OPINIÓN

El último umbral del desastre

La muerte de Lara Arreguiz en el piso de un hospital santafecino, como advertencia ineludible del colapso. El mensaje de Uñac para contener el hartazgo.
miércoles, 26 de mayo de 2021 · 10:59

Lara Arreguiz era su nombre. Tenía tan solo 22 años y la mayor parte de su vida fue insulinodependiente. Se contagió de Coronavirus y su cuadro se agravó. Le diagnosticaron neumonía bilateral pero la despacharon para su casa porque no había camas. Empeoró. Volvió al hospital. Murió en un pasillo, recostada sobre el piso, con una cartera como almohada y una campera de jean tendida como manta. La historia de Lara se convirtió en la peor pesadilla de la pandemia: el colapso del sistema sanitario, desbordado por la enorme cantidad de contagios.

Sucedió el viernes pasado en Santa Fe, en el ex hospital Iturraspe. Pero pudo haber ocurrido en cualquier otro rincón del país. Al fin de cuentas, el compromiso de camas críticas lleva semanas al límite de lo tolerable. San Juan no escapa a esa situación. 

Este martes feriado nacional la provincia terminó con prácticamente el 89 por ciento de ocupación de terapia intensiva. Quedaban disponibles apenas 4 camas en clínicas y sanatorios. Y 21 en hospitales públicos. Entiéndase en su real dimensión: estas son las plazas disponibles no para los pacientes con Covid 19, sino para cualquier sanjuanina o sanjuanino grave, que esté luchando entre la vida y la muerte. Es el borde del colapso.

Este martes 25 de Mayo el gobernador Sergio Uñac habló por primera vez desde que empezó el confinamiento. Lo hizo al conmemorar el aniversario del primer gobierno patrio, por segundo año consecutivo ensombrecido por la peste y el encierro. Canal 13 era el único medio televisivo trabajando en vivo en el lugar. Las declaraciones se convirtieron en una entrevista exclusiva. Un ida y vuelta sin rodeos.

Uñac habló de Lara sin mencionarla. No quiso señalar a la provincia de Santa Fe, porque hubiera podido interpretarse como un intento de comparar realidades. Y la verdad es que hubiera sido un desacierto. En definitiva, está demostrado que los padeceres de las grandes ciudades más temprano que tarde llegan a las hermanas menores. San Juan hace tiempo que tiene luces de alerta encendidas.

El rostro de Lara se imprimió en la retina de millones de argentinas y de argentinos como el recordatorio más cruel de la pandemia. Si una joven estudiante de veterinaria pudo morir recostada en un pasillo de hospital, le puede suceder a cualquiera. Uñac apeló a esa desgarradora imagen para llamar a la reflexión, justo el día en que otra marcha de autoconvocados, organizada a nivel nacional, se preparaba para salir a las calles.

A Uñac no le resultó cómoda la resolución del presidente Alberto Fernández. Volver al confinamiento tiró por tierra aquel compromiso asumido en abril en el Acuerdo San Juan, de mantener bajo control los contagios para preservar la actividad económica y las clases presenciales como elementos prioritarios. Ese anhelo se volvió utópico, a la luz de los resultados.

Este martes Uñac no desconoció aquel compromiso. Pero la situación sanitaria está a la vista. 'Veíamos cómo gente moría en los pasillos sin poder lograr acceder a una cama. Es una realidad que es dura, pero la tenemos que asumir porque está pasando en algún rincón de nuestro país. Tratamos de evitar que pase en la provincia de San Juan', dijo el gobernador. Es un intento. Es una batalla que todavía se está disputando.

El gobernador también reconoció que la curva de contagios crece de una manera que no esperó el mundo, ni Argentina ni San Juan. Ahora resta dejar correr los días. Cruzar los dedos y que finalmente las estadísticas diarias acompañen. Que se detenga la transmisión viral.

¿Y si no se logra? ¿Y si el confinamiento hasta el próximo domingo 30 de mayo fuera insuficiente? Nadie podría arriesgar un pronóstico semejante. Uñac ni siquiera lo intentó. 'Debemos ser prudentes, no hacer escenarios', contestó ante la acertada pregunta periodística. Pero inmediatamente puso sobre la mesa una premisa innegociable: hacer un justo equilibrio. En esa balanza, hoy quienes llevan la carga más pesada están en los hospitales. El resto de la población debería colaborar para aliviar las tensiones.

Uñac evitó confrontar con los anticuarentena, antibarbijo y antiprotocolos. Consideró que la gente está harta de las polémicas, además del cansancio propio del año y pico de pandemia que soporta toda una población. Pero propuso un modo de laudar las diferencias: 'tenemos que mirar esto por representación, porque así lo establece el sistema político argentino, entre mayorías y minorías, respetando a todas pero teniendo en cuenta que somo más de 800.000 las personas que decidimos habitar esta provincia'

El mensaje entonces se resume en respetar la institucionalidad del gobierno cuyo poder fue conferido por el voto soberano del pueblo. Por supuesto que siempre las minorías podrán ejercer el derecho a la libre manifestación. De hecho está sucediendo. Pero en este punto Uñac también hizo un pedido, esta vez a título personal: que no involucren a los niños y niñas. Es un tema de adultos. Y esta vez la internación pediátrica ya está recibiendo pacientes con Coronavirus.

Todo este planteo tiene fundamento político, tiene cifras que lo respaldan, estadísticas de contagios. Pero tiene particularmente el rostro de Lara. El quiebre del sistema sanitario como último umbral del desastre.


JAQUE MATE