OPINIÓN

El mismo cuco de siempre

Empleo versus pobreza. Flexibilizar versus endurecer las leyes laborales. Aubone y Laciar tuvieron interesante un cruce de modelos en Banda Ancha.
miércoles, 6 de octubre de 2021 · 12:35

Hay un debate de fondo que asomó en este segundo tramo de campaña por las elecciones legislativas nacionales y es el referido a la legislación laboral. No es nuevo, por cierto. Cíclicamente asoma algún intento de reforma que, según la lupa con que se mire, puede terminar en flexibilización. Es tema en tanto y en cuanto hay un problema no resuelto, de larga data y agravado por la pandemia. Si el Covid 19 causó estragos en la economía de las naciones más desarrolladas, lógicamente Argentina sufrió el doble porque venía con comorbilidades crónicas. Felizmente la discusión llegó a San Juan.

El senador de Juntos por el Cambio Martín Lousteau, el primer ministro de Economía de Cristina Fernández de Kirchner, lanzó la piedra. Presentó un proyecto de ley para eliminar las indemnizaciones por despido y sustituirlas por un fondo de cese laboral. Algo así como el seguro que se activa en el sector de la construcción, caracterizado por la intermitencia de la relación de dependencia.

Bastó que el economista porteño encendiera la mecha para que el Frente de Todos acusara a coro al macrismo de ir nuevamente por la precarización laboral. Es decir, facilitar los despidos con el argumento de que eso abriría nuevas oportunidades para todos los desempleados y que incluso, al ser menos traumática la contratación para el empresario, podría regularizar al personal que haya tomado en negro.

El martes 28 de septiembre el Frente de Todos en San Juan viralizó un posteo por Whatsapp donde asociaron el proyecto de Lousteau a la candidata de Juntos por el Cambio, Susana Laciar. 'Para esto quieren tener más diputados', acusó el oficialismo. 'Solo vienen a arreglar sus negocios con amigos y el pueblo no les importa', señaló el mensaje reenviado de teléfono en teléfono.

La ministra de Gobierno y candidata a diputada nacional Fabiola Aubone conservó la compostura el pasado lunes en Banda Ancha. Al ser consultada sobre la reforma laboral, dijo categóricamente que 'no es oportuno en este momento' abrir un debate de esa naturaleza. Y que el proyecto de Lousteau revela una de las diferencias esenciales entre los dos modelos en pugna. 'Los empresarios necesitan previsibilidad, sí. Pero el trabajador también', apuntó la funcionaria uñaquista.

Un día después, Laciar también marcó posición en Banda Ancha sobre el asunto. Fue menos moderada que Aubone: 'La bandera de los derechos de los trabajadores quedó en el manifiesto peronista pero la arrasó el kirchnerismo'.

Laciar planteó que la urgencia está dada en los más de 5 millones de trabajadores no registrados y que frente a esa situación el oficialismo solo votó la doble indemnización, pero eso no detuvo la pérdida de unos 100.000 empleos a lo largo de 2020 por la pandemia.

Palabra clave: kirchnerismo. Laciar retomó la campaña con la misma tónica que arrancó de cara a las primarias, con el acento puesto en lo nacional. Aubone se refugió en lo provincial nuevamente. Dijo que desconocer todo lo logrado en San Juan 'es como tapar el sol con un dedo'. 

Según la medición oficial del INDEC, Argentina registró al finalizar el primer trimestre de 2021 una desocupación del 10,2 por ciento. En ese marco, San Juan se anotó muy por debajo con el 4,4 por ciento. Tiene la mitad que, por ejemplo, Mendoza. En esos valores se apoyó la ministra de Gobierno, quien tuvo a cargo la coordinación del Acuerdo San Juan. De esa convocatoria dependió, en buena medida, una serie de medidas tendientes a reducir la presión tributaria sobre el sector privado, preparándose para la pospandemia, asumiendo que el golpe sería durísimo luego del confinamiento.

Entonces nuevamente colisiona lo nacional con lo provincial. La campaña nacionalizante de Juntos el Cambio y la provincializante del Frente de Todos. Solo que esta vez el tema central -o al menos el que debería serlo- es muy tangible. Posiblemente sea el que explique el resultado electoral del 12 de septiembre y del 14 de noviembre. Es el trabajo y el salario.

El gobierno de Mauricio Macri dejó casi 9 puntos de desempleo, sin pandemia. Había tomado el país en diciembre de 2015 con, según el INDEC de Cristina, menos de 6 puntos de desocupación. Claro que aquellas cifras oficiales siempre cargaron con el peso de la desconfianza. La gestión de Cambiemos igualmente tuvo muchos indicadores negativos en lo referido a la generación de puestos de trabajo. El índice de producción industrial elaborado por la Universidad de Avellaneda registró una caída del 8,8 por ciento en los cuatro años de la administración anterior. Sin pandemia.

El antecedente es una mochila que los herederos del macrismo no se pueden sacar todavía. Pero está lejos de justificar ante la ciudadanía los desaciertos de la gestión de Alberto Fernández. Dos años después del batacazo electoral de agosto de 2019, el Frente de Todos no satisfizo las expectativas. Quedó plasmado en el mapa nacional pintado de amarillo y en la crisis política interna que detonó un cambio forzado de gabinete. 

Laciar no se puede desprender de la debacle macrista como Aubone tampoco puede desconocer la falta de puntería albertista. Sin embargo, la orreguista se ha plantado con convicción en el señalamiento de los resultados del Frente de Todos, que están a la vista. La uñaquista, por el contrario, hasta ahora eligió la no confrontación. Apenas una tibia mención de los dos modelos diferentes. Sigue y seguirá esquivando entrar en esa discusión nacional para poner en valor el autonomismo sanjuanino que le ha permitido sobrellevar las dos últimas presidencias con saldo favorable.

Por supuesto que el gobierno de Uñac está referenciado en el de Alberto Fernández. Esta semana el pocitano tuvo un raid de firmas de convenios con funcionarios del más alto nivel en Buenos Aires: el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens; el de Desarrollo Social, Juan Zabaleta; y el de Defensa, Jorge Taiana, por citar solamente tres de ellos. Pero todo sucedió allá, a 1.200 kilómetros de distancia de San Juan. Después del 12 de septiembre y el efecto tembladeral posterior, la propia Casa Rosada resolvió que era tiempo de liberar el juego de los gobernadores.

Aún así, los grandes temas nacionales tendrán que entrar en la agenda. El trabajo está directamente ligado a otro problema endémico de la Argentina. El INDEC registró más de 40 puntos de pobreza en el primer semestre de 2021. San Juan quedó un poco por debajo, con 36 puntos. Tampoco es para enorgullecerse. Ni siquiera en la comparación con los valores de Mendoza, que superó los 44 puntos, o San Luis, por arriba de los 43.

En buena hora que alguien empiece a discutir el tema de fondo, aunque sea frente a una cámara de televisión. Es cierto que hay dos modelos en pugna y que una golondrina no hace verano, que un legislador sanjuanino difícilmente tendrá el poder de gatillar un debate de ese tamaño en el Congreso Nacional. Sepan igualmente que en la urna, más que ideología o política, se vota soluciones.


JAQUE MATE