base'.

Nunca un gobierno pronosticó desastres. Las catástrofes vinieron solas. Por lo tanto, los anuncios de Guzmán permitirán contrastar las palabras con los hechos. Este será el primer presupuesto diseñado por la gestión de Alberto Fernández. Tiene una expansión del gasto en obras públicas, particularmente en viviendas, también en Salud y en Educación. La mirada está puesta en que la reactivación sea tan acentuada como lo fue el derrumbe.

Este lunes la ministra López presentó el proyecto de Presupuesto 2021 ante los diputados y diputadas, que más que preguntas tuvieron palabras de agradecimiento. Todo está encaminado para que se convierta en ley sin discrepancias este jueves. La exposición tuvo casi el clima de una reunión de autoayuda. Oficialistas y opositores necesitan, como el resto de la población, que la economía empiece a despegar. No queda margen.

Unos minutos más tarde, la ministra dijo al móvil de Canal 13 que no podía limitarse a presentar un presupuesto como lo hicieron años anteriores, porque el 2020 no se parece a nada. Trajo impactos importantes, la expectativa de crecimiento se vino abajo, hubo nuevas prioridades. Todo surgió por puro reflejo y hasta por instinto, frente a un escenario sin precedentes.

El Presupuesto 2021 partió de las previsiones nacionales hechas por Guzmán, del Consenso Fiscal firmado por el gobernador Sergio Uñac con sus pares y el presidente Fernández, y también del Acuerdo San Juan. De este diálogo fabricado en la provincia para la pospandemia surgió el compromiso de achicar la presión tributaria.

El proyecto involucra eximir del impuesto de sellos a la constitución de nuevas sociedades, la reducción de esta carga en seis actividades específicas, la eliminación de ingresos brutos, impuesto inmobiliario y automotor a la actividad turística en los primeros meses de 2021, entre otros puntos destacados.

El horizonte, según dijo López, es la recuperación. Guzmán no imagina un escenario peor que el de 2020. La funcionaria uñaquista tampoco. El crecimiento esperado del producto bruto geográfico de la provincia también está en línea con Nación. Se espera que repunte un 5 por ciento. Esto debería redundar en más empleo y mejores salarios, con el consecuente crecimiento del consumo. Es un círculo virtuoso tan prometido como esperado.

El de 2021 será un presupuesto de pandemia. Pero la ministra López se permitió desear en voz alta que en el medio se convierta en otra cosa y haya comenzado la pospandemia, de una vez por todas.

Hasta ahora, la pandemia dejó en San Juan una tasa de desocupación del 6,5 por ciento, según la última medición del INDEC. Y una pobreza del 35,8 por ciento. En ambos casos, son valores preocupantes. Siempre quedaron levemente mejores que el promedio nacional. Aún así, no hay razón para sentir alivio. Por el contrario.

Tras las políticas de ajuste del gobierno de Cambiemos, la pobreza en la provincia fue en aumento sostenido, con un mínimo rebote en el primer semestre de 2019. San Juan tenía 25 por ciento de pobres en el primer semestre de 2018 pero se disparó al 33 por ciento en el segundo semestre. A diciembre de 2019 en la provincia la pobreza estaba en el 32 por ciento. Un semestre más tarde y Covid 19 mediante, superó el 35,8 por ciento.

Detrás de estos números fríos hay situaciones desesperantes. Panzas que se van a dormir sin cenar. Boletas de servicios impagas que se siguen acumulando. Más sueños postergados. Saben tanto Martín Guzmán como Marisa López, Alberto Fernández como Sergio Uñac, que la angustia no se puede estirar mucho tiempo más. Llegó la hora del alivio. El momento de llenar la heladera.


JAQUE MATE