OPINIÓN

Una comparación odiosa, cordillera mediante

La pandemia no distingue entre países ni respeta economías. Agua Negra pasó de ser un sueño compartido, a un gran signo de interrogación.
viernes, 15 de mayo de 2020 · 12:30

En los 57 días de cuarentena preventiva obligatoria que se cumplen en este viernes, el presidente Alberto Fernández tuvo que soportar fuertes cuestionamientos por el daño que le provoca a la economía la parálisis forzada. Frente a los ataques, la respuesta oficial fue siempre priorizar las vidas humanas por encima de lo material. Al fin y al cabo, si de algo saben los argentinos, es de sobreponerse a los tropiezos, levantarse, sacudirse el polvo y volver a producir. Así se escribió la historia reciente, entre crisis cíclicas y periodos de recuperación acotados.

Sin embargo, el cuestionamiento hacia la cuarentena por el lado de la economía parece atendible. San Juan está pagando las consecuencias de la caída de recursos a punto tal de que tendrá que tomar deuda por 3000 millones de pesos, en principio. El sector privado también está sintiendo el remezón por el freno al consumo durante todo abril y la imposibilidad de trabajar. Es una cadena de pérdidas que intenta revertirse por estas horas, con una tímida reapertura muy administrada y controlada.

Sobre llovido mojado, como dijo la ministra de Hacienda, Marisa López. A la recesión de dos años que sufría el país se sumó la pandemia. Entonces, cabe preguntarse todavía si el camino elegido por el gobierno nacional y el provincial ha sido el correcto. Aunque las comparaciones sean odiosas, un vistazo del otro lado de la cordillera puede clarificar bastante el asunto.

El diario El Día, de La Serena, pintó este jueves un cuadro muy nítido sobre lo que está sucediendo en la Región de Coquimbo. Más de 20 empresas se declararon en quiebra en esa zona, a pesar de que la actividad nunca se detuvo. En la misma edición, la publicación citó declaraciones de la epidemióloga chilena Muriel Ramírez. La especialista dijo que el indicador de transmisibilidad es alto en la zona. Y que se debería decretar una cuarentena de inmediato. Pero no aparece en los planes de las autoridades por el momento.

La edición del jueves 14 de mayo del diario serenense El Día.

Sí ocurrió en la Ciudad de Santiago, donde la totalidad de las comunas quedaron paralizadas debido a la curva exponencial de contagios que está sufriendo esa capital. La Región de Coquimbo tuvo que enviarles respiradores artificiales para colaborar con la atención de los enfermos, según relató la prensa trasandina.

Las comparaciones son odiosas, pero la información es pública. Sin cuarentena, en Chile también están padeciendo el embate económico de la pandemia. Y los contagios ya superan las 37.000 personas, contra 6.800 en Argentina. Vale enterarse de esta realidad para reenfocar las perspectivas.

Y una última consideración, también necesaria. Por el paso fronterizo de Agua Negra, San Juan ha estrechado lazos con la Región de Coquimbo desde hace años. De uno y otro lado se trabajó con afán para convertir esa huella de ripio, a casi 5.000 metros sobre el nivel del mar, en un túnel que cambie drásticamente la conectividad de ambos lados del límite internacional. El turismo pero fundamentalmente transporte de cargas justificaban la inversión de más de 1300 millones de dólares. El ruido político empantanó los avances, aunque a esta altura poco importe.

El tránsito se cerró intempestivamente este año no por las primeras nevadas, sino por la cuarentena obligatoria. No se pudo utilizar en Semana Santa, como se había previsto originalmente. No hubo fin de semana largo para los sanjuaninos. Apenas un montón de días más, perdidos en la quietud de la cuarentena.

Pensar en la reapertura de Agua Negra entre fines de noviembre y principios de diciembre es aventurado, básicamente porque San Juan continúa sin circulación viral comunitaria a costa de vigilar celosamente las fronteras, incluso con otras provincias cuyanas. No parece el momento indicado para imaginar nada, sino para esperar que el tiempo decante las realidades.

Tampoco parece oportuno hacer comparaciones, acerca de quién hizo lo correcto y quién se equivocó. La pandemia no hace diferencias entre personas y la economía quedó sofocada por la peste en todas partes, sin importar las acciones sanitarias adoptadas. Más que nunca, la cordillera no divide sino que une, también en la angustia y en las necesidades compartidas. Más temprano que tarde tendrán que surgir las respuestas. El aislamiento no puede ser la solución permanente.


JAQUE MATE