OPINIÓN

Con el anzuelo de la esperanza

La primera entrevista de Susana Laciar como candidata dejó un dato novedoso. La disputa con Marcelo Arancibia abre un interrogante.
martes, 27 de julio de 2021 · 10:18

Pudo desplegar Susana Laciar algunos atributos de campaña este lunes, en la que seguramente fue su primera entrevista televisiva desde que fue lanzada como candidata a diputada nacional por Juntos por el Cambio. Aquí, en Banda Ancha, volvió a cargar contra el gobierno nacional prácticamente sin rozar al uñaquismo. E incorporó un componente novedoso para quien embandera el discurso opositor: habló de esperanza, de optimismo, de que se puede salir adelante. No fue una improvisación sino el primer eslabón de una campaña mucho más larga, que no se agotará en 2021 sino que apunta a 2023.

Por supuesto ella es candidata para el Congreso y sus esfuerzos estarán centrados en alcanzar la marca elevada que dejó Marcelo Orrego en octubre 2019, cuando superó el 38 por ciento. Pero su nominación en esta oportunidad, empujándola a un primer plano, sacándola del rol secundario, debe ser entendida como una decisión estratégica.

El primer aspecto a considerar es su origen en Producción y Trabajo. A diferencia de otros referentes del partido fundado por Roberto Basualdo hace poco menos de dos décadas, ella nació a la política en esa estructura. Allí construyó su trayectoria. Para Orrego, el conductor del espacio, impulsar a Laciar representa demarcar con mucha nitidez el orden interno. Son todos aliados. Cada aporte es necesario. Pero hay una verticalidad que empieza a ordenar aquella horizontalidad basualdista, que por momentos resultaba inmanejable.

Que la cabeza de lista de unidad sea una referente de Producción y Trabajo, es una declaración de principios. Que en segundo término aparezca el PRO, con Enzo Cornejo, también es una seña inequívoca del alineamiento nacional. Si el próximo candidato presidencial de la oposición será Horacio Rodríguez Larreta, Orrego debe desde ahora estrechar el vínculo.

La misma lógica aplicó para que apareciera la concejal albardonera Alejandra Leonardo, en nombre de la Unión Cívica Radical, en el tercer lugar titular. Es la otra gran pata de Juntos por el Cambio a nivel nacional. Orrego entrelazó las hebras para ratificar su correspondencia con el sello más competitivo de la oposición. Pero primero delimitó lo suyo. Primero, Producción y Trabajo. Primera, Laciar.

Lo entendió hasta Rodolfo Colombo, que terminó resignando sus aspiraciones. Dijo en Canal 13 que Susana era la prenda de unidad de todo el espacio, entonces no era oportuno plantear una interna que, de una u otra forma, siempre dejaría algún resentimiento. 

La candidata tiene grandes y genuinas coincidencias con Juntos por el Cambio. No está ensayando una postura armada para la circunstancia. Cuando cuestiona a Alberto y Cristina, lo hace porque tiene una incompatibilidad de base con el modelo nacional y popular. Por eso su elección seguramente contará con respaldo de las figuras nacionales que se involucren en la campaña, empezando por Patricia Bullrich y Alfredo Cornejo.

Sin embargo, hay un cabo suelto todavía. La división de la oposición en San Juan puede tener impacto. Puede ser moderado o insignificante, eso lo dirán las urnas el 12 de septiembre en las primarias. El candidato de unidad de Consenso Ischigualasto, Marcelo Arancibia, ya mostró sus armas. Pasó de intentar el acuerdo con Orrego y compañía, a cuestionar crudamente el manso acompañamiento de ese sector en la Legislatura provincial. Entonces revivió un clásico: la controversia acerca de dónde está 'la verdadera oposición'.

Arancibia viene planteando que no se trata solo de discutir lo nacional, como han manifestado Orrego y también Laciar. El expresidente del Foro de Abogados apura a sus vecinos de Juntos por el Cambio para subir al ring a Sergio Uñac. Es precisamente lo que viene evitando el orreguismo.

Uñac ha puesto a plebiscitar su gestión porque en términos electorales le resulta ganancioso. Alberto se llevó la mayor parte del desgaste por la pandemia y la economía. Poner sobre la mesa la administración provincial aliviana las cargas del oficialismo. Más aún si en el combo se incluye el desempeño de los intendentes. Provincializar la campaña es la estrategia cantada del Frente de Todos.

Arancibia aceptó el convite y en el voleo, cayeron oficialistas y opositores también. Atacó a los diputados provinciales de la Legislatura porque habitualmente acompañan todo lo que manda el Poder Ejecutivo provincial. Abiertamente y en acuerdo con Martín Turcumán y los hermanos Avelín, abordará la campaña con perspectivas para 2023. Para eso primero debe lograr un número decoroso en 2021. Si la moderación es capital del orreguismo, entonces a esta otra oposición solo le queda jugar en el extremo de la grieta.

Con una sonrisa detrás del tapabocas, Laciar dijo este lunes en Banda Ancha que 'la gente' no quiere escuchar cómo se pelean los políticos por ver quién es el más opositor sino quién tiene las mejores propuestas para sacar el país adelante. Esa perspectiva de esperanza y optimismo es todo un dato, novedoso. Su rendimiento está por verse.

Al no chocar frontalmente con Uñac, la estrategia de Orrego, ejecutada por Laciar, buscará captar el voto que alguna vez acompañó al pocitano. Si en 2019 el gobernador se impuso con el 54 por ciento, claramente para ganar hay que intentar morder una porción de esa torta. Hay una parte desencantada seguramente, por el hastío de la pandemia y el azote de la economía. Pero ese sufragio ya es opositor. La diferencia siempre estará en el grupo anónimo desideologizado que no sale a manifestarse a las calles. Simplemente vive y cuando llega la hora de asistir al cuarto oscuro, reflexiona y pone en el sobre su veredicto.

El voto opositor indubitado ya está definido. Es el que se van a disputar Juntos por el Cambio y Consenso Ischigualasto. Es el que podría jugar con mayor libertad en las primarias pero luego migrar al que aparezca con mayores posibilidades, por aquello del 'voto útil'.

El voto que les falta es el que hizo gobierno al justicialismo y aliados desde 2003 en adelante, de manera ininterrumpida. La receta siempre fue la esperanza.


JAQUE MATE