OPINIÓN

Quien se sienta a salvo, no entendió nada

La ocupación de camas de terapia intensiva en el ámbito privado está al límite, aún cuando falta mucho para alcanzar el pico de la curva.
martes, 13 de abril de 2021 · 13:05

Cayeron como bomba las palabras del presidente del Colegio Médico de San Juan, Mario Penizzotto, este lunes para abrir la semana en Banda Ancha. Dijo que por momentos las terapias intensivas privadas de la provincia se encuentran saturadas al 100 por ciento debido al rebrote de casos de Coronavirus. Y que de vez en cuando tienen que demorar algún ingreso hasta que encuentran una cama disponible. Como en el peor momento de la pandemia, de agosto en adelante. Pero está sucediendo ahora, cuando la curva de contagios todavía está muy lejos de haberse desbocado.

¿Por qué sucede esto? Sencillamente porque cada vez que entra una persona a la unidad de cuidados críticos tiene por delante entre 7 y 20 días de permanencia en el lugar. Por lo tanto, la frecuencia de los ingresos supera ampliamente a la frecuencia de salidas. Entonces se acumulan. Y aunque hubo una incorporación importante de camas y de respiradores, ya se llegó al límite. San Juan sigue contando con unos 50 médicos terapistas. Cada uno tiene hasta dos y tres trabajos, porque con un salario no les alcanza. Cubren guardias de 24 horas. Cuidan hasta 13 pacientes graves cada uno. Viven así hace más de un año, sin haber parado en vacaciones.

Como se ha dicho muchas veces, las camas se compran, los respiradores se compran. Lo que no se puede adquirir de un día para el otro son médicos terapistas. Tampoco el resto de los profesionales y auxiliares especializados para la compleja labor que demanda el área de cuidados críticos. Su formación demora años. En ninguna provincia, en ningún país, sobran. Por lo tanto, San Juan tendrá que seguir subsistiendo y sobrellevando la segunda ola con el personal actual.

Si esta variable es inamovible, si de nada valdría seguir ampliando las terpias intensivas, si ya están al borde de la saturación al menos las privadas -porque las públicas están todavía bastante más holgadas- entonces la única variable que se puede ajustar es el comportamiento social. Es reforzar las medidas de prevención para contener la transmisión viral. Es enorme el riesgo asumido por el gobierno nacional y el provincial, dejando en manos de la población el compromiso. Pero es por ahora la receta adoptada.

Las limitaciones particularmente en San Juan han sido hasta ahora muy leves. Tan solo el cierre de la nocturnidad entre la 1 de la madrugada y las 6 de la mañana del día siguiente de domingo a jueves, y de 2 a 6 los viernes y sábados. El resto ha seguido inamovible, porque se conoce sobremanera el agotamiento social. Además, la economía no soportaría otro cierre como el que el equipo de asesores infectólogos le recomendó nuevamente ayer al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. Le aconsejaron un confinamiento total al menos en las zonas más afectadas, por un tiempo corto y definido. 

San Juan no entraría en esta definición porque todavía los contagios están lejos de los valores máximos alcanzados en segundo semestre del año pasado. A esta provincia le queda mucha curva por delante. Es traquilizador por una parte. Pero también es preocupante si se compara este estadío temprano con el estrés al que está sometido el sistema de salud privada.

La distinción entre las clínicas y sanatorios por un lado, y los hospitales públicos por el otro, obedece a una cuestión de escala. Las terapias de los centros de salud que dependen del Estado, como el Rawson, el Marcial Quiroga y el CEMEC, son más grandes. Hasta fines de la semana pasada sus camas críticas estaban ocupadas en un 20 por ciento, según datos oficiales de la ministra Alejandra Venerando. Sin embargo, ni siquiera el funcionario más optimista se atrevería a decir que aquí no está pasando nada.

De hecho, Venerando fue clara el jueves pasado en la convocatoria de urgencia al Acuerdo San Juan. Dijo que el semáforo está en amarillo. Y que hay que prepararse para un ascenso estacional de contagios.

Si se toma una muestra corta, los números resultan impresionantes. En tan solo los últimos siete días, tomando desde el domingo 4 al domingo 11 de abril, San Juan sumó 1.203 casos positivos. Sí, más de 1.000 contagios registrados en apenas una semana. Es de esperar que ese ritmo se multiplique, porque así se desplaza la pandemia. Se duplica y se duplica y se duplica, hasta alcanzar el pico de la curva y entonces recién empieza a decrecer. Ya no hay misterio.

En San Juan también se verifica que hay cada vez mayor proporción de personas jóvenes graves por Covid 19. Hay una de 28 años y otra de 42, con respirador artificial, según dijo Penizzotto. Quien se sienta a salvo, no entendió nada. 


JAQUE MATE