JAQUE MATE

La ola nacional

Los climas que bajan de Buenos Aires pueden inducir a error con tanto tiempo de anticipación. Hay antecedentes de sobra que recomiendan cautela. ¿Provincializar es el remedio?
lunes, 31 de octubre de 2022 · 10:00

En su columna del diario Perfil, el sábado pasado el consultor político Carlos Fara pidió ser prudentes con los pronósticos electorales, faltando exactamente un año para la primera vuelta presidencial de 2023. Más que un acto de cobardía, lo del especialista pareció una reserva fundada en los antecedentes. Los años no vienen solos, dicen las abuelas. Y tienen razón. Hay pruebas suficientes para concluir que todo puede suceder. Que nadie se considere ganador -o perdedor- antes de tiempo. Visto desde San Juan, ¿cómo impacta este mar de incertidumbre?

Frente a la imposibilidad de predecir escenarios, la apuesta de Sergio Uñac será nuevamente provincializar el comicio. La semana pasada quedó absolutamente claro que habrá votación entre abril y mayo a más tardar, con la premisa de aislar los debates locales de los nacionales. Es y será una aspiración legítima. Sin embargo, la historia también señala que los climas porteños, aún con retardo, terminan impactando aquí a 1.200 kilómetros del Obelisco. La pregunta es si la ráfaga llegará con suficiente fuerza como para mover la aguja o será apenas una brisa sin mayor incidencia.

El objetivo de Uñac y su entorno será, entonces, minimizar ese efecto nacional. Básicamente, porque no tienen garantías de que sea favorable para el Frente de Todos. De hecho, por primera vez el gobernador reconoció que podrían cambiarle la etiqueta a la coalición para los comicios de 2023 en San Juan. Dejaría de llamarse Frente de Todos. Más que una cuestión nominal, intentarán no solo despegarse de los avatares de la Casa Rosada sino también relanzar el proyecto provincial.

No es un tema menor renovar las expectativas luego de 20 años ininterrumpidos del justicialismo en el poder. Lo dijo días atrás una lúcida dirigente que integra las filas del gobierno: Uñac tendrá que encontrar la manera de refrescar el proyecto, con nombres y con ideas. Eso involucra, asimismo, apartarse cuanto sea posible de la confusión que llega desde Buenos Aires.

En el otro extremo de la polaridad, Marcelo Orrego también tendrá que darle una dimensión provincial a su propuesta. Por supuesto que le convendría un repunte de sus referencias nacionales, empezando por Horacio Rodríguez Larreta. Pero, como dijo Fara, conviene ser cautos en los pronósticos. Sería un error que el santaluceño montara su estrategia únicamente en la eventual ola amarilla. ¿Qué haría diferente si le tocara suceder a Uñac en 2023? Por ahora no está muy claro.

Dijo Rodolfo Colombo la semana pasada en Banda Ancha que están trabajando en un proyecto de gobierno para presentar ante los sanjuaninos. En función de este documento podrían terminar de construir el gran frente opositor que vienen pergeñando para evitar la dispersión del voto. Encontrar coincidencias básicas y ponerlas por escrito será el primer paso.

Lo demás vendrá por añadidura. Si emerge Larreta como favorito, la afinidad de Orrego tendrá sus frutos. El Jefe de Gobierno Porteño arranca con ventaja según las encuestas, por encima del resto de los contendientes internos de Juntos por el Cambio. Pero falta un año todavía. Todo es futurología.

Vale retomar los antecedentes mencionados por Fara, para comprender lo impredecible de la política argentina faltando 12 meses para ir a las urnas: 

-En 2018 Mauricio Macri parecía intocable, frente al desorden del justicialismo y el kirchnerismo que, recién entrado 2019, el año de las elecciones, se unificó y dio vuelta las cosas.

-En 2014, un año antes de los comicios presidenciales, Sergio Massa era la estrella más rutilante del firmamento político argentino. Mucho más que Macri o Daniel Scioli, quienes terminaron yendo al balotaje en 2015.

-En 2021 Javier Milei irrumpía como un verdadero fenómeno en las elecciones legislativas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires pero con el correr de los meses cayó víctima de la polarización entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio. ¿Podrá revertirlo?

-El presidente Alberto Fernández cayó a un  mínimo histórico según el índice de confianza que mide la Universidad Di Tella, pero en octubre acumuló tres meses seguidos de recuperación leve, minúscula. ¿Tiene chances de repuntar en algún momento? ¿Un año es suficiente para dar vuelta la taba?

Todo es ciencia ficción. Por eso resulta entendible que Uñac se acople a la decisión de otros gobernadores de desdoblar calendarios para librar su propia batalla. No obstante, pensar a San Juan aislada del contexto nacional sería ridículo. El voto tiene un componente emocional, analizó días atrás un intendente en un diálogo reservado. Por lo tanto, la gestión en términos estrictos estará condicionada también por otros gestos.

Sostener la obra pública será importante, en especial la construcción de viviendas, la mejora de rutas y la infraestructura. También preservar el delicado equilibrio de las finanzas, atendiendo el pago de salarios y proveedores al ritmo de la inflación desbocada. Pero la política demandará mayor proximidad con el votante. La palabra 'capilarizar' es la que mejor define esta necesidad.

Es lo que viene pidiendo Uñac reiteradamente en las sucesivas reuniones de gabinete. Menos oficina, más territorio. Eso también es provincializar la elección.

Hubo un ejemplo nítido en tal sentido la semana pasada, cuando el gobernador asistió a Chimbas para entregar viviendas del barrio San Cayetano. Junto a Fabián Gramajo acompañaron a cada familia a conocer su nuevo hogar, llave en mano. Hacía mucho calor. El sol pegaba fuerte. La ceremonia casa por casa se extendió durante largas horas. Uñac no pudo llegar hasta el final porque tenía otro compromiso, pero su equipo permaneció al lado del intendente hasta que cumplieron con el último adjudicatario.

Fue mucho más que un acto protocolar. En medio de la incertidumbre, la cercanía cuenta. O al menos esa es la consigna para generar anticuerpos. Antes o después, llegará la ola nacional.


JAQUE MATE