OPINIÓN

A cara de perro

Que Fabián Martín haya decidido no ser candidato a diputado nacional en 2021 no significa que no vaya a jugar políticamente. Viene una campaña dura.
viernes, 26 de marzo de 2021 · 10:04

En 2019 Fabián Martín se consagró definitivamente como uno de los cuadros más competitivos que tiene la oposición en San Juan, detrás de Marcelo Orrego. Es una cuestión de escalas. El santaluceño pegó el salto provincial y el rivadaviense todavía no salió de su municipio. Todavía. Pero el antecedente indica que podría tener una suerte parecida, si llegara a competir esta vez por una banca en el Congreso Nacional.

Ya se lo pidieron y ya contestó que no. Hasta hace algún tiempo coqueteaba con la posibilidad, frente a la indefinición del calendario electoral. Pero faltando apenas tres meses para la inscripción de listas, ya no hay margen para la especulación. Que busquen a otro o a otra. ¿Significa que Martín se va a mantener al margen de la campaña? En absoluto.

Va a jugar. Este jueves en Banda Ancha no dejó dudas. A la pregunta '¿será una campaña a cara de perro?', contestó sin rodeos. Dijo que será 'una campaña dura'. Huelgan las aclaraciones para los buenos entendedores y no tanto.

Martín se consagró en 2019 porque logró la reelección en Rivadavia frente a un tridente peronista que contó con todo el respaldo del oficialismo provincial. Metió fórmula completa, quedándose Sergio Miodowsky también con la banca de diputado departamental. En el oeste floreció el segundo Santa Lucía, el segundo bastión del basualdismo-orreguismo dentro del Gran San Juan.

Con ese pergamino y la imposibilidad de ser reelecto otra vez en 2023, Martín tendrá la ocasión de asentar su cuota de liderazgo en este comicio de mitad de mandato. Aún sin aparecer en la grilla a nombre propio. Incluso podrá dejar su marca, si finalmente aparece algún alfil de su tropa en la lista de Producción y Trabajo. Sería el caso de Nancy Picón.

El intendente tiene una relación cordial con Sergio Uñac. Dialogan más de lo que trasciende hacia afuera. Sin embargo, el rivadaviense ha coincidido con Orrego en que esta será una elección muy polarizada, sin lugar para las medias tintas. El discurso de Martín encuentra y encontrará cada vez más coincidencias con el ala más radicalizada de Juntos por el Cambio.

En Banda Ancha dijo que 'sin lugar a dudas va a ser un año bisagra' y que 'los argentinos vamos a tener que resolver si queremos seguir por este camino que vamos'. Acusó a Alberto Fernández de no tener rumbo, de haber fracasado en lo económico y en lo sanitario. Y le imputó haber perdido la conducción, en manos de Cristina.

Habló de Mauricio Macri también. Hizo un fugaz reconocimiento del fracaso de Cambiemos. 'No fue un buen gobierno, por algo se perdieron las elecciones', advirtió. Pero inmediatamente después volvió a enunciar los argumentos salidos de la usina amarilla. 'Argentina estaba insertada en el mundo. Hoy Argentina se ha retirado del grupo de Lima apoyando a Venezuela', sostuvo el intendente. Una sentencia de molde que bien podría haber salido de boca de la mismísima Patricia Bullrich.

Efectivamente, se incuba una campaña a cara de perro, porque por otra parte no solo están en juego tres bancas de diputados nacionales por San Juan. Está en discusión el punto de partida para pensar en lo que vendrá. Lo ha manifestado Orrego entre los suyos, en reiteradas ocasiones: sin 2021 no hay 2023. Parece que faltara una eternidad, pero los tiempos en política son relativos.

Orrego está llamado a competir nuevamente por la gobernación. Al menos es lo que espera todo su espacio. Sus casi 40 puntos obtenidos en 2019 alienta las expectativas y estimula el regreso de las fuerzas que rompieron con él. Al santaluceño se le terminará el mandato de cuatro años en la Cámara de Diputados de Nación en 2023. A Martín se le agotará el segundo periodo como intendente. Los dos tendrán que buscar nuevo destino.

Si el santaluceño va por la gobernación, para tirar del carro como lo hizo históricamente Roberto Basualdo, Martín se estará preguntando qué lugar le tocará a él en ese esquema. Habrá un condimento adicional en 2023: también se votará por senadores nacionales. A los dirigentes territoriales no les hace gracia mudarse a Buenos Aires para instalarse en el Congreso, pero se puede construir poder desde la Cámara Alta. Hay ejemplos de sobra.

Este horizonte de mediano plazo empuja a Martín a sostener el lucimiento de su gestión en Rivadavia pero también lo obliga a jugar políticamente como referencia dentro de su espacio. Así habría que entender su discurso filoso. Inequívoco. Opositor sin medias tintas. La moderación no parece ser receta recomendable frente a la grieta, que goza de muy buena salud.


JAQUE MATE