OPINIÓN

Raúl, la deuda de la democracia

Pasaron 17 años desde la desaparición forzada y 17 marchas. ¿Será esta la última? Con seguridad, es la primera que tiene un horizonte nítido de justicia.
martes, 28 de septiembre de 2021 · 12:53

¿Será esta la última marcha por Raúl Tellechea? Será con seguridad la primera que tenga un horizonte nítido de justicia. Luego de 17 largos años se cerró la investigación y se elevó la causa a juicio, con 10 procesamientos firmes por la desaparición forzada, el ocultamiento y el desvío de la búsqueda por parte de funcionarios de gobierno de aquel momento. No está todo dicho todavía. Habrá que transitar la etapa final. La hija y los tres hijos del ingeniero, su pareja y sus amigos, tendrán que sumergirse ojalá por última vez en esa historia de horror. Solo después podrán empezar a sanar las heridas por la ausencia súbita y absurda. Hacer el duelo que les fue arrebatado.

Este lunes la compañera de Tellechea, Nani Hobeika, dejó el corazón en Banda Ancha. Habló con la serenidad que solo se alcanza después de haber atravesado la peor de las tormentas. Como el resto de los integrantes del grupo 'Todos por Raúl', pudo describir en detalle cómo fueron las horas previas a la desaparición y cómo se movilizaron los días posteriores. Pero el misterio sigue tan sombrío como siempre. Apenas una hipótesis -con abundante prueba acreditada en el expediente- explica lo que pudo haber ocurrido.

Raúl apenas le había alcanzado a contar a Nani que tenía ganas de irse de la Mutual de la Universidad Nacional de San Juan, que no se sentía cómodo. La noche anterior a su desaparición tenía una reunión en la Federación Ciclística y luego, otra con funcionarios de la mutual. Nunca más Nani recibió una llamada de las que mantenía con su pareja cotidianamente. No fue un punto final, sino una desconcertante secuencia de puntos suspensivos. 

La primera idea que cruzó por la cabeza de ella fue que Raúl había tenido alguna descompensación porque era insulino-dependiente. Pero cuando pudieron ingresar al departamento del ingeniero y vieron que estaba todo en orden, su teléfono celular y su billetera en el lugar donde solía dejarlos, entendieron que algo más había pasado. Lo buscaron en hospitales. Hicieron la denuncia en la Central de Policía. Pocos días después, la cúpula de la mutual lo denunciaba por un faltante de 10.000 pesos. Lo acusaron de haberse quedado con fondos de la institución y de haberse profugado. 

Nani y los hijos de Raúl terminaron bajo sospecha también. Les intervinieron los teléfonos. No podían salir del país. Pero ellos no dejaron de buscarlo. Solos en la mayor soledad imaginable. Con afiches fotocopiados. Recibieron llamados de todo tipo. Que lo vieron en la Terminal yéndose a La Rioja. Que cualquier otro disparate. Confusión y más confusión.

A lo largo de los últimos 17 años Mariana, Gonzalo, Mauricio y Rodrigo Tellechea se hicieron grandes. Tuvieron que seguir viviendo con la desaparición de su papá a cuestas. Despedirse de él sin saber qué le sucedió. Conjeturar que seguramente falleció, sin tener la certeza de cuándo ni cómo fue. Mauricio atendió el llamado de un sujeto identificado como Sebastián Cortéz Páez, presuntamente 'arrepentido'. 

El supuesto captor dijo que él había estado a cargo de vigilar a Raúl durante su cautiverio en el Barrio San Martín y que en esa reclusión perdió la vida, porque le hicieron faltar la insulina. Que finalmente lo sepultaron en un descampado cerca del dique de Ullum. Hizo un croquis con la localización del sitio donde habrían dejado los restos de Raúl. Describió la tierra removida que encontrarían junto al tizne de una fogata. Los varones del grupo 'Todos por Raúl' fueron hasta la zona y hallaron el paraje tal cual lo había descripto el 'arrepentido'. La justicia mandó una retroexcavadora y no encontró nada. 

Cortez Páez luego se desdijo de todo. Se echó para atrás. Hoy es uno de los 10 procesados y tendrá que responder ante el Tribunal Oral Federal. Los otros acusados son los ex directivos de la mutual, Miguel Del Castillo, Luis Moyano, Luis Alonso y Eduardo Oro. También el ex jefe de Policía, Miguel González, el jefe de la sección Seguridad Personal, Mario León, y el policía Alberto Flores. La empleada de la mutual Aurora Ahumada y el ex secretario del Consejo de la Universidad Nacional de San Juan, Juan Marcelo Cachi.

Como se sabe, Moyano era viceministro de Desarrollo Humano en 2004 cuando sucedió la desaparición de Tellechea. Ese vínculo con el poder se convirtió en el nudo de la investigación.

En más de una oportunidad en Canal 13 uno de los abogados de la familia Tellechea, Conrado Suárez Jofré, dijo con claridad que la principal hipótesis es que Raúl descubrió una irregularidad en la mutual, que intentaron asustarlo para que se callara y que se les fue la mano. Y que terminaron desapareciendo el cuerpo para encubrir el delito aberrante. Que le inventaron la sospecha de ladrón y así lograron desviar el foco de la investigación. Que solo después de haber investigado a la víctima en la Justicia Penal Provincial hubo cambio de carátula y con la desaparición forzada llegó el pase a la Justicia Federal. Dicho así suena tortuoso. Y es apenas un resumen apretadísimo de una peregrinación que lentamente se acerca a las dos décadas.

Y no, no está todo dicho. Todavía queda bastante camino por recorrer hasta la sentencia. La familia Tellechea depende más que nunca de que alguno de los procesados aporte la información precisa para terminar de reconstruir la historia. Aún si esto no ocurriera y, como dijo Nani, jamás se supiera dónde quedó Raúl, llegará la hora de la justicia. Es una deuda de la democracia.

 

JAQUE MATE